PARÍS, 7/diciembre/2011 (IPS
Noticias). - Mansiones a un lado del camino y tugurios del otro. Personas que
hacen fila por un plato de comida, mientras privilegiados se trasladan en
automóviles lujosos con vidrios espejados. Son algunas de las paradojas de la
crisis económica y financiera global.
Estas imágenes son solo algunas de
las contradicciones observadas por Danielle Nierenberg en el viaje que la llevó
por 30 países para supervisar el estudio «Estado del Mundo 2011:
Innovaciones que nutren el planeta», del Worldwatch Institute.
«Puedes ver las marcadas
diferencias muy fácilmente en un solo país, y todos los días», dijo a IPS. «En
África no parece que la recesión haya afectado a los más ricos. Perjudicó más a
los más pobres», apuntó.
Nierenberg se encuentra esta semana
en París para presentar «Comment Nourrir 7 Milliards d’Hommes» (Cómo alimentar
a siete millones de personas), la edición francesa del estudio de la
institución con sede en Washington.
El informe se concentra sobre todo
en la agricultura de África, pero su presentación coincide con la de un estudio
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
que detalla la creciente brecha entre ricos y pobres en los 34 países miembro
de la OCDE,
entre los que están todos los industrializados.
Ambos estudios llaman a los
gobiernos a tomar medidas para aliviar la pobreza y la desigualdad e invertir
más en los sectores necesitados, ya sea en los países en desarrollo o en los
industriales.
El informe de la OCDE expresa con cifras y
gráficos lo que es una realidad para muchas personas que trabajan en el terreno
en varias regiones del mundo.
El estudio de la OCDE «Divididos estamos: Por qué aumenta la desigualdad» indica
que «el ingreso promedio de 10 por ciento de las personas más ricas representa
nueve veces el del 10 por ciento de las más pobres», en los países que integran
la organización.
Aun en «países tradicionalmente
equitativos», como Dinamarca, Suecia y Alemania, la brecha en materia de
ingresos pasó de cinco a uno, en los años 80, a seis a uno, en la actualidad. Pero la
distancia aumenta de 10 a
uno en Gran Bretaña, Italia y Corea de Sur, y de 14 a uno en Estados Unidos,
Israel y Turquía, señala el informe.
Los últimos datos de Estados Unidos
muestran que la «parte de los ingresos por hogar, tras el pago de impuestos,
del uno por ciento de la población más rica aumentó más del doble entre 1979 y
2007, mientras que la del 20 por ciento más pobre cayó de siete a cinco por
ciento en igual periodo».
«Es una de nuestras evaluaciones
más importantes», señaló el secretario general de la OCDE, Ángel Gurria, en la
presentación del estudio en la sede parisina de la organización. «Decimos “divididos
estamos”, porque crecimos en la inequidad», explicó.
«Unos pocos países lograron ir
contra la corriente», puntualizó Gurria. En los últimos tiempos, la desigualdad
cayó en Chile y México, pero los ingresos de las personas más ricas siguen
siendo 25 veces más que la de las más pobres, apuntó.
Fuera de la OCDE, la desigualdad es mucho
mayor en algunas economías emergentes. Por ejemplo, el gobierno de Brasil tomó
medidas para redistribuir la riqueza y logró bajar la inequidad en la década
pasada, pero la brecha sigue siendo de 50 a uno, o cinco veces el promedio de esa
organización.
«En países que no son miembros de la OCDE, un periodo de
crecimiento sostenido permitió sacar a millones de personas de la extrema
pobreza», declaró Gurria.
«Pero los beneficios del fuerte
crecimiento económico no fueron distribuidos de forma equitativa. La amplia
brecha en materia de ingresos se ensanchó más. Entre las economías emergentes
dinámicas, solo Brasil logró reducir la desigualdad en forma significativa»,
añadió.
La principal razón de la creciente
desigualdad en los ingresos obedece a la amplia brecha en materia de salarios,
la reducción de beneficios y los recortes de impuestos a las personas con más
dinero, señala la OCDE.
Gurria y Nierenberg coincidieron,
cada uno por su lado, en que la crisis económica y financiera global aumentó la
urgencia de que los gobiernos tomen medidas sobre estos asuntos.
«El contrato social comienza a
deshacerse en mucho países», indicó Gurria. La sensación de «inseguridad y
miedo al deterioro social alcanzaron a la clase media en muchas naciones. La
gente siente que carga con el peso de una crisis que no causó, mientras que las
personas de mayores ingresos parecen haberse salvado», explicó.
Las recomendaciones de la OCDE incluyen aumentar la
tasa impositiva marginal a los ricos, puntualizó.
«Cuando se habla de los más ricos
entre los ricos, estamos diciendo que hay espacio para aumentar los impuestos»,
señaló respondiendo a una pregunta. «Recomendamos elevar los gravámenes al
consumo, a la propiedad y al carbón», añadió.
Sin embargo, evitó referirse a la
postura de la OCDE
respecto del impuesto a las transacciones financieras (ITF), propuesto por
numerosas organizaciones no gubernamentales así como por algunos conocidos
economistas.
Guillaume Grosso, director de la
organización ONE
en Francia, señaló que aumentar los impuestos a las personas más ricas es solo
una parte de la solución a la desigualdad.
«Algunas empresas pagan impuestos,
lo que permitirá redistribuir el dinero a los más pobres, pero está claro que
el sector financiero no paga su parte, y mucha gente sostiene que es
responsable de los problemas actuales», dijo a IPS.
«La idea del ITF para el desarrollo
es muy simple, pues se introduce un impuesto muy pequeño sobre las
transacciones financieras. Es casi imperceptible, pero justo. Y es la primera
vez que pedimos un esfuerzo a este sector y el dinero podría usarse para luchar
contra la pobreza en los países más necesitados», añadió.
El estudio de la OCDE tampoco se concentró en
la cuestión de la transparencia, observó Grosso.
«Básicamente necesitamos saber cómo
usa el Estado el dinero que tiene», remarcó. «Una de las cuestiones clave es
que a menudo, y en especial en los países más pobres, es muy difícil de saber»,
añadió.
«Uno de los ejemplo más llamativos
es Guinea Ecuatorial, en África, donde el producto interno bruto por habitante
es similar al de Grecia o Portugal, pero dos tercios de la población vive con
menos de un dólar al día», indicó.
ONE propone crear un marco legal
que sea adoptado por los países ricos para que «sepamos dónde ponen las
empresas de gas y petróleo el dinero», indicó Grosso.
«Queremos transparencia en la forma
en que publican lo que pagan a los gobiernos. Estas son las cosas que la OCDE no puede decir», añadió.
Nierenberg, por su parte, también
reclamó mayor transparencia, en especial en la forma en que las economías ricas
y emergentes compran tierra para dedicarlas a la agricultura (concentración de
la propiedad) en África, lo que aumenta la pobreza y la desigualdad en algunos
países.
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