domingo, 29 de mayo de 2016

Los monos también sufren por la muerte de un ser querido

Rinopitecos en duelo.

Los seres humanos no son los únicos que comprenden la muerte y que sienten respeto hacia sus familiares fallecidos. Unos investigadores observaron en China a unos monos dorados de nariz chata, protagonistas de #Cienciaalobestia esta semana, que manifestaron muestras de afecto y compasión hacia una hembra moribunda, miembro de su grupo. Hasta ahora, aparte de los grandes simios, no se sabía que otros primates pudieran tener comportamientos de empatía ante la muerte.

29 mayo 2016

Él se acerca a su pareja, que yace moribunda alejada del grupo, y con suavidad agarra su mano sin dejar de mirarla. Su compañera intenta ponerse en pie. Sin éxito, cae desplomada. Entonces él empieza a tirar de ella, tratando de reanimarla, pero ella ya descansa. Sin moverse, él permanece a su lado hasta que decide irse. A medio camino, mira atrás, pero ella ya no le devuelve la mirada.

Esta escena podría encontrarse en un melodrama de Hollywood. Sin embargo, la historia no es ficticia ni sus protagonistas son humanos, sino una pareja de langures dorados de nariz chata (Rhinopithecus roxellana), una especie de primates asiáticos en peligro de extinción.

La secuencia de acontecimientos sucedió durante la observación, por parte de investigadores de la Universidad de Kyoto (Japón), de un grupo de 150 monos de esta especie en la reserva natural nacional de Zhouzhi (China). Durante el estudio, los expertos percibieron que, en un subgrupo, una hembra apodada 'DM', débil y alejada del resto, comenzaba a sangrar por la nariz.

El único macho que componía esta 'familia' formado por otras tres hembras adultas, dos menores y dos crías se acercó a la hembra que yacía moribunda. El bautizado como 'ZBD' tocó su mano e hizo advertencias para que el resto se mantuviera alejado.

Cuerpo de la rinopiteca muerta.

Cuidados, compasión y duelo

Media hora más tarde, la pareja subió a un árbol y permaneció sentada sobre una rama a 25 metros de altura, donde el macho contemplaba a su compañera. Treinta minutos después sucedió lo inevitable. La hembra cayó desplomada al vacío y permaneció en el suelo sin moverse y emitiendo unos débiles gemidos.

Todo el grupo corrió a su lado. Después de cuidarla durante 50 minutos, dejaron a la pareja en la intimidad. Entonces DM intentó levantarse y seguir al grupo, pero volvió a caer de golpe y murió. Su compañero permaneció a su lado. Durante cinco minutos estuvo acariciándola y tirando en vano de su mano para intentar reanimarla. Finalmente el mono se reunió con el grupo en un río a 50 metros del lugar donde yacía DM sin apartar la mirada de ella.

Uno de los investigadores enterró el cuerpo de la hembra fallecida en las proximidades. Al día siguiente, los monos chatos dorados volvieron donde su compañera había muerto. Durante al menos dos minutos, ZBD permaneció sentado observando el lugar donde había dejado a su pareja.

«Esta inusual observación defiende que la empatía y la compasión que rodea la muerte se extiende más allá de los seres humanos y sus parientes evolutivos más cercanos», señalan los científicos en el estudio, publicado en Current Biology.

Los animales, desde insectos hasta grandes mamíferos, adoptan diferentes actitudes frente a la pérdida de alguno de sus parientes. En el caso de los grandes simios, como los chimpancés, ciertos comportamientos recuerdan a la conducta humana en situaciones de enfermedad, lesiones o muerte de un ser querido.

Sin embargo, hasta ahora se desconocía si otros primates más alejados compartían estas respuestas físicas y emocionales frente a la muerte.


