martes, 17 de febrero de 2009

Sobre nuestra Transición

La Transición democrática fue lo que su nombre indica, una simple transición de una dictadura a un régimen parlamentario y no la ruptura con tal régimen franquista. Cambio orquestado y diseñado desde el exterior, por la OTAN. Así lo expresó y reconoció el mismo secretario personal de Franco, y a la vez primo carnal, F. Franco Salgado-Araujo en su libro Mis conversaciones privadas con Franco:

La obsesión de la CIA es conseguir que nuestro Estado tolere primero, y legalice después, la acción de dos partidos, uno de carácter socialista y otro democrático, que deberán tener su expresión en dualidad similar en el campo universitario y en el sindical [...]. La CIA cree que con estas actividades cumple el deber de prever el futuro, pues de lo contrario al régimen débil sucedería el caos, y a éste el comunismo. Su Excelencia me dice: «El gobierno está bien informado de estas actividades, que sigue de cerca».

Despúes de la muerte del dictador todo empezó a moverse, y una de las primeras acciones gubernamentales, para llevar el control absoluto, fue buscar la complicidad de los partidos políticos y algunas centrales sindicales. La siguiente, fue desmantelar a todos los movimientos sociales y al Movimiento Libertario que se oponían a los Pactos de la Moncloa, antes que a los grupos terroristas, como reconocía en unas famosas declaraciones, el entonces ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa: «No me preocupa ETA, quienes, de verdad, me preocupan son la CNT y el Movimiento Libertario».

Después vino la «guerra sucia» del Estado, infiltrando a gente indeseable y de filiación ultraderechista en varias organizaciones de la extrema izquierda y el movimiento anarquista, desembocando en el más llamativo: el caso Scala. Como bien reconoce en esta entrevista para CNN+ a José Ribas (a propósito de su último libro Los 70 a destajo), fundador de la revista Ajoblanco.


Y remato con las últimas palabras del libro El Estado frente a la anarquía de José Luis Gutiérrez Molina:

El paso de la dictadura franquista a la democracia paralamentaria en España no sólo se hizo sobre la base de un pacto de amnesia, ni siquiera de una «reforma política pactada» en la que participaron los partidos políticos de la oposición como el socialista y el comunista. Además fue necesario desactivar cualquier posibilidad contestataria del movimiento obrero. En este hecho estuvo la causa última del caso Scala.

6 comentarios:

prometeo dijo...

Los que ven como un logro nuestra transición y se vanaglorian de ella poniéndola de ejemplo a seguir, en los países de América del Sur lo llamaron "Leyes de punto final".
Cambiaron de régimen pretendiendo al tiempo que los responsables de genocidios, de vulneración de derechos humanos y de atrocidades
perpetradas desde el poder quedaran impunes.
Se aplaude desde aquí cualquier intento (Pinochet) y todo logro por sentar a personajes de la talla de Videla para que respondan de todo ello y luego somos incapaces de juzgar a los que nos subyugaron durante casi 40 años.

KRATES dijo...

¿Cuánto tiempo sin saber nada de usted, Prometeo?

Ya ve, nuestra «modélica» Transición democrática, no lo fue tanto; sino más bien una vergüenza. Una forma de «cubrir las espaldas» de los que se enriquecieron y asesinaron durante el franquismo... Y ahora siguen haciendo lo mismo, o sus descendientes, bajo otras siglas.

El Aullido dijo...

Pues, dentro de lo ya convocado para la XIV Semana Cultural Libertaria en Valladolid está la charla de José Ribas titulada: «Una visión libertaria de la transición española a través de Ajoblanco». Para el lunes 9 de marzo, en el Centro Cívico Esgueva.

CURIO DENTATO dijo...

Sobre la intocabilidad de nuestros dirigentes políticos y nuestra falsa democracia... Interesante artículo de Antonio García Trevijano:

SINVERGÜENZAS

El decoro de los pueblos, su urbanidad, se refleja primordialmente en la exactitud o adecuación de los adjetivos que usan para calificar en público la conducta de gobernantes y poderosos. Tan indecorosos son los epítetos que expresan elogio excesivo, signo de servilismo heredado, como la reprobación timorata, señal de miedo a la autoridad. Las sociedades europeas con tradición autoritaria del Estado nunca alaban sin adular, ni condenan sin paliar. El contraste con los pueblos anglosajones en general, y con EE.UU. en particular, denota las diferencias en libertad de expresión. Entre nosotros es inconcebible que gobiernos, jefes de partidos y medios de comunicación llamen sinvergüenzas a los malhechores desde posiciones de poder, como acaba de hacer el Presidente Obama, llamando sinvergüenzas a los altos ejecutivos enriquecidos con la ruina de las empresas que les pagan. La desvergüenza, descaro cínico o ineducado, no contiene la nota infamante de la palabra sinvergüenza. Más denigrante aún que la de vulgar delincuencia.

