En los últimos meses hemos visto muchos ejemplos de como
han adquirido fuerza partidos que abogan por la creación de nuevos y pequeños
estados en España, Bélgica, Italia, Escocia y en otras partes de Europa.
Alimentando el crecimiento de tales corrientes están los salvajes tijeretazos y medidas de austeridad que han impuesto los gobiernos centrales siguiendo las instrucciones de la troika —la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional— a instancia de bancos y especuladores mundiales. Sin embargo, la explotación de legítimos agravios sociales no significa que los que así se benefician representan los intereses de las masas explotadas.
Todos los partidos separatistas hablan en nombre de sus burguesías y de los estratos más altos de la clase media que han llegado a la convicción de que la riqueza relativa de sus regiones les permitirá una existencia privilegiada, siempre y cuando busquen ser miembros de la Unión Europea y cumplan fielmente las órdenes de la banca y de las empresas que ahora atacan a la clase obrera.
Los movimientos separatistas más importantes han aparecido todos dentro de las regiones más prosperas de sus respectivos países. Todos demandan acabar con la imposición de impuestos nacionales para subsidiar a las regiones más pobres. Exigen el control la riqueza regional. No cambia nada que estos grupos aparenten una cara izquierdista. Tal es el caso con algunas de las grandes organizaciones nacionalistas y con el cúmulo de tendencias de seudoizquierda que se arrastran tras sus huellas.
En España, los dos movimientos separatistas más fuertes existen en la región vasca y en Cataluña. La primera es una de las regiones más ricas de España en términos de producto interno bruto (PIB) per cápita; La segunda es la región más rica entre todas.
Bajo el lema "Cataluña, una nueva nación en Europa", el mes pasado, 1,5 millones de catalanes se manifestaron en Barcelona demandando un estado independiente. Mientras tanto, el Gobierno regional ha implementado obedientemente todas las exigencias de austeridad hechas durante los últimos dos años, pero aun carga con una deuda récord de 44 mil millones de euros y con un ranking de crédito reducido a la categoría de basura.
Artur Más, quien dirige al principal partido catalán: Convergència i Unió (CiU, Convergencia y Unión), está proponiendo un referéndum de independencia con el cuento de que la distribución de la carga fiscal dentro de España es "injusta y desleal". Más representa abiertamente a los más pudientes, comparando la "fatiga" de Cataluña con las quejas de Alemania, Francia y otros grandes estados que están subsidiando los países más pobres del sur de Europa como Grecia, Portugal y España.
Pasa por alto el papel jugado por Berlín y París en la imposición de austeridad aplastante sobre esos países porque Más desea entrar en la UE. Esta es la prueba de que una Cataluña "independiente" llevaría a cabo precisamente ataques antiobreros como los que ahora ya ocurren en "región autónoma."
En Bélgica, el mismo mensaje proviene de la Nueva Alianza Flamenca (NVA), encabezada por Bart De Wever, quien ganó abrumadoramente en las elecciones locales a principios de este mes quejándose de que el norte de habla holandesa estaba subsidiando al más pobre sur del país. De Wever, que ahora es el alcalde de Antwerp, ha declarado, "Los flamencos estamos hartos de ser tratados como vacas que sólo sirven para dar para su leche. Describió a Bélgica como "una unión de transferencia [de fondos]" dependiente de un "federalismo de cheques en blanco." Al igual que su homólogo catalán, su programa es pro UE.