Referencia bibliográfica:

Bin Yang, James R.Anderson y Bao-Guo Li:"Tending a dying adult in a wild multi-level primate society".Current Biology 23 de mayo de 2016 DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2016.03.062

jueves, 26 de mayo de 2016

Contra la homofobia

   [En una madrugada como la de hoy, pero, de hace tres años, nos dejaba un compañero muy cercano. Mejor que recordar esa nefasta fecha, es recordarle en vida. Para el veterano panfleto vallisoletano EL AULLIDO (haya por el año 1996) escribió este texto. Como homenaje a él os lo ponemos…]


Suponeos que cuando mostréis públicamente vuestro afecto hacia la persona amada, acariciándola y besándola en la calle, la gente os señale con el dedo, os insulte y se burle de vosotros. Suponeos que, entre vuestros familiares y amigos, el hecho de tener pareja sexual sea algo ridículo, unas veces, y vergonzoso, las otras. Suponeos que en la tele o en otro medio de formación de masas no salga ningún tipo de relación sexual o amorosa (me refiero a cosas tan simples como abrazarse, acariciarse o besarse, además del coito y la masturbación), y si lo sacan, en poquísimas ocasiones y de madrugada, y convertido en espectáculo. Os parecería horrible, sería insoportable. Pero, menos mal que esto no sucede; más aún, lo consideraríais propio de otros tiempos más oscurantistas, por no decir absurdo. Pues miles, por no decir millones, de seres humanos viven en esta situación tan penosa. Estas personas que tienen una orientación sexual y una preferencia afectiva hacia los de su mismo sexo, que son denominadas y clasificadas de una manera aséptica y aparentemente neutral como homosexuales, y de una forma más despectiva y brutal como maricas, tortilleras,... y otros términos homófobos. Lo padecen constantemente a estas alturas de finales del siglo XX.

Reprimidos, marginados y mal mirados por ciertos sectores de la sociedad; teniendo que esconderse en «guetos» para que nadie los agreda, aparentando ser lo que no son, aguantando chistes de mal gusto sobre su orientación sexual y verse obligados a soportar la intromisión en su intimidad por parte de la Iglesia, el Estado, el Ejército o el Capital.

Cuando el verdadero problema es el del rechazo y desprecio que deben aguantar por parte de reaccionarios intolerantes y homófobos. La homofobia ha de ser extirpada por antinatural, como el celibato y la obediencia ciega, entre otros males que nos aquejan y deben preocuparnos.

Si tú vas de radical, alternativo o insumiso, cuando veas a una pareja de gais y lesbianas no les señales con el dedo, ni murmures ni los mires como cosas raras. Apóyalos y únete a sus pretensiones de obtención de unos derechos cívicos; pero ante todo respétales y compréndeles, no hace falta ser homosexual para estar de su lado contra este sistema.

El Aullido
Nº 12 – Agosto 1996

lunes, 23 de mayo de 2016

¿Somos los únicos primates con cultura?


Si nos preguntan que es la cultura todos tendríamos dificultades para dar una definición precisa. La cultura humana incluye tantos aspectos, que resulta muy difícil resumir y sintetizar su significado en pocas palabras. Entre esos aspectos contamos con las pautas de conducta de grupos sociales determinados y sus tradiciones, más o menos complejas, que se transmiten de generación en generación.

Por JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

En todas las especies animales se observan pautas de conducta específicas y repetitivas, que se llevan a cabo de manera autómata. Sin embargo, varios expertos han demostrado comportamientos reflexivos y exclusivos en chimpancés, orangutanes, delfines y ballenas. En particular, los etólogos han venido observando una serie de pautas muy particulares y propias de grupos y clanes de chimpancés. Los expertos han calificado estas pautas como una verdadera cultura propia de nuestros parientes vivos más próximos. El aprendizaje social representa una especie de sistema hereditario secundario, que interactúa con la herencia genética y enriquece la evolución del comportamiento. Los seres humanos tenemos ese aspecto tremendamente desarrollado, pero no somos los únicos.

Los chimpancés parecen ser los mamíferos con una mayor capacidad para el aprendizaje social, que comprende hasta cerca de 40 pautas diferentes aprendidas de manera social y que distingue a unos clanes de otros. Los expertos han observado tradiciones, que incluyen el uso de instrumentos de piedra para determinadas funciones relacionadas con la alimentación. En definitiva, estas pautas culturales implican siempre una innovación particular de cada grupo. Si esa innovación resulta ser útil terminará por ser común en el comportamiento de todos los miembros del grupo. Si sus miembros no se comunican con los de otros grupos próximos, la innovación no se transmitirá a los chimpancés de una región determinada. Sin embargo, esto no es lo habitual, debido al intercambio de hembras entre los grupos de chimpancés para evitar la consanguinidad. Este es un modo muy eficaz para potenciar el aprendizaje social y su transmisión a otros clanes.

