El Comité de Ética cree que un investigador fantasma firma en nueve estudios
El hombre que imaginaba la ciencia (17-03-12)
RAFAEL MÉNDEZ - El País
El hombre que imaginaba la ciencia (17-03-12)
RAFAEL MÉNDEZ - El País
El Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha calificado como«sospechosos» 24 de los 36 estudios de la investigación sobre Jesús Ángel Lemus, el científico al que denunciaron compañeros y superiores por temer que inventaba datos. Esto implica que, previsiblemente, la mayoría serán retirados de las revistas científicas, algunas internacionales, que las publicaron. Aún falta para el informe oficial del CSIC.
El caso estalló el pasado 23 de diciembre, cuando compañeros y superiores llevaron a Lemus, becario posdoctoral en la Estación Biológica de Doñana, al Comité de Ética del CSIC. Dudaban de la veracidad de sus trabajos. Los investigadores mostraban que en datos aportados por Lemus había «una gran falta de congruencia» y pedían asesoramiento sobre cómo actuar sobre «las publicaciones que ya han visto la luz».
El Comité de Ética del CSIC comenzó una investigación detallada. La conclusión llegó el pasado 1 de junio, en la que puede ser la última reunión de sus miembros, pues la mayoría cumple los cuatro años de mandato. De ahí salió un avance del informe que fue enviado a los autores principales de los artículos más polémicos por si querían hacer una última alegación.
El dictamen preliminar detalla que tras analizar 36 estudios científicos firmados por Lemus entre 2006 y 2011 hay 24 considerados sospechosos, seis «fiables» y cinco defendidos por dos de los coautores. Un último estudio ya había sido retirado de la revista científica. Aunque el avance enviado por el comité no cita los artículos, hay publicaciones en revistas como Science, PLoS ONE, Environmental Research, Animal Conservation, Environmental Pollution y Journal of Applied Ecology.
El avance de dictamen sostiene que «hay dudas en algunos casos sobre la fiabilidad de los datos realizados (o supuestamente realizados) por el doctor Lemus en la determinación de patógenos en las cotorras y en las chovas». Sí admite que «los procedimientos descritos en los trabajos se ajustan a los parámetros correctos en este tipo de medidas». Este diario intentó ayer, sin éxito, obetener la versión de Lemus, que en marzo defendió su trabajo.
Como segundo punto, el comité afirma que «existen dudas sobre la procedencia de los datos», ya que «las instituciones o empresas donde supuestamente se realizaron los análisis no reconocen su autoría en los citados datos». El Hospital Puerta de Hierro, la Complutense de Madrid, la Universidad de Utrech y la empresa Ingenasa «no reconocen haber trabajado con el doctor Lemus. Solo algunos de sus miembros reconocen, en algún caso, el conocer a esta persona de la universidad y haber realizado una colaboración anterior». Casualmente, Lemus decía que encargaba informes a Ingenasa, la empresa de Carmen Vela, hoy secretaria de Estado de Ciencia.
El Comité añade que «por último, existen dudas razonables sobre la existencia de un supuesto colaborador en la obtención de los datos y por tanto, firmante de varios de los trabajos: J. Grande». Javier Grande firma en nueve artículos, unas veces como investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y otras en el Instituto de Recursos Cinegéticos (IREC), pero no consta que haya pasado nunca por estas instituciones. Es un fantasma.
El resultado es que hay 24 publicaciones que, «aunque podrían ser correctas, sin embargo están sujetas a sospecha, bien por la presencia de un autor desconocido, bien por las dudas sobre la institución donde se realizaron los análisis o por ambas razones».
Lemus, licenciado en Veterinaria por la Complutense de Madrid, se especializó en especies exóticas. En 2010 recibió una beca para la Estación Biológica de Doñana, pero apenas aparecía por allí. Trabajaba desde casa. Se encargaba del análisis molecular de las muestras que los investigadores tomaban en el campo. Así, firmó artículos sobre la presencia de patógenos (virus, bacterias y hongos) en multitud de aves: quebrantahuesos, águilas imperiales, buitres, cuervos…
El Comité asegura que «hay algunos artículos [seis] de los que puede afirmarse que son fiables». El publicado en la revista de mayor impacto, el de Science, se ha salvado de la limpia porque Lemus apenas contribuyó a él aunque figura como firmante. Es un trabajo de 2011 sobre la decoración de los nidos de milano negro.
En otros casos destaca que los científicos que han colaborado afirman que «serían muy difíciles, por su estructura, de falsificar». Aun así, el comité opina que «siempre hay una duda sobre el lugar donde se realizaron los análisis o existe un autor desconocido. Por tanto, deberían considerarse a revisar».