Ninguna autoridad, partido o medio de información llamó sinvergüenza, aunque lo era, a Felipe González, cuando gobernaba mediante corrupciones personales y de partido, torturas, escuchas ilegales y asesinatos. Es decir, con los mismos medios ilícitos por los que más del 60 por ciento de la opinión estadounidense, y el Senado, han aprobado una "comisión de la verdad" para investigar el alcance de los mismos delitos cometidos por la Administración Bush. Nadie llamó sinvergüenzas a los Magistrados del TS que, para no estigmatizar al señor X, lo disculparon de comparecer en los procesos contra los cumplidores de sus órdenes. Tal sinvergüenza sigue siendo respetado. Ninguna autoridad, partido o medio informativo llamó sinvergüenza, aunque lo era, a José María Aznar de las Azores, cuando se dirigió por televisión a los españoles pidiéndoles que miraran como de sus labios salía la información de que Bush le había mostrado pruebas objetivas de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Y ahora puede ser llamado, como testigo de evidencias delictivas, por la "comisión de la verdad" que investiga en EE.UU., los crímenes de lesa humanidad que trajo consigo aquella terrible mentira. Y tal paladín de la sinvergonzonería sigue siendo respetado. Nadie llama sinvergüenza, aunque lo es, al Sr. Zapatero, por retrasar maliciosamente la información sobre la crisis económica, a causa de su conveniencia personal, aumentando el tiempo y los daños que causará salir de ella con más dilación de la que era necesaria.

Florilegio

"No llamar sinvergüenzas a los que son poderosos, para no entrometerse en la intimidad de su honor, implica desprecio o ausencia del honor propio."

KRATES dijo...

El mismo Pepe Ribas en su libro Los 70 a destajo describe exactamente, sobre el año 1974, lo que podría, y fue, ser la transición:

«Si el lobo feroz del franquismo progresista se disfrazaba de Caperucita tal como cantaba Sisa, si los comunistas abrazaban el eurocomunismo y los nacionalistas diluían la lucha social mediante sentimientos territoriales e identitarios, y si ese conglomerado de fuerzas alcanzaba un pacto, el cambio social que soñaba la parte más libre del país se iría a pique.»

KRATES dijo...

Ésta es la crónica por CNT-Valladolid de la charla dada por Pepe Ribas el pasado lunes 9 de marzo:

El lunes 9 de marzo tuvo lugar la charla que presumiblemente iba a contar con mayor expectación, como así ocurrió. Con una sala prácticamente llena de asistentes interesados por conocer la historia de Ajoblanco, tal fue así que terminada la charla el ponente Pepe Ribas nos comentó que el interés mostrado por los asistentes le recordaba a sus conferencias dadas en América Latina.

Durante todo el acto, Pepe incidió en la necesidad de recuperar la memoria traicionada y olvidada por los políticos, viendo la necesidad de editar su libro Los 70 a destajo para dar voz a los auténticos protagonistas, los que trajeron la Transición, una transición que llegó antes a Barcelona que a ninguna otra parte porque fue la gente quien se la ganó a pulso. En este sentido cabe destacar que ya en el año 51 hubo una huelga de tranvías con la participación de los anarquistas, así como en el 76 en Gavá con la lucha en Roca. En Madrid había un movimiento de extrema derecha muy fuerte, cosa que en Barcelona no ocurría.

A continuación nos adentró en el universo de Ajoblanco, un grupo de gente que era libertaria en su quehacer diario sin saberlo, con inquietudes y la necesidad de dialogar sin dogmas ni autoritarismos, fruto de una generación con ganas de cambiar las cosas en una etapa de la vida en que estaba todo por descubrir y donde había muchas carencias informativas. En este sentido nos explicó detalles o experiencias más concretas para comprender ese momento de absoluto desconocimiento de la realidad cotidiana como sucedió con el asesinato de Salvador Puig Antich, perteneciente al MIL (Movimiento Ibérico de Liberación). Poco o nada se sabía ni de su asesinato ni del MIL. Tampoco se sabía nada de la CNT, lo cuál se entiende si se tiene en cuenta que durante la postguerra cayeron 17 comités nacionales de la CNT. A toda esta carencia de información y de referentes históricos, cabe destacar la diferente mezcla de culturas e ideologías (en este sentido destacó la aparición del libro California Trip en donde se comenzaba a hablar de los movimientos feministas, de liberación sexual, ecologistas, la lucha de los Black Panthers...).

