jueves, 2 de enero de 2014

Vagabundos contratados limpian las zonas contaminadas por Fukushima


(31/dic./2013)

Un sin número de subcontratistas que realizan las obras de descontaminación radiactiva en Japón a menudo llegan a contratar a los vagabundos, pagándoles el salario menor que el salario mínimo oficial o incluso convertiendolos en deudores.

Casi tres años después de la catástrofe, las obras de limpieza de la zona contaminada en Fukushima no cumplen con el cronograma oficial, debido tanto a la falta de la supervisión, como a la escasez de trabajadores.

Tras varios escándalos, causados por la revelación de que la mafia yakuza suministra indigentes para trabajar limpiando la planta nuclear de Fukushima, en Japón, la agencia Reuters llevó a cabo una investigación especial sobre la cuestión. Reveló los esquemas opacos de la manera en que se organiza el trabajo de limpieza de la contaminación radiactiva.

Un número elevado de empresas, desde grandes hasta a subcontratistas menores involucrados en el proceso de descontaminación, pagado con los impuestos de los ciudadanos nipones, es precisamente lo que impide monitorear el proceso de financiamiento. La abundancia de diferentes contratos y subcontratos para realizar cada obra llevan a que en muchos casos las empresas mayores se abstienen de participar en estas obras.

Se desconoce el número total de las empresas involucradas, pero en las 10 ciudades más contaminadas en el norte de Japón, Reuters halló 733 compañías que realizan trabajos para el Ministerio de Medio Ambiente. Entre estos, 56 subcontratistas, que realizan obras por un valor total de 2,5 mil millones de dólares, en realidad deberían de ser excluidas de las obras públicas, por no haber sido controladas por el Ministerio de la Construcción.

Otras cinco empresas ni siquiera habían sido identificadas, ya que no son registradas por el Ministerio, no tienen números de teléfono, ni páginas web propias. De la misma manera, se desconoce la información básica sobre sus propietarios. Cabe mencionar que las redes ilegales de intermediarios y los mafiosos también están presentes.

Contratar a vagabundos por el salario mínimo es la manera como estos subcontratistas a menudo encuentran a los trabajadores, para limpiar la zona contaminada radiactiva de Fukushima. Sin embargo, incluso esta cantidad de dinero no siempre se paga por completo.

En algunos casos destacados por Reuters, ni siquiera la tercera parte del dinero que el gobierno japonés manda para realizar las obras de descontaminación, llega a los propios obreros. Los subcontratistas se quedan con la mayor parte de este dinero, pagando a los obreros vagabundos la nómina de 6 dólares por hora, mientras el salario mínimo oficial garantizado por el Gobierno para trabajar en Fukushima es de 6,5 dólares.

Por si fuera poco, en muchos casos los trabajadores acaban debiendo el dinero a sus empleadores: de su salario se les quita automáticamente el pago por el alojamiento, la comida, lavandería, etc.

En el mismo tiempo el mayor problema sigue siendo la falta de los obreros. Según el operador de la planta atómica Daiichi en Fukushima, Electric Power Co. (Tepco), el desmantelamiento de esta planta requiere por lo menos 12.000 obreros, mientras por ahora son tan solo 8.000.

Es la predominancia de las ofertas de trabajo sobre las solicitudes que permite a las empresas contratar inpunemente a vagabundos y desempleados. Ante todo es la consecuencia de los dos mayores problemas laborales nipones: las regulaciones del mercado laboral muy estrictas y la escasez de la gente que se encuentra en la edad laboral, debido al envejecimiento de la población.

2 comentarios:

Javier Del Canto dijo...

La última frase del articulo es un canto neoliberal clarisimo. ¿Desde cuando la excesiva regulación perjudica al trabajador? ¿Desde cuando el que haya mas trabajo que trabajadores perjudica al trabajador?

KRATES dijo...

Mejor lo que dice en el ante-antepenúltimo párrafo que dice que más de las dos terceras partes del dinero destinado por el Gobierno a la contratación de gente se lo quedan los intermediarios. Habrá mucha 'regulación laboral', pero de control nada de nada.