La policía cedió ante la presión popular delante de la comisaría que había blindado
Valladolid. Viernes, 7 de febrero de 2014
Miles de personas han salido a la calle para expresar su rechazo a la brutal actuación policial del pasado domingo día 2, a las puertas del restaurante La Parrilla de San Lorenzo, donde dirigentes peperos almorzaban a modo de fin de fiesta de la Convención Nacional del PP celebrada desde desde el viernes en Valladolid.
La protesta, convocada por la Asamblea de Apoyo a las Personas Heridas y Detenidas, ha partido de la plaza Fuente Dorada, donde a las 20.00 horas se ha dado cita la ciudadanía, con tres exigencias: «Absolución de todos los detenidos e identificados. Dimisión inmediata del delegado y el subdelegado del Gobierno e Identificación de los funcionarios agresores y destitución de su cargo».
Tras unos minutos de concentración, los manifestantes han iniciado a los gritos de «Detenidos absolución» y «Libertad, libertad, detenidos por luchar» una marcha por las calles de la ciudad, sin comunicación previa a la Subdelegación de Gobierno y sin asomo de policías de uniforme. La marcha, abierta por los heridos y detenidos que portaban la misma pancarta que el domingo (Paremos la criminalización de la protesta social), se ha dirigido por la Bajada de la Libertad y Angustias hasta la plaza de San Pablo y calle Felipe II, donde se encuentra la comisaría de la Policía.
Un fuerte dispositivo de seguridad había sido desplegado alrededor de las dependencias policiales, con un valla a la altura de la calle Condes de Ribadeo y numerosas grilleras en las vías adyacentes. Mientras el todavía comisario provincial del cuerpo nacional de Policía de Valladolid, Jesús Ángel González ('J') daba órdenes a los antidisturbios —«Luismi, Luismi, reforzar el cordón, reforzar el cordón»—, el jefe superior de Castilla y León, Jesús García, negociaba con la cabecera de la manifestación, dispuesta a continuar su recorrido.
Tras varios minutos de máxima tensión, el jefe regional ordenó la retirada a las aceras de los agentes y accedió al paso de la manifestación con el compromiso de la cabecera de que no se producirían incidentes. Y así sucedió, aunque el discurrir de los manifestantes fue lento y dirigiendo sonoros gritos a los agentes que custodiaban el edificio: «La policía tortura y asesina»; «No sois nada sin cocaína»; «No son funcionarios, son mercenarios»; «Vergüenza me daría ser policía»; «Asesinos, asesinos»; «Vosotros, fascistas, sois los terroristas»... Muchos manifestantes mostraban a los agentes la fotografía de uno de sus compañeros, que especialmente el domingo se ensañó con los que participaron en el recorrido por la zona del Coca tras la manifestación contra el paro y los recortes. La fotografía iba acompañada del siguiente texto: «Peligroso. Abusa del uniforme y es muy violento».
Los manifestantes han continuado su marcha hasta el final de Felipe II coreando el «Sí se puede, Sí se puede» y «El pueblo unido jamás será vencido», para por Leopoldo Cano volver a la calle Angustias, Bajada de la Libertad, Fuente Dorada, Ferrari, Plaza mayor, calle Santiago hasta la sede del PP, cuya fachada todavía conserva los restos de pintura roja de la anterior protesta. Allí los gritos más coreados han sido: «Partido Popular, partido criminal», «Estos nos pasa por tener un Gobierno facha»; «Al PP el fascismo se le ve», «Dónde están los niñatos del PP»...
La marcha ha abandonado la calle Alcalleres para alcanzar Duque de la Victoria y concluir en Fuente Dorada cerca de las diez de la noche: Dos horas en las que el centro de la ciudad ha estado tomado por ciudadanos pacíficos pero indignados.
Mal olor en la ciudad
Tres de los heridos el domingo han procedido a dar lectura a un comunicado, que después de agradecer la solidaridad demostrada, recordaba la Convención Nacional del PP:
«La semana pasada nuestra ciudad empezó a oler mal. Llegaba un tufo como a corrupción, latrocinio, especulación, fascismo, moralina opusiana, dinero negro y economía criminal; olía como se hubieran venido a privatizarnos hasta el oxígeno. Eso se debía al desembarco de unos señores y señoras que venían a decirnos que había que apretarse el cinturón y ser austeros, mientras se paseaban con coches de alta gama, ocupaban los alojamientos más caros de la ciudad, se daban banquetes en los restaurantes más lujosos y reservaban locales de ocio para sus eventos privados; lo que acostumbran a hacer durante todo el año en sus respectivos lugares de procedencia».
