¿Está realizando la canciller alemana Angela Merkel un nuevo tipo de guerra de conquista? Esa parece ser la pregunta que se impone ante las declaraciones de varios miembros de su coalición gubernamental.
Es sabido que Alemania utilizó las reglas de la Unión Europea en beneficio propio para aumentar sus exportaciones dentro de la zona euro en detrimento de sus socios más pequeños, esencialmente de Grecia y Portugal. Esa actitud agresiva, combinada con diversos problemas de gestión, ya condujo Grecia a la bancarrota.
El diputado alemán Frank Schaffler (FDP) indicó que como contrapartida al mantenimiento de Grecia dentro de la zona euro y al saneamiento de sus cuentas, Atenas tendrá que ceder a Berlín algunas de sus islas no habitadas. El diputado Marco Wanderwitz (CDU) subrayó que Atenas debería pagar por cualquier tipo de ayuda alemana, ya sea de carácter directo o gestionada a través de la Unión Europea. También mencionó la cesión de territorio como moneda de cambio.
El semanario alemán de gran tirada Bild am Sonntag, precisa por su parte los términos de ese intercambio: «Nuestro dinero a cambio de Corfú». Alemania ya logró recuperar su influencia en la región de los Balcanes mediante su activa participación en las guerras que pusieron fin a la existencia de Yugoslavia.
Ante la hipótesis de una cesión forzosa de varias islas griegas a Alemania, quedaría por determinar si ese tipo de intercambio es compatible con el derecho internacional y con los tratados europeos. En otras palabras, habrá que averiguar si la guerra financiera puede desembocar en una conquista territorial con carácter legal.
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