La Lega Nord (Liga Norte) italiana se coloca abiertamente entre las corrientes de derecha. Con la consigna "Roma ladrona", se opone tajantemente a subsidios destinados a las regiones menos prósperas del sur de Italia. Las exigencias del primer ministro italiano Mario Monti de recortes en el gasto regional también han provocado manifestaciones a favor de una república Veneciana. En Tirol del Sur, los separatistas demandan que el 90 por ciento de los ingresos recaudados en esta rica provincia sean devueltos a la región.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP), dirigido por Alex Raymond, un antiguo consejero del Royal Bank of Scotland, ha llegado a un acuerdo de referéndum de independencia programado para el 2014. Desde hace tiempo el SNP propone limitados beneficios sociales contra los tijeretazos del gobierno de coalición Partido Conservador -Partido Liberal Demócrata y del anterior gobierno del Partido Laborista. Entre telones, su verdadero propósito es crear una región de bajos impuestos para las empresas europeas en pos de los intereses de la élite financiera y de sus socios.
Edimburgo es el segundo centro financiero en el Reino Unido después de la ciudad de Londres, el cuarto en Europa. Creció más del 30 por ciento entre 2000 y 2005. Se sitúa por delante de Qatar, Oslo, Glasgow, Dublín, Abu Dhabi, Bruselas, Milán, Madrid y Moscú en el Índice Global de Centros Financieros.
El SNP afirma que Escocia es la quinta región dentro de la UE en producto interno bruto per capita, si se tiene en cuenta la parte que le correspondería del espacio aéreo, de las aguas territoriales y de las reservas de petróleo y gas en la plataforma continental del Mar del Norte, pertenecientes al Reino Unido, que dice deberían estar bajo el control del régimen en Edimburgo. El SNP también sostiene que Escocia ha sido la región más rica del Reino Unido cada año desde 1980.
Los diversos grupos de la seudoizquierda les ponen el mote de progresista a todas esas corrientes porque su supuesta "función objetiva" consiste en despedazar las naciones imperialistas; de alguna manera, dicen, en algún tiempo futuro indefinido, abrirían el camino de la construcción del socialismo. Todo eso es un fraude político cuyo objeto es ocultar su orientación a la burguesía y el deseo de apropiarse una tajada del botín de esta nueva ronda de "construcción de naciones".
Todos estos movimientos proponen una perspectiva que es antitética a los intereses fundamentales del proletariado. El crecimiento de los movimientos separatistas por toda Europa es un desarrollo retrógrado que se cruza con la lucha crucial de unir a la clase obrera entera contra a la contrarrevolución social que ahora ocurre patrocinada por Unión Europea.
La perspectiva de estos movimientos es la receta para la balcanización de Europa y su transformación en una caótica contienda de mini estados. Estos enclaves capitalistas llevarían a cabo las políticas dictadas por la troika, por los bancos y las grandes empresas, lo que resultaría un proceso de empobrecimiento cada vez más horroroso de las masas obreras.
A menos que nos opongamos, estas organizaciones se encargarán de que los trabajadores se peleen unos contra otros, encarrilados todos en una pendiente cuesta abajo y sin fin en cuanto a empleos, salarios y condiciones laborales. Peor todavía, como demuestra la experiencia de Yugoslavia, el nacionalismo burgués y el separatismo alimentan conflictos que inevitablemente acaban en guerras fratricidas.
Trotsky una vez comparó al sistema de estados europeos con jaulas en un paupérrimo zoológico de provincia. No le toca a la clase obrera construir jaulas cada vez más pequeñas; le toca liberar al continente de todas las arcaicas divisiones nacionales y construir una economía planificada y harmoniosa, basada, no en el lucro sino en la producción para satisfacer necesidades humanas.
Esto significa llevar a término una lucha irreconciliable contra la UE y todos sus gobiernos —independiente de todas de las fracciones de la burguesía y de sus cómplices pequeño burgueses— para la creación de gobiernos obreros y los Estados Socialistas Unidos de Europa.
2 comentarios:
los estados nacionales europeos fueron crearon por las monarquias nacionales, en actualidad las monarquias fueron abolidas o las quedaron estan debilitadas, esto provoca renacer regionalismos. el futuro de europa es creacion de nuevos estados regionales esos es la realidad actual.
el futuro de europa nacimiento de nuevos estados regionales
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