En un trabajo publicado este último mes de septiembre por Catherine Hobaiter y otros colegas en la revista PLOS Biology se ha dado un paso más en la caracterización del aprendizaje social mediante un algoritmo matemático, que ha sido elogiado por Andrew Whiten en la revista Nature. Catherine Hobaiter y su equipo han observado la comunidad Sonso de chimpancés de los bosques de Budongo, en Uganda. Esta comunidad se lleva estudiando desde hace 20 años.


Como la inmensa mayoría de chimpancés los miembros de Sonso han venido utilizado una especie de recipiente formado por hojas para extraer agua de los troncos de los árboles. El 14 de noviembre de 2011 se tomó nota de como el macho alfa utilizaba una especie de esponja formada por musgo para extraer el agua de un cierto lugar, mientras era observado por la hembra dominante. Esta agua parecía ser rica en ciertos minerales y apreciada por los miembros del clan. En muy poco tiempo, la innovación del macho alfa para extraer agua fue adoptada por otros miembros de esa comunidad, aunque no por todos. Hobaiter y sus colegas tomaron buena nota de todo el proceso y aplicaron un método estadístico novedoso, que mejoraba las observaciones de un trabajo previo en ballenas, y que mostraba numéricamente el proceso de transmisión cultural en la comunidad de chimpancés.

El método es muy complejo desde el punto de vista matemático, pero al alcance de quienes tengan interés en conocerlo (la revista está on-line, abierta a todos). Lo más interesante es reflexionar como nuestros ancestros pudieron utilizar el aprendizaje social para crear la complejidad cultural que ahora tenemos. El modelo de intercambio de hembras en los grupos de chimpancés también fue usado por nuestros antepasados, contribuyendo a una lentísima difusión de las innovaciones. Además, no está de más recordar que los chimpancés, animales a los que utilizamos para nuestra propia diversión en circos y zoológicos, representan una fuente de información única para conocer los orígenes de nuestra cultura. No nos queda nada más que su legado y hemos de tomar muy en serio el respeto que les debemos, por todo lo que todavía tenemos que aprender de ellos.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Economía, política, moral

 

Por HELENO SAÑA

En la era preindustrial y hasta bien entrado el siglo XVIII, la teoría económica constituía menos una disciplina independiente que una simple rama de las ciencias políticas y morales. No era por ello considerada como un fin en sí mismo, sino como un medio destinado a fomentar la prosperidad y el bienestar común. Todavía en Adam Smith es fácilmente detectable la preocupación por lo que él llamaba «moral sentiments», tema al que dedicó una de sus obras más importantes.

A medida que fue extendiéndose el espíritu burgués, la economía fue independizándose cada vez más de la política y la ética. Sintomático en este contexto es que Carlyle tuviera que recordar en su ensayo Past and Present (Pasado y presente) que «el pago al contado no es la única relación entre los seres humanos». A partir de mediados del siglo XIX, una parte importante de la teoría económica se centró en la problemática social, una reacción a los estragos que el liberalismo de 'laissez-faire' causaba a las clases obreras. Fue en esta encrucijada histórica que surgieron las cosmovisiones socialistas, anarquistas o comunistas de Saint-Simon, Fourier, Proudhon, Marx y otros teóricos sociales. Desde entonces hasta hace pocas décadas, la historia de las ideas económicas ha sido un pugilato siempre renovado entre los partidarios de la propiedad privada y los que propugnaban la propiedad colectiva. Ya antes del derrumbamiento del bloque soviético, estaba claro quiénes eran los vencedores y quiénes los vencidos.

