Los niños piensan de forma muy similar a la que se emplea en la ciencia.
Investigadores de la Universidad de California explican que las
hipótesis, las inferencias causales y el aprendizaje a partir de la
estadística y de la observación son algunos de los métodos usados por
los más pequeños y que los convierten en «pequeños científicos».
La comprensión de las relaciones causales al observar el entorno y la
capacidad de establecer preferencias a partir de unos patrones
estadísticos son algunas de las características de los niños que los
convierten en pequeños investigadores. Ahora, una investigadora de la
Universidad de California en Berkeley se ha adentrado en el aprendizaje
de los más pequeños con un estudio que publica la revista Science y que puede ayudar a mejorar la enseñanza de las disciplinas científicas.
Hace
30 años, pensadores como Jean Piaget –pionero de la teoría del
desarrollo cognitivo– defendieron que los niños pensaban de manera
opuesta al método científico. Él los describía como «irracionales,
ilógicos y limitados al aquí y al ahora», adjetivos que fueron base de
inspiración para algunos modelos educativos y políticos de una época en
la que, por encima de todo, las técnicas de enseñanza se centraban en el
profesor.
Sin embargo, esta nueva investigación refuta las ideas
de Piaget y relata un experimento curioso: dos niños menores de dos años
ven a una persona ‘A’ que coge ranas de una caja llena de ranas, o bien
ranas de una caja en la que solo hay patos. ‘A’ se marcha y otra
persona ‘B’ da a los niños dos cajas, la primera con ranas y la segunda
con patos. Cuando ‘A’ vuelve y extiende la mano, los niños pueden darle
tanto una rana como un pato.
La sorpresa de la científica fue que
cuando la persona ‘A’ había cogido ranas de la caja llena de patos, los
niños le daban una rana porque intuían que prefería las ranas; en
cambio, cuando había cogido una rana de la caja llena de ranas, le daban
indistintamente un animal o el otro porque intuían que su elección
había sido al azar. Este tipo de respuestas «demuestran que los niños
menores de dos años tienen preferencia por patrones estadísticos»,
recoge el estudio.
En la última década algunas líneas de investigación han propuesto
demostrar que los pequeños adquieren conocimiento mediante procesos
similares a la inducción característica de la ciencia: analizan patrones
estadísticos, hacen experimentos y asimilan conocimientos mediante la
observación de lo que hacen los demás.
El uso de los métodos
probabilísticos para conocer el entorno es muestra de la vertiente
científica infantil. Las personas adultas, especialmente los
científicos, son capaces de saber que hay muchas hipótesis compatibles
con la evidencia y que, además, algunas tienen mayor probabilidad de ser
acertadas que otras.
El trabajo explica cómo utilizando la
técnica del ‘tiempo de observación’, un grupo de científicos situó a dos
niños ante dos cajas, una llena de bolas rojas de pimpón y otra con
bolas blancas. Cuando alguien extraía bolas rojas de la caja donde la
mayoría de ellas eran blancas, los niños miraban durante más tiempo que
cuando cogía muchas bolas rojas de una caja llena de bolas rojas. «Los
niños menores de dos años infieren un estado mental subyacente –una
preferencia– a partir de un patrón estadístico», explica el estudio.
Conocer observando a los demás
Otra
faceta del comportamiento científico de los niños es la que les permite «aprender extrayendo conclusiones a partir de lo que hacen los demás».
En su investigación se ha analizado el caso de niños de cuatro años que
veían secuencias distintas de tres acciones con un juguete. Esas
acciones sucedían o no en cada prueba y el análisis estadístico de los
datos sugería que solo las últimas dos maniobras eran necesarias para
activar el juguete.
Sorprendentemente, cuando los niños cogían el
juguete, con frecuencia solo reproducían esas dos acciones relevantes en
lugar de imitar todo lo que habían observado antes, lo que explica que «pueden aprender las relaciones causales observando lo que otras
personas hacen y el resultado de esas acciones».
Saber que los
niños aprenden a partir de la estadística y de las acciones de los demás
del mismo modo que lo hacen los científicos podría facilitar el marco
necesario para que «a partir de ahora se utilice la curiosidad natural
de los niños para diseñar nuevos métodos de enseñar y aprender la
ciencia».
Referencia bibliográfica:
Alison Gopnik. «Scientific Thinking in Young Children:Theoretical Advances, Empirical Research, and Policy Implications». Science, 27 de septiembre de 2012. Vol 337. 10.1126/science.1223416
Alison Gopnik. «Scientific Thinking in Young Children:Theoretical Advances, Empirical Research, and Policy Implications». Science, 27 de septiembre de 2012. Vol 337. 10.1126/science.1223416
Los niños adquieren conocimiento mediante procesos similares a la inducción característica de la ciencia. |
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