jueves, 5 de abril de 2007

Un poco de ironía.

Buscando información a cerca del maltrato que ha sufrido la mujer a lo largo de la historia a manos de las tres religiones monoteístas principales, me he topado con un documento que es digno de análisis. Es de un filósofo llamado Juan Antonio Nuño, donde ironiza, al menos así lo he entendido yo, o he querido entenderlo así, sobre el papel de la mujer en la Iglesia.
Y empieza su exposición como sigue:
"(...) la mujer es la última colonia del hombre, gracias a la Santa Iglesia todavía es posible mantener vigente el estatuto colonial."
Vamos, que la mujer es......un territorio más que conquistar y colonizar.
A continuación, vemos como se relega a la mujer al status de servidumbre, y por debajo de la categoría del hombre.
Fiel a sus orígenes, la Iglesia y sus representantes han sabido colocar a la mujer en su sitio, que es siempre el de servir a Dios y al hombre, durante casi dos mil años.
Y se muestra crítico(sarcasmo más bien) con la Iglesia, pero no por ésto, sino por lo contrario, es decir, por querer la Iglesia dar un "giro" a su política hacia la mujer...
Y ahora, de pronto, cediendo a las engañosas voces de una pretendida renovación, parece que nada menos que los obispos reunidos en Roma comienzan a flaquear y a dar señales de ceder ante el poder femenino.
¡Qué desgracia para la Iglesia, qué pérdida de carácter para el cristianismo!

¡Qué horror!, pero bueno...cómo se atreven después de dos mil años de sometimiento de la mujer a los deseos del hombre y de la Iglesia.
"¡Cómo ésto siga así!, yo me doy de baja", pensaría el autor de estar afiliado a la "organización" religiosa; pero antes les hace una recomendación...
Más les valdría tener presentes las sabias enseñanzas de aquellos santos varones de los primeros siglos, con justa razón considerados Padres de la Iglesia: «La mujer es una mula traidora, es una tenia clavada en el corazón del hombre», sentenció San Juan Damasceno.
Claro, si es que siguen vigentes, al menos para algún descerebrado, las mismas teorías que existían hace dos mil años, o sea, que no se debe viajar mucho por si se cae uno al llegar al límite de la tierra, aún deben de pensar que ésta es plana.
Y sigue, no os vayáis a pensar que se queda ahí...
Y sabido es el celo con que San Cirilo, aquel doctísimo disputador, que supo enfrentarse a la herejía nestoriana, trató a la descarada Hipatia, que en el colmo de la desvergüenza más pagana había osado enseñar matemáticas y astronomía.
¡Pero bueno!, ¿cómo se atreve una mujer a enseñar a los demás?, lo que se necesita en esta vida nos lo proporcionará la Iglesia, que es la única capacitada para "educar" y enseñar, es la que nos dirá lo que podemos saber y lo que no.
Y claro, algo había que hacer ante tamaña desvergüenza por parte de esta infame mujer...
El pueblo cristiano, arrebatado por la palabra sagrada del santo, atacó a la infame mujer en la calle, arrancándole la carne a tiras con ayuda de las puntiagudas conchas que abundan en la bahía de Alejandría. ¡Ale!, para que aprenda y sirva de ejemplo a las demás que "(...) la mujer en su sitio, que no es otro que el del silencio y recogimiento en el templo, y como Cervantes expresara en magnífica fórmula, cuando casada, la pierna quebrada y en casa".
Pero sigamos, sigamos ironizando sobre la cuestión: "De lejos le viene a la Iglesia tanta sabiduría. ", y por voluntad "DIVINA" habría que añadir.
Cuando el Apóstol pide en Corintios I que la mujer se limite a guardar silencio en la iglesia, no hace sino refrescar su reciente judaísmo, pues cumple notar que el buen judío reza siempre en la mañana una oración en la que da gracias al Señor, alabado sea su santo Nombre, por no haberle hecho mujer. ¿A qué venir ahora con novelerías de diaconesas y otras pecaminosas audacias? Que midan bien sus actos los altos dignatarios, pues por ceder a la vitanda tentación de la modernidad, bien pudieran estar abriendo la puerta a la destrucción de los valores religiosos.
Aquí, habría que mencionar, lejos de cuestionar al autor, que Saulo de Tarso, el que hace la petición en Corintios I, no fue apostol de Jesús.
Y ahora, una advertencia..."Dése poder sagrado a las mujeres, sáqueselas de las casas para que entren a mandar en el templo, entrégueseles voz y voto en los asuntos trascendentes y presto se verá que no ha de transcurrir mucho tiempo antes de que comiencen a derrumbarse los sólidos cimientos de las religiones machistas que nos presiden y protegen".
Y acaba..."Quédense las cosas como hasta ahora si se quiere que el negocio ese de la religión dure otro tanto".
¡Eso, que se mantenga el negocio que tanto tiempo hemos mantenido, 2000 años nada menos, y dejémonos de monsergas y progresismos absurdos!
Lo lamentable de todo ésto es que haya todavía gente que piensa así; en el Opus Dei sin ir más lejos, cuyo fundador era un misógino reconocido, lo mismo que el verdadero padre y fundador de la Iglesia...SAULO DE TARSO.

3 comentarios:

KRATES dijo...

A Jesús, sus seguidores le solían llamar "rabí" (maestro). Él que era judío de Galilea, tenía que ser fiel a los preceptos, y por obligación debía estar casado; su mujer, como no, debió ser María de Magdala. Un rabino no podía ser soltero.

Los prejuicios de Saulo de Tarso (San Pablo) son los que prevalecieron en la Iglesia, desde entonces.

KRATES dijo...

Según Sade, siguiendo la tradición católica la mujer es un "eunuco hembra". Maldito catolicismo.

prometeo dijo...

Los prejuicios de Saulo de Tarso, no es que fuesen los que prevalecieron en la Iglesia por el fundada, es que esos prejuicios fueron la base de la nueva institución creada bajo el símbolo de la figura de Cristo y de su mensaje, previamente manipulado y censurado por el propio Saulo.
Por otra parte, he de añadir que, los prejuicios de San Pablo, sobre todo hacia las mujeres (era un reconocido misógino), se debían a una neurosis probada y a su propio aspecto físico,(lo que llamaríamos feo con avaricia), por el que se sentía rechazado.
Hay una anécdota de cuando este personaje visitó el ágora de Atenas y quiso convertir a los filósofos estoicos y epicúreos al cristianismo, hablándoles de la resurrección de la carne.Sufrió las pullas de los seguidores de Zenón y de Epicuro, a parte de las risas, sin chistar...En Damasco, para escapar a la venganza popular y a la furia del enarca, huyó dentro de un cesto que bajaron por una ventana detrás de la muralla de la ciudad; y como el ridículo no mata, Pablo sobrevivió.
Mucho, pero mucho se puede hablar de este lamentable individuo, así que si me animo esta tarde y estoy "despejado", que últimamente...sigo con el tema.