sábado, 30 de marzo de 2013

Una sirena entre tiburones

Una rubia y un gran blanco.
Pablo Pardo
EL MUNDO

¿Cuántas personas han muerto en el mundo en lo que va de año por ataques de tiburones? ¿100, 200…? No: dos. Según la Universidad de Florida, que es la que lleva a cabo ese registro, hay más probabilidades de morir tragado por la tierra, como le pasó recientemente a un hombre en ese estado de EEUU, que de morir entre las mandíbulas de un tiburón.

El miedo a estos peces tiene una base: la película Tiburón, de Steven Spielberg. Por eso hay que combatirlo de una manera muy visual. Y nada más visual que una modelo como un cañón nadando entre tiburones blancos.

Ésa es la misión existencial de Ocean Ramsey, una modelo de 27 años de la isla de Oahu (Hawai) especializada en posar en biquini y, ahora, en nadar con tiburones. Hasta la fecha, ha buceado tres veces con tiburones blancos sin ningún tipo de protección. También ha nadado con tiburones tigre, que en el Pacífico tienen fama de comehombres.

La modelo empezó estas actividades en 2009. Pero sólo ha saltado a la fama en los últimos dos meses, cuando un vídeo de ella dejándose llevar agarrada a la aleta dorsal de un tiburón blanco de cinco metros y una tonelada y media en México se convirtió en una sensación de YouTube, con más de dos millones de visitas. Así, Ramsey ha logrado su objetivo, que es alertar de que nos vamos a llevar por delante a los tiburones mucho antes que ellos a nosotros. «Toda historia necesita un malo y, después de la película Tiburón, es irresistible para los medios de comunicación seguir manipulando la psique humana y sembrar más terror absurdo», ha declarado. Físico y psique. Todo en uno, gracias a Ocean Ramsey.

Las cifras cantan. Sólo hay entre 800 y 4.000 tiburones blancos adultos. Compárese esa cifra con la de otras especies más mediáticas, como ballenas azules (15.000) o elefantes africanos (400.000), y queda claro que los tiburones tienen un problema de relaciones públicas.

Cada año se pescan entre 60 y 100 millones de escualos, muchos para hacer sopa de aleta de tiburón. Los pescadores sacan los peces del agua con palangres, les cortan las aletas vivos y los vuelven a echar al mar. Al lado de esa ferocidad, los tiburones, por mucho que se empeñe Spielberg, no son tan malos.

Ocean Ramsey, nadando con varios ejemplares
de tiburón tigre y limón en aguas de Hawai.

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