El Vaticano ha sancionado a Jon Sobrino, el principal teólogo –vivo- de la Teología de la Liberación.
Es importante el matiz de vivo porque los paramilitares y las dictaduras centroamericanas mataron a muchos. Ahora el Vaticano intenta callar la voz de los que sobrevivieron. Siguen corriendo tiempos difíciles para la verdad y la justicia.
Apenas existen en nuestro mundo Maestros a los que escuchar y de los que aprender, personas que transmitan con sus palabras y sobre todo con su vida, lo que significa de verdad pensar en los demás. Jon Sobrino es uno de esos Maestros y lo digo porque tuve la suerte de poder escucharle el verano pasado en Santander, en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo.
Su altura teológica, filosófica y de conocimiento del mundo real está muy por encima de cualquiera de los que, desde el Vaticano, pretenden juzgarle. Su cercanía, su capacidad de escucha y de magisterio sorprenden al acercarte a él. La jerarquía de la Iglesia se equivoca cuando castiga a los mejores entre los suyos (Leonardo Boff y tantos otros).
En este mundo, donde casi todos hemos perdido la fe en poder dejar a nuestros hijos un mundo mejor del que hemos encontrado, sólo las palabras de gente como Jon Sobrino nos permiten tener esperanza al saber que hay gente inteligente, comprometida y valiente que puede mostrarnos un camino.
Por encima de pertenecer a una religión u a otra, existe la capacidad de reconocer a las personas que hablan llenas de verdad, porque han estado donde se sufre, en los arrabales del mundo, a donde llegan las consecuencias de las políticas tomadas en los centros de poder.
Jon Sobrino tiene toda la legitimidad del Evangelio, aunque el Vaticano se empeñe en negarlo. La verdad exige valentía y compromiso; tal vez la Iglesia prefiera guardar sus privilegios callando las voces de los más cercanos al mensaje de Jesús.
5 comentarios:
Lo primero que quiero decir es que seas bienvenida a esta experiencia y a este proyecto que nos traemos entre manos desde hace tiempo, corto eso si, y que sin duda nos será a todos de utilidad y provecho.
Dicho ésto....
Al margen del carácter religioso de Jon Sobrino y de sus creencias, no hay duda que este hombre es consecuente con sus principios y que hace más por los necesitados y por los que son más desfavorecidos, sobre todo en Latinoamérica, que toda la chusma vaticana, que sigue persigiendo incluso a sus propios miembros.
Desde el Vaticano siempre se ha intentado favorecer a las clases altas y previlegiadas de la sociedad como garante de su propia continuidad en la sociedad moderna, y usar a las clases más desfavorecidas para controlarlas.
También es cierto que la iglesia ha practicado siempre el doble juego.Por una parte, me arrimo a las clases dominantes, y por otro, creo movimientos cristianos de base, y así me garantizo tener controlados todos los extratos de la sociedad.
Exacto, Prometeo, la Iglesia católica juega en los dos bandos. ¡Qué pícara es!
Durante las primeras décadas del régimen franquista, apoyaron al dictador. Luego, desde el Concilio Vaticano II, fue una de las instituciones que más "batallaron" la dictadura de Franco, cuando surgió la figura del "cura obrero" (incluso hubo una cárcel especial para sacerdotes). Los fachas de entonces eran cuando decían: Tarancón al paredón. Eran otros tiempos más "progres".Con Juan Pablo II, volvieron los jerarcas al conservadurismo tradicional.
Durante los años de la segunda Guerra Mundial, muchos eclesiásticos apoyaron a los nazis, fascistas y semejantes. Tenemos el caso de monseñor Tiso, presidente de Eslovaquía y pronazi. En Croacia, muchos de los cabecillas ustachas eran franciscanos que asesinaban serbios y judíos. El clero alemán apoyó a Hitler, como el austriaco. Los católicos ucranianos colaboraron con los invasores nazis. Leon Degrelle, el fascista belga, creo el REX (partido Rexista) y miembro de las SS. El Papa Pio XII, se calló ante el Holocausto. Y saliendo del cristianismo, los musulmanes bosnios y albaneses, se llevaron muy bien con éstos.
Por no hablar de quiénes fueron los que difundieron las ideas antisemitas modernas: el clero católico.
No soy creyente, pues no hace falta Dios, para queren un mundo mejor. La Iglesía católica tiene un pasado que da poco por desear.
Por no decir del anterior papa, que por un lado condena enérgicamente la Guerra de Irak, y por otro no duda en recibir en audencia privada a Aznar y a toda su familia.
¡HIPÓCRITAS!
Mientras en África y en América Latina los más desfavorecidos luchan por sobrevivir y huir de la miseria, el Vaticano persigue a los que hacen de su creencia su modus operandi, o "contamina" con su peculiar modo de ver las cosas, permitiendo la super-población (con el consiguiente avance de la hambruna) y la propagación del SIDA.
¿No les condenó Dios a ganarse el pan con el sudor de su frente?....Pues ya va siendo hora de que empiecen a cumplir su penitencia.
Krates y Prometeo, tenéis mucha razón. No hace falta ser creyente para desear un mundo mejor y la iglesia católica, como las demás, actúa con mucha hipocresía, utlizando a los que, desde dentro de ella, actúan de buena fe.
Para mí es un misterio ese de la fe que mueve a las personas a tener una parcela de su vida en la que no se hacen preguntas, obedeciendo a una jerarquía que saben injusta y arbitraria.
Cuando se repasa la historia de la iglesia, incluso hoy en día, con sus actuaciones en los escándalos de las diócesis de EE.UU y los casos de pederastia o las monjas que han sufrido abusos en muchas partes de Africa por sus propios obispos y que el Vaticano ha acallado, uno se pregunta cómo es posible que mucha gente siga considerando a la curia romana como seres capacitados para marcar la conducta moral de las personas.
Me gusta mucho poder pertenecer a este foro donde, a pesar de la distancia, podemos hablar de las cosas que nos preocupan.
Ahí está uno de los casos de hipocresía de los eclesiásticos, cuando sale el tema de abusos pederastas por parte de clérigos, la jerarquía hace todo lo posible por taparlo y evitar escándalo (impidiendo que el tema no llegue a los tribunales). Y por ende, se "rasgan las vestiduras" sobre la posible adopción de menores por parejas homosexuales, recurriendo al bienestar de los niños.
Poco se acuerdan de los niños víctimas de la pederastía efectuada por sus sacerdotes.
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