Mas miente cuando hace creer a los catalanes (agobiados, al igual que el resto de los españoles y muchos europeos, por la política regresiva y de ajustes) que la independencia, como el bálsamo de Fierabrás, solucionará todos sus males. Miente porque sabe que la ruptura de una unión económica como la española -cuando la unión europea está aún por construir y no funciona- solo puede tener un efecto: empeorar la situación económica tanto de Cataluña como de toda España.
Miente cuando dibuja una Cataluña independiente como la
tierra prometida que mana leche y miel y asegura un crecimiento económico mayor
que el de la media comunitaria, menores tasas de desempleo y situar la economía
catalana entre las veinte más competitivas del mundo. Promesas que tienen el
mismo valor que las realizadas en la campaña electoral de 2010 cuando anunció
que reduciría a la mitad la tasa de paro; pero lo cierto es que desde entonces
170.000 catalanes más han pasado a engrosar las filas del desempleo.
Mas miente y lo sabe cuando afirma que su Administración
será más eficaz contra el fraude fiscal, porque una de las características de
la trayectoria de CiU en las Cortes ha consistido en apoyar o propiciar todas
las peticiones de los distintos grupos de presión para conseguir mecanismos de
elusión fiscal o para hacer más laxa la actuación de la Administración
tributaria. ¿Acaso no fue CiU el grupo que planteó en el Congreso la enmienda
por la que se retiraba a la Agencia Tributaria
la competencia sobre las SICAV para atribuírsela a la Comisión Nacional
del Mercado de Valores, permitiendo así que las grandes fortunas de este país
continuasen utilizando, con fraude de ley, este instrumento de inversión
colectiva privilegiado fiscalmente? ¿Y acaso no fue CiU la que pretendió y
consiguió que tal medida se aprobase con carácter retroactivo para dejar sin
valor las actas de inspección que se habían levantado a las falsas SICAV?
Artur Mas sabe que miente cuando anuncia que bajará los
impuestos porque es seguro que sí, que se los bajará a los empresarios, a las
rentas de capital y a las rentas altas, pero a condición de subir los tributos
indirectos o los gravámenes sobre las nóminas. Por sus frutos los conoceréis y.
en materia de política económica y, desde luego fiscal, CiU se ha manifestado
siempre como la formación política más reaccionaria del Estado español, sin que
le pueda servir de coartada haber estado en contra del franquismo.
Mas miente cuando identifica exclusivamente el
autogobierno con el gobierno de la Generalitat, porque todo gobierno, bien sea
municipal, autonómico, central o europeo, será autogobierno si es democrático y
será tanto más autogobierno cuanto más democrático sea, sin importar demasiado
su cobertura geográfica.
Mas falta a la verdad cuando asegura que Cataluña en su
comercio exterior no necesita ya de España y le basta con Europa, porque si
bien es cierto que las exportaciones de las empresas catalanas se han
multiplicado por tres entre 1995 y 2008, las importaciones también lo han hecho
en una proporción similar (de 25.703 millones de euros a 77.233), con lo que el
déficit comercial con el extranjero ha pasado de 7.992 millones en 1995 a 26.718 millones en 2008.
Solo el superávit con el resto de España, que se ha incrementado de 13.725
millones de euros en 1995, hasta los 19.293 millones en 2008, compensa
parcialmente este déficit exterior. Artur Mas sabe que Cataluña, sin las
compras de España, no se encontraría del lado de Alemania con superávit en la
balanza de pagos, sino entre el grupo de los países que, como España. Portugal
y Grecia, presentan un fuerte déficit, origen en buena medida de sus problemas.
Mas sabe que engaña a los catalanes cuando les oculta que
la ruptura con España implicaría automáticamente la salida de la Unión Europea,
cuando habla y no habla de independencia y cuando presenta a España como el
problema y a Europa como la solución, porque lo cierto es que es la Unión Europea, y más
concretamente la Unión
Monetaria, el origen del problema. (Es) Esa Unión Europea de
los mercaderes y de los financieros, la Unión europea del capital, es la causante de las
graves dificultades que acucian en los momentos presentes a los catalanes, al
resto de los ciudadanos españoles y a otros muchos europeos. Es esa Unión
Europea neoliberal la que destruye la democracia y desbarata el Estado social.
Mas miente y lo sabe, pero, con todo, lo más grave no es
eso. Lo peor es que muchos catalanes le dan crédito y se están dejando engañar
por su estratagema de esconder su política reaccionaria bajo la bandera de la
independencia. ¿Dónde están las izquierdas de Cataluña tan activas en otras
ocasiones y con una historia tan brillante? ¿Cómo es posible que, en un momento
como el actual, los problemas económicos y sociales hayan desaparecido para que
solo importen los planteamientos identitarios? ¿Acaso es lógico que la misma
sociedad que se manifestaba meses atrás con extrema virulencia en contra de un
gobierno pionero en los ajustes, y en la destrucción del estados social, esté
dispuesta a olvidarse de todo y a votarle mayoritariamente únicamente porque
agita el fetiche de la independencia?
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