Los primeros números fueron muy experimentales y cada número que salía doblaba la venta por lo que desde un primer momento hubo muy buena recepción. Recibían 4.000 cartas semanales de los lectores, que en realidad eran los que hacían la revista, llegando a vender 120.000 ejemplares coincidiendo con las Jornadas Libertarias de Barcelona. Con el tiempo empezaron a tomar contacto con colaboradores de los diferentes colectivos sociales como Santi Soler (ex del MIL) o Luis Andrés Edo (recientemente fallecido, de la CNT). Para Pepe Ribas, Edo fue de los pocos que supo diferenciar en aquella época que una cosa era el movimiento libertario y otra bien distinta la CNT (para él existía un claro distanciamiento entre la gente del exilio, los presos y las nuevas generaciones que iban enrolándose al movimiento). Todas estas colaboraciones tenían el objetivo de fomentar la revolución cultural, centrándose en lo educativo. La parte dulce de la revisto duró hasta las Jornadas Libertarias 500.000 asistentes), en donde pusieron todo su equipo al servicio de este gran acto editando el especial Barcelona libertaria. Sin embargo, ocurrieron cosas extrañas como durante el mitin de Montjuic (300.000 asistentes), que hubo ciertos reproches hacia el colectivo acusándoles de pasotismo, cuando para Pepe en realidad esto es lo que ocurría en Madrid con la gente vinculada a la revista Star en la que estaban los conocidos de la «movida» madrileña; Alaska, Almodovar... También Pepe lamentó la oportunidad perdida de debatir abiertamente la relación del mundo sindical con el movimiento libertario. Esta época fue la explosión del movimiento libertario, con cerca de un millón de simpatizantes, funcionando 300 ateneos libertarios.

Sin embargo, el declive llegó paradojicamente con la llegada al poder de Felipe González, ya que para Pepe Ribas el único presidente del gobierno que permitió la libertad de prensa fue Adolfo Suárez. Con el PSOE comenzó el declive, a pesar de que todavía algunos medios reflejaran la realidad como ocurrió con los sucesos del Caso Scala. También nos recordó como con la llegada de Tarradellas empezaron a suceder cosas extrañas en Las Ramblas, apareciendo un grupo fantasma muy radicalizado como era el PCE-i, la proliferación de la heroína en bares frecuentados por libertarios, en los ateneos... lo mismo que ocurrió en el 76 en EE.UU. con los panteras negras. La situación no era propicia para un movimiento libertario que al contrario de los comunistas, de carácter jerárquico, estos necesitaban de las asambleas para funcionar, esta situación debilitaba a un movimiento libertario y a una CNT que se la cargan desde dentro con las infiltraciones y desde fuera con montajes como el del Caso Scala, al ser el principal sindicato que se opuso a los Pactos de la Moncloa. En otros países como Italia también empezaban a suceder cosas muy extrañas (como el secuestro de Aldo Moro). Todo estaba montado para que se repartieran la gran tarta que era la democracia entre los nacionalistas, comunistas y socialistas. Pepe nos habló abiertamente de como la transición se diseñó desde el departamento americano, ya que España era una zona geoestratégica para ellos (un ejemplo de ello eran las bases de Rota y Morón) y necesitaban que hubiera estabilidad. De esta forma se entiende como políticos como Felipe González estuvieron becados por universidades americanas). Otro dato importante para entender todo esto fue el asesinato de Carrero Blanco a los pocos días de plasmar su negativa a la colaboración de España con EE.UU. Es más, en las primeras elecciones municipales el PSOE gana prácticamente en todas partes cuando en el 76 apenas contaba con 1.200 militantes. A su vez se descabezan todos los movimientos sociales. En Cataluña se retoman el problema nacional para dejar de un lado el problema social, y se invitan a un líder como Jordi Pujol. En el plano educativo se cargaron todos los experimentos educativos para imponer una escuela competitiva. Aun así, Pepe nos recuerda que se lograron cambiar muchas cosas y que en la actualidad es el momento idóneo para plantearse muchas cosas después de haber vivido en esta burbuja, siendo la hora de replantearnos los valores, recuperar los espacios de debate y de libertad, con el apoyo de una nueva red como Internet.