domingo, 1 de abril de 2012

Exasperados, los empleados parisinos de la FNAC secuestran a su jefe

Le Monde

Secuestrar al jefe se está convirtiendo en un acto obligado para hacerse escuchar las propias reivindicaciones. Después de Siemens, Caterpillar o Mollex, el jueves 29 fueron los empleados parisinos de la FNAC los que retuvieron durante siete horas a Bruno Ferrec, el director de las nueve tiendas de la capital.

Cerca de 150 empleados estaban invitados a una reunión de negociación salarial, organizada en un hotel, para reclamar una subida de salario, y particularmente del salario de contratación, pidiendo 1.700 euros, contra los actuales 1.414. En respuesta, la dirección propuso una subida mensual de 15 euros para los sueldos más bajos, los de menos de 1.500 euros. Una concesión insuficiente para los sindicatos. «Pero lo que más nos molestó fue el total desprecio hacia los empleados. El director incluso se refería a los empleados como "población"» se queja Catherine Gaigne, delegada del sindicato SUD.

Contra este bloqueo se organizaron asambleas generales el viernes en varias tiendas (Etoile, Montparnasse, Forum des Halles) para informar a los empleados sobre el desarrollo de las negociaciones. El centro logístico de Massy-Palaiseau también programó una asamblea general. Hay convocada una reunión sindical para el día 3 para seguir la situación y estudiar una posible huelga.

Para la dirección, los tiempos no son de subidas, sino de moderación salarial. Afectada por la crisis y con la competencia del comercio electrónico, la FNAC bajó su cifra de negocio un 3,2% en 2011. El grupo anunció un plan de ahorro de 80 millones de euros.

En el programa: reducción de costes generales (renegociación de los alquileres de las tiendas o de los contratos comerciales) y la supresión de 310 puestos de trabajo en Francia, principalmente en servicios financieros, administrativos, recursos humanos y comunicación. Puestos en su mayoría asignados a cada tienda, y que serían centralizados en cada oficina regional.

Para los sindicatos, el grupo no está en una situación crítica. «Se nos impone un bloqueo salarial, mientras que al mismo tiempo el grupo PPR (dueño de FNAC) anuncia dividendos a los accionistas iguales a los del año pasado, 3,5 euros por acción, una cantidad total de unos 450 millones de euros», se indigna Catherine Gaigne. La dirección replica que las negociaciones se llevaron a cabo con calma en las demás regiones, a veces llegando a acuerdos, y que se mantendrán todos los empleos de las tiendas.

Para Stephane Renaud, delegado sindical, el malestar de los empleados no es solo parisino, sino que en París las protestas siempre van por delante porque para los sindicatos es mucho más fácil coordinarse entre tiendas cercanas, y de esa forma dejarse ver.

Más allá de las reivindicaciones salariales, los empleados deploran sobre todo el deterioro de las condiciones de trabajo. En la tienda de Annecy donde trabaja, Stephane Renaud constata una bajada discreta pero constante de la plantilla. «Eramos más de 100 hace cuatro años, y ahora somos 80». Los empleados dicen estar siempre faltos de personal para atender el trabajo, y deben ser capaces de desenvolverse en muchos puestos a la vez.

«Después de polivalencia y policompetencia, ahora nos hablan de poliactividad. El empleado debe saber manejar la estantería, la caja y los diferentes sectores. Antes, los libreros estaban especializados en ciencias humanas o en comics; ahora, tienen que saber de todo, tienen que conocer más de 110.000 referencias» dice Catherine Gaigne. «Los trabajos históricos, los crearon el prestigio de la FNAC, han desaparecido. Hoy en día se nos incita fundamentalmente a vender servicios, sobre todo garantías sobre los productos tecnológicos», añade Stephane Renaud.

Y el trabajo no ha terminado de evolucionar. El nuevo plan estratégico de la FNAC 2015 prevé la apertura de puntos de venta de proximidad, sobre todo en estaciones de tren y aeropuertos, y la llegada de nuevos productos, especialmente pequeños electrodomésticos en la nueva línea «casa y diseño».

El director general, Alexandre Bompart, inaguraba justamente el jueves el primer espacio de este tipo en la tienda de Rosny. En el mismo momento, los empleados coléricos secuestraban a su director, dispuestos a todo para que los libreros de la FNAC no sean obligados a vender cafeteras.

3 comentarios:

KRATES dijo...

Sigo siendo de la opinion, que hasta que no metamos miedo en el cuerpo de estos cerdos de los empresarios, no nos tomarán en serio y nos respetarán. Alguno de ellos debe caer.

PabloGC dijo...

¡Exacto Krates!
Esto es una guerra, una guerra de clases, y a muchos de estos bastardos hay que cargarse.
Muchas cabezas han de rodar.
¡La revolución ha de ser mundial!

KRATES dijo...

Como decía el viejo Bakunin:
«La pasión por la destrucción es una pasión creadora.»

¡¡¡GUERRA DE CLASES, VIVA LA ANARQUIA!!!