El liberalismo triunfante —especialmente en su actual vertiente neoliberal—, se ha ido desvinculando cada vez más de la dimensión política, social y moral de la economía; de ahí que se haya convertido en una Mega-Máquina dispuesta a aplastar todo lo que se oponga a su libre desenvolvimiento. La inmensa fuerza que entretanto ha logrado acumular explica que esté en condiciones de imponer sus intereses propios a toda la sociedad. No contenta con el dominio abrumador que ejerce sobre el planeta, no vacila en afirmar que lo que es bueno para ella es bueno para todo el mundo. Fue este estado de cosas lo que impulsó a la politóloga francesa Vivianne Forrester a escribir su libro El terror económico. Pero esta y otras críticas no menos radicales no han logrado frenar siquiera mínimamente la hegemonía absoluta que el capitalismo salvaje ejerce hoy sobre la humanidad.

No necesito subrayar que se trata de un fenómeno sin precedentes en la historia universal, en la que el 'homo economicus' jugó durante milenios un papel más bien marginal y secundario. Hoy, en cambio, todo gira en torno a la economía y todo está sometido en mayor o menor grado a su proceso invasor. Si el presente no es precisamente reconfortante, tampoco existen motivos de peso para suponer que el futuro será mejor. Todo indica, al contrario, que las aporías a que se enfrenta la humanidad no harán más que crecer y multiplicarse, como viene ocurriendo desde hace varias décadas. Personalmente me convenzo cada vez más de que estamos plenamente inmersos en un ciclo cosmohistórico de signo autodestructivo. Sólo así se explica que no se emprenda nada sustancial para salir del callejón sin salida en que nos encontramos y sigamos narcotizándonos y engañándonos a nosotros mismos con los eslóganes y consignas de brocha gorda que el sistema difunde para justificarse a sí mismo y dejar las cosas como están.

Un sistema que sólo habla de competencia, rentabilidad, conquista de mercados, expansión e innovaciones técnicas y se desentiende del contexto humano, moral y social inherente a todo modelo económico, está cavando su propia tumba, por mucho poder que haya acumulado. A diferencia de otras épocas, el sistema no tiene otro enemigo serio que sí mismo, y este enemigo se llama inmoralidad, falta de escrúpulos y brutalidad. ¿Cuántas catástrofes, dramas, atropellos e injusticias tienen todavía que ocurrir para que los mandamases de turno se den cuenta de que ha llegado la hora de su relevo? La humanidad ha sufrido ya lo bastante para que tenga que seguir aceptando el dictado de los amos del mundo. Hemos llegado en todo caso al cenit de su desgobierno, su prepotencia y su incompetencia. De ahí la necesidad de poner fin al estado actual de cosas y proceder a una radical revisión de todos los principios y paradigmas sobre los que se apoya el sistema. De otra manera seguiremos rodando cada vez más vertiginosamente hacia el abismo. Hoy más que nunca, no nos queda otra opción que la de renovarse o morir.

La Clave
Nº 334, 7-13 septiembre 2007.


martes, 10 de mayo de 2016

A orillas del Duero


El Duero a su paso por Quintanilla de Abajo.

Fernando Benito

El Duero a su paso por Quintanilla sueña con derramar sus férreas aguas de plata sobre las aguas de la Mar Tranquila. Las aguas discurren lentas y serenas como todo lo que sabe dónde tiene que llegar, y llega. El mar las espera y un día con sabia justicia de nuevo se las entregará. Se nutre nuestro río de mil arroyos y manantiales que funden sus aguas con gentil bondad lisonjera. Apenas hace unas décadas muchos eran los riachuelos y aguas subterráneas que al Duero se juntaban para soñar de peña en peña. Hoy diezmados por los excesos del riego, nuestro gasto abusivo, nuestra inconsciente voracidad, ceden sus sucias aguas tristes y pequeñas.

Los acuíferos sin los que el Duero en cauce seco se transformaría, también sufren un destino fecal, sus aguas saturadas de nitratos en peligrosos nitritos pueden mutar.


Lavandera cascadeña.

Contemplo cómo las riberas coquetas y narcisistas en las aguas del Durius romano no se dejan de mirar, hermoso espejo natural. Vigilan el parsimonioso caminar de nuestro río titánicos chopos negros, sus troncos tapizados a menudo de verdes hiedras, polícromos álamos blancos, sauces y mimbreras amigos de la humedad, y escondido entre ellos el bondadoso aliso fertilizando con su nitrógeno regalado las ya fértiles orillas que el Duero supo crear. En las hojas de estos fieles centinelas, coloridos carboneros, músicos ruiseñores, tímidos torcecuellos y el papamoscas que confiado e inquieto… nos enseña cómo se juega a jugar. Sobrevolando altas copas riparias, fornida águila calzada, su blancura planea la espesura del sotobosque de ribera y las calmadas aguas por igual

La aguda vista del busardo ratonero se desliza y penetra en las luces y sombras de este bosque de galería. Sobre la seca rama o el tronco desnudo que se ciernen cercanos a los remansos del río, el azul metálico del Martín pescador ejerce en su arte y oficio. Gusta también la lavandera cascadeña engalanada en su traje amarillo de larga cola gris, contemplar desde su posadero el silencioso fluir del Duero.

El zampullín travieso persigue bajo el agua a su presa, mientras a su vera, verde azulado de ánade real desfila junto a los marrones de la hembra. Los andarríos chicos con sus largos y afilado picos al insecto acechan. La garza real extiende sus amplias alas sobre las aguas que la alimentan. Su compañera, la escasa garceta común con su plumaje blanco te deslumbrará si la fortuna así lo quisiera.

Una flecha de azabache con lento batir de alas cruza la ribera, es el cormorán grande iniciando su pesado vuelo tras secar sus alas, mojadas en efectivo buceo. Exuberante sotobosque del soto del Duero, se cubre de arbustos colonizadores: zarzamoras y madreselvas, blancas campanillas de correhuelas trepadoras, ingrávido lúpulo, y la modesta nueza.

La mariposa pavo real con sus grandes ocelos al enemigo desconcierta, mientras visita eupatorias y ortigas en busca de delicioso néctar.


Garceta común.

Las aguas de nuestro río en su paso por Portugal su nombre torna en Douro, distintos nombres pero un solo destino. Peces endémicos de Iberia antes poblaban el río: barbos, gobios, bordallos o cachos, bermejuelas y bogas, entre otros, eran frecuentes en nuestras aguas. Ahora carpa, carpín, pez sol, peces llamados ornamentales, en gran parte los han sustituido. Peor es el problema de los peces que con fines de pesca deportiva se han introducido en nuestro río: lucios, percas americanas, luciopercas y alburnos invaden ahora nuestro río. Y no podemos olvidar los siluros que se han traído de Centro-Europa. Depositados en aguas del Ebro han saltado al Duero y con sus dos metros y cien kilos de peso que pueden alcanzar, amenazan a las especies autóctonas de nuestro río. Suerte parecida corre nuestro cangrejo,* amenazado por el cangrejo rojo americano, feroz depredador de biodiversidad autóctona y transmisor de la enfermedad «tularemia» que afecta a aves y mamíferos, entre estos últimos los humanos. El cangrejo señal fue introducido para frenar la expansión del cangrejo rojo. El problema es que ambos cangrejos son resistentes son bastantes resistentes al hongo Aphanomyces astaci, pero también ambos cangrejos son portadores de este hongo que amenaza al llamado cangrejo de río autóctono (nuestro cangrejo), pues es mucho más vulnerable que las otras dos especies al hongo. La importancia de nuestro cangrejo en la salud de nuestro río es enorme e incuestionable, pero la introducción de especies ajenas a nuestros ecosistemas acuáticos, pone en peligro su supervivencia.

Una vez más vemos la gran complejidad que la vida encierra. El delicado equilibrio entre los distintos organismos vivos sea cual sea el nicho que pueblan. Vemos las nefastas consecuencias de actuar sin comprender cómo funcionan los intrincados laberintos de la naturaleza. Un río no es un canal que transporta agua, eso es lo el ingeniero piensa. Un río es vida envuelto en vida, y como resultado fuente de mil riquezas. Y por si fuera poco, que no lo es, nos regala su belleza.

Nº 14 – Otoño 2015


* El considerado cangrejo de río autóctono —nuestro cangrejo, el