El comité teme «el daño colateral que se realizaría a los científicos más jóvenes, firmantes de los trabajos, si se retiraran estos, ya que verían afectado su currículo sin ser responsables de este problema». Y para evitarlo, recomienda que se repitan los análisis en los casos en los que aún quedan muestras congeladas: «Aunque se trate de un procedimiento costoso y largo, los resultados de estos análisis nos darían una idea de la fiabilidad de los datos obtenidos por el doctor Lemus».
El caso estalló el pasado 23 de diciembre, cuando compañeros y superiores llevaron a Lemus, becario posdoctoral en la Estación Biológica de Doñana, al Comité de Ética del CSIC. Dudaban de la veracidad de sus trabajos. Los investigadores mostraban que en datos aportados por Lemus había «una gran falta de congruencia» y pedían asesoramiento sobre cómo actuar sobre «las publicaciones que ya han visto la luz».
El Comité de Ética del CSIC comenzó una investigación detallada. La conclusión llegó el pasado 1 de junio, en la que puede ser la última reunión de sus miembros, pues la mayoría cumple los cuatro años de mandato. De ahí salió un avance del informe que fue enviado a los autores principales de los artículos más polémicos por si querían hacer una última alegación.
El dictamen preliminar detalla que tras analizar 36 estudios científicos firmados por Lemus entre 2006 y 2011 hay 24 considerados sospechosos, seis «fiables» y cinco defendidos por dos de los coautores. Un último estudio ya había sido retirado de la revista científica. Aunque el avance enviado por el comité no cita los artículos, hay publicaciones en revistas como Science, PLoS ONE, Environmental Research, Animal Conservation, Environmental Pollution y Journal of Applied Ecology.
El avance de dictamen sostiene que «hay dudas en algunos casos sobre la fiabilidad de los datos realizados (o supuestamente realizados) por el doctor Lemus en la determinación de patógenos en las cotorras y en las chovas». Sí admite que «los procedimientos descritos en los trabajos se ajustan a los parámetros correctos en este tipo de medidas». Este diario intentó ayer, sin éxito, obetener la versión de Lemus, que en marzo defendió su trabajo.
Como segundo punto, el comité afirma que «existen dudas sobre la procedencia de los datos», ya que «las instituciones o empresas donde supuestamente se realizaron los análisis no reconocen su autoría en los citados datos». El Hospital Puerta de Hierro, la Complutense de Madrid, la Universidad de Utrech y la empresa Ingenasa «no reconocen haber trabajado con el doctor Lemus. Solo algunos de sus miembros reconocen, en algún caso, el conocer a esta persona de la universidad y haber realizado una colaboración anterior». Casualmente, Lemus decía que encargaba informes a Ingenasa, la empresa de Carmen Vela, hoy secretaria de Estado de Ciencia.
El Comité añade que «por último, existen dudas razonables sobre la existencia de un supuesto colaborador en la obtención de los datos y por tanto, firmante de varios de los trabajos: J. Grande». Javier Grande firma en nueve artículos, unas veces como investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y otras en el Instituto de Recursos Cinegéticos (IREC), pero no consta que haya pasado nunca por estas instituciones. Es un fantasma.
El resultado es que hay 24 publicaciones que, «aunque podrían ser correctas, sin embargo están sujetas a sospecha, bien por la presencia de un autor desconocido, bien por las dudas sobre la institución donde se realizaron los análisis o por ambas razones».
Lemus, licenciado en Veterinaria por la Complutense de Madrid, se especializó en especies exóticas. En 2010 recibió una beca para la Estación Biológica de Doñana, pero apenas aparecía por allí. Trabajaba desde casa. Se encargaba del análisis molecular de las muestras que los investigadores tomaban en el campo. Así, firmó artículos sobre la presencia de patógenos (virus, bacterias y hongos) en multitud de aves: quebrantahuesos, águilas imperiales, buitres, cuervos…
El Comité asegura que «hay algunos artículos [seis] de los que puede afirmarse que son fiables». El publicado en la revista de mayor impacto, el de Science, se ha salvado de la limpia porque Lemus apenas contribuyó a él aunque figura como firmante. Es un trabajo de 2011 sobre la decoración de los nidos de milano negro.
En otros casos destaca que los científicos que han colaborado afirman que «serían muy difíciles, por su estructura, de falsificar». Aun así, el comité opina que «siempre hay una duda sobre el lugar donde se realizaron los análisis o existe un autor desconocido. Por tanto, deberían considerarse a revisar».
El comité teme «el daño colateral que se realizaría a los científicos más jóvenes, firmantes de los trabajos, si se retiraran estos, ya que verían afectado su currículo sin ser responsables de este problema». Y para evitarlo, recomienda que se repitan los análisis en los casos en los que aún quedan muestras congeladas: «Aunque se trate de un procedimiento costoso y largo, los resultados de estos análisis nos darían una idea de la fiabilidad de los datos obtenidos por el doctor Lemus».
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