«La semana pasada nuestra ciudad empezó a oler mal. Llegaba un tufo como a corrupción, latrocinio, especulación, fascismo, moralina opusiana, dinero negro y economía criminal; olía como se hubieran venido a privatizarnos hasta el oxígeno. Eso se debía al desembarco de unos señores y señoras que venían a decirnos que había que apretarse el cinturón y ser austeros, mientras se paseaban con coches de alta gama, ocupaban los alojamientos más caros de la ciudad, se daban banquetes en los restaurantes más lujosos y reservaban locales de ocio para sus eventos privados; lo que acostumbran a hacer durante todo el año en sus respectivos lugares de procedencia».
«Todo esto lo hacían», continúa el comunicado, «custodiados por una guardia pretoriana que militarizó Valladolid durante el fin de semana. Al otro lado de las vallas y de los cordones policiales estábamos desahuciados, mujeres afectadas por el proyecto de ley del aborto, jóvenes condenados al exilio, pardas y precarias, estudiantes sin beca, jubilados con pensiones raquíticas y dependientes sin prestación; lo que un miserable con porra y placa calificó como 'parásitos sociales'. A este lado del cordón policial tal vez no oliese a lechazo y cochinillo, pero se respiraba dignidad. La misma que se respira ahora y aquí. Les llamemos casta política, burguesía, 1% o élites económicas, lo que está claro es que no son de las nuestras, porque está claro que no padecen nuestros sufrimientos, que ellos mismos provocan».
Exigencias
El comunicado recoge las tres exigencias de la Asamblea de Apoyo a las Personas Heridas y Detenidas:
«1ª. Retirada de todos los cargos para nuestros compañeros detenidos, y por supuesto que se abra ningún procedimiento nuevo contra las personas identificadas. No podemos dejar de denunciar el burdo montaje policial que vamos conociendo poco a poco. Nos parece absolutamente vergonzoso que un cuerpo que se autodenomina profesional proteja a sus miembros más miserables mediante el falseamiento de la verdad.
»2ª. La dimisión del subdelegado del Gobierno, José Antonio Martínez Bermejo. Le consideramos responsable último de la carga producida. Pero independientemente de eso, su gestión ha sido nefasta. Primero alegando que no hubo tal carga, luego que fue una defensa al ataque violento de los manifestantes, después haciéndose eco de la justificación policial. Ahora abren una comisión de investigación. Si quisieran conocer la verdad lo habrían intentado desde el primer momento, y no cuando este asunto se ha convertido en un problema político de primer orden en la ciudad. Les recordamos, por si les sirve de algo, que la Audiencia Provincial de Madrid resolvió que un escrache no es sino un mecanismo de participación ciudadana.
»3ª. Queremos que se identifique a los salvajes, que se les expulse del cuerpo y que se les abra un procedimiento judicial. por nuestra parte vamos a emprender acciones legales y vamos a llegar hasta donde haga falta para que algunos personajes paguen caro por lo que hicieron.»
Para vencer
También en el comunicado, entre otras cosas, se afirma que «el movimiento popular avanza» y se exalta la actitud de Javier —uno de los heridos— que golpeado numerosas veces en las extremidades y en la cabeza, manteniéndose firme, le dijo a su agresor que no le iba a doblegar por mucho que le apalease. «¡Que se enteren bien, no nos vamos a arrodillar jamás, hemos llegado para vencer!».
El comunicado también recordaba los últimos sucesos vividos en Ceuta y reclamaba vídeos y fotografías para cursar la denuncia.
Durante la lectura del comunicado hubo un intento de ponerse en contacto con Encarna, la mujer que permanece ingresada en el Clínico como consecuencia de la carga del domingo, pero fue imposible [al principio]. Encarna, a la que se recordó en varias fases del recorrido de la manifestación —«No estamos todas, falta Encarna»— se echó a llorar y a duras penas trasladó su agradecimiento a todos los que permanecían en Fuente Dorada, con los que, dijeron, querían volver a estar cuanto antes.
Por megafonía, antes de descovocar la manifestación, se invitó a acudir el domingo, día 9, a las 12 del mediodía, ante el restaurante La Parrilla de San Lorenzo, donde hace una semana comían dirigentes del PP mientras que los que se manifestaban en la calle eran apaleados por la UIP con base en Valladolid.
El miércoles, día 12, tendrá lugar una nueva asamblea en el Ateneo Republicano.
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