jueves, 1 de mayo de 2014

8 HORAS

26 abril 2013

Los «mártires» de Chicago no murieron simplemente por las 8 horas. Cuando se referían a ocho horas de trabajo, ocho horas de sueño y ocho de recreación no se referían a sentarse frente al televisor, la computadora, ir a pasear al supermercado, drogarse o ir a la cancha. Esas ocho horas eran necesarias para la agitación proletaria, para la instrucción revolucionaria, para crear lazos de afinidad y socializar con sus pares.

Hoy el llamado tiempo libre, es justamente libre de todo aquello. Cuando no es un ocio consumista y alienado, es un modo de descansar del fatídico trabajo o de reponerse para volver a él. Y cuando se está desocupado, se tiene todo ese tiempo libre para venderse «libremente», la diferencia es que nadie paga esa agobiante búsqueda de comprador de nuestra fuerza de trabajo.

Nos cuesta oponer trabajo a ocio ya que los sentimos complementarios. A esta separación deberíamos oponer una actividad vital de realización de nuestra humanidad fuera y contra el sistema capitalista, plena en la revolución social y saboreada en la lucha por ella.


3 comentarios:

Loam dijo...

Suscribo este escrito de principio a fin.

Salud!

KRATES dijo...

Tras leerlo... Me acuerdo ahora de unas palabras del mitín pronunciado por Anselmo Lorenzo, en el Teatro Rossini (en los Campos Eliseos de Madrid), el 22 de octubre de 1871, y nos decía:

«Hemos pedido rebaja en las horas del trabajo, porque necesitamos libertad para pensar, para estudiar, para aceptar nuestra responsabilidad de ciudadanos; hemos reclamado el tiempo que nuestros explotadores nos roban, y que necesitamos para dedicarlo a nuestros intereses morales. La rebaja en las horas de trabajo no es la holganza.»

Piedra dijo...

El problema es la triste realidad, que la inmensa mayoría usan ese tiempo para hacer horas extra o para perderlo en ocio diseñado por el poder: el bar y el supermercado, así que realmente ese tiempo lo rentabiliza el estado recuperando lo que paga a sus esclavos.

Salud!