Los antidepresivos causan más
daños que beneficios. Esta ha sido la conclusión de un
reciente artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology, que
lleva por título: Primum Non Nocere: An Evolutionary Analysis of Whether
Antidepressants Do More Harm than Good («Ante todo no hacer daño: un
análisis evolutivo sobre si los antidepresivos causan más daños que beneficios»).
El artículo ha vuelto a poner
sobre la mesa el debate en torno a la utilización de los antidepresivos, tan
habitualmente prescritos por los médicos de Atención Primaria y los
especialistas en salud mental, y que en los últimos años ha sido objeto de importantes
críticas, como la realizada por el equipo de Irving Kirsch (más
información aquí). En esta
ocasión, ha sido un equipo de investigación de la Universidad de
McMaster (Ontario, Canadá), liderado por el biólogo evolutivo Paul
Andrews, quién ha lanzado la voz de alarma.
Los autores del estudio han
analizado el impacto de los antidepresivos en todos los procesos biológicos del
cuerpo humano, concluyendo que, incluso en el mejor de los casos, los
beneficios de estos fármacos no son comparables a los riesgos que conllevan
para el organismo, entre los que se incluye la muerte prematura en
pacientes de edad avanzada.
Según explican los investigadores,
hay que tener en cuenta que el mecanismo de acción de los antidepresivos se
basa en aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, dado su papel
regulador del estado de ánimo. Sin embargo, la serotonina es un
neurotransmisor involucrado en otros muchos procesos, como la digestión, la
coagulación de la sangre, la reproducción o el crecimiento.
De esta manera, y tras analizar el
uso de estos fármacos en diferentes estudios, el equipo de Paul Andrews
advierte que los antidepresivos conllevan serios efectos negativos en todos
estos procesos que normalmente son regulados por la serotonina. Entre estos
riesgos, destacan: problemas de crecimiento y desarrollo en bebés, problemas de
estimulación sexual y de la función y desarrollo de los espermatozoides en
adultos, dificultades digestivas (diarrea, estreñimiento, indigestión...) y
dificultades en los procesos de coagulación (sangrado anormal), así como riesgo
de accidente cerebrovascular en personas mayores. Además, los datos analizados
muestran que las personas mayores que toman antidepresivos tienen una tasa
de mortalidad más elevada en comparación con un grupo control.
Para el director del estudio, las
pruebas son amplias y evidentes respecto a los efectos nocivos de los
antidepresivos. Sin embargo, añade, «hasta ahora los debates precedentes
sobre los antidepresivos no tenían en cuenta la evaluación global del efecto de
estos fármacos en todo el organismo» (...) En este sentido, «tenemos
que ser mucho más cautelosos en cuanto al uso generalizado de estos
medicamentos», ya que «a millones de personas se les receta
antidepresivos cada año, y el saber común acerca de estos fármacos nos hace
creer que son seguros y eficaces». No obstante, advierte, los datos
de este estudio "podrían cambiar nuestra forma de pensar respecto a
estos fármacos tan conocidos". Si ampliamos nuestro punto de vista y
evaluamos su efecto global: «se obtiene un beneficio mínimo frente a una
importante lista de efectos negativos».
Referencia:
Fuente: ScienceDaily
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