Alberto Espinosa | Algeciras
El Mundo (10/04/2012)
La bella mariposa monarca (Danaus plexippus) tiene predilección por Cádiz. Ésta es, al menos, una de las conclusiones a las que llegan los recientes estudios de los expertos. Una buena noticia, después de constatar su disminución en México, uno de sus más amplios asentamientos.
De hechos, este espécimen migra todos los años desde Estados Unidos hasta México, donde pasa el invierno, para retornar en la primavera siguiente hacia el norte. Ahora, no obstante, los investigadores de la Fundación Migres han apreciado una mayor presencia de dicho ejemplar en Andalucía, especialmente en la provincia de Cádiz.
Aunque desde 2008 se trabaja en el avistamiento de estas mariposas, es ahora cuando se aprecian más movimientos y una mayor presencia de ejemplares de Danaus plexippus, un insecto que mide aproximadamente 10 centímetros, pesa menos de 1 gramo y luce vistosos colores.
Lo que eran avistamientos esporádicos en Andalucía se han convertido en habituales. Un cambio que los expertos atribuyen a ejemplares divagantes que han sido arrastrados por el viento y que han podido llegar a la Península desde América del Norte.
Los investigadores Juan Fernández Haeger y Diego Jordano Barbudo, profesores de Ecología de la Universidad de Córdoba, con la colaboración de Mateo León, Charo Rivas y Carlos Camacho, llevan casi tres años estudiando una amplia franja costera del sur de Cádiz, entre Vejer de la Frontera y Castellar de la Frontera, tratando de localizar los enclaves donde la mariposa monarca podría no sólo aparecer, sino completar su ciclo biológico.
Y es que, una vez desplazada hasta esta tierra, la mariposa se asienta para completar su ciclo —reproductivo— donde encuentra las plantas adecuadas. Éstas son fundamentalmente dos: la mata de la seda (Gomphocarpus fruticosus), introducida en el siglo XVIII desde África; y la adelfilla (Asclepias curassavica), introducida desde América central durante el siglo XVI.
Ambas tienen una distribución muy fragmentada en esta zona y, paradójicamente, son desechadas por el ganado, que consume otras muchas especies de plantas pero no éstas, bien defendidas del ramoneo por su toxicidad.
Durante su estudio, los expertos han examinado una zona de 900 kilómetros cuadrados del litoral próxima al Estrecho de Gibraltar y han conseguido demostrar que las mariposas monarca han ocupado aproximadamente dos tercios de los rodales existentes y han estado de forma persistente durante los tres años de trabajo en gran parte de ellos.
El número de fragmentos colonizados por la mariposa varía entre años y también estacionalmente. Así, se expande más en verano y otoño y ocupa menos fragmentos en invierno. Los resultados indican que la extinción local en algún fragmento puede ir seguida de la recolonización desde otros fragmentos próximos.
El que una mariposa cruce el Atlántico no es un hecho aislado. En el Reino Unido, esta especie de mariposa se ha observado en repetidas ocasiones, aunque allí no se ha 'quedado'. A diferencia de lo que ocurre en el Sur de Europa, en esas latitudes la mariposa no encuentra las plantas donde poder reproducirse y el clima es demasiado frío para ellas.
Empujada por el viento, se queda por el clima
La bella mariposa monarca (Danaus plexippus) tiene predilección por Cádiz. Ésta es, al menos, una de las conclusiones a las que llegan los recientes estudios de los expertos. Una buena noticia, después de constatar su disminución en México, uno de sus más amplios asentamientos.
De hechos, este espécimen migra todos los años desde Estados Unidos hasta México, donde pasa el invierno, para retornar en la primavera siguiente hacia el norte. Ahora, no obstante, los investigadores de la Fundación Migres han apreciado una mayor presencia de dicho ejemplar en Andalucía, especialmente en la provincia de Cádiz.
Aunque desde 2008 se trabaja en el avistamiento de estas mariposas, es ahora cuando se aprecian más movimientos y una mayor presencia de ejemplares de Danaus plexippus, un insecto que mide aproximadamente 10 centímetros, pesa menos de 1 gramo y luce vistosos colores.
Lo que eran avistamientos esporádicos en Andalucía se han convertido en habituales. Un cambio que los expertos atribuyen a ejemplares divagantes que han sido arrastrados por el viento y que han podido llegar a la Península desde América del Norte.
Los investigadores Juan Fernández Haeger y Diego Jordano Barbudo, profesores de Ecología de la Universidad de Córdoba, con la colaboración de Mateo León, Charo Rivas y Carlos Camacho, llevan casi tres años estudiando una amplia franja costera del sur de Cádiz, entre Vejer de la Frontera y Castellar de la Frontera, tratando de localizar los enclaves donde la mariposa monarca podría no sólo aparecer, sino completar su ciclo biológico.
Y es que, una vez desplazada hasta esta tierra, la mariposa se asienta para completar su ciclo —reproductivo— donde encuentra las plantas adecuadas. Éstas son fundamentalmente dos: la mata de la seda (Gomphocarpus fruticosus), introducida en el siglo XVIII desde África; y la adelfilla (Asclepias curassavica), introducida desde América central durante el siglo XVI.
Ambas tienen una distribución muy fragmentada en esta zona y, paradójicamente, son desechadas por el ganado, que consume otras muchas especies de plantas pero no éstas, bien defendidas del ramoneo por su toxicidad.
Durante su estudio, los expertos han examinado una zona de 900 kilómetros cuadrados del litoral próxima al Estrecho de Gibraltar y han conseguido demostrar que las mariposas monarca han ocupado aproximadamente dos tercios de los rodales existentes y han estado de forma persistente durante los tres años de trabajo en gran parte de ellos.
El número de fragmentos colonizados por la mariposa varía entre años y también estacionalmente. Así, se expande más en verano y otoño y ocupa menos fragmentos en invierno. Los resultados indican que la extinción local en algún fragmento puede ir seguida de la recolonización desde otros fragmentos próximos.
El que una mariposa cruce el Atlántico no es un hecho aislado. En el Reino Unido, esta especie de mariposa se ha observado en repetidas ocasiones, aunque allí no se ha 'quedado'. A diferencia de lo que ocurre en el Sur de Europa, en esas latitudes la mariposa no encuentra las plantas donde poder reproducirse y el clima es demasiado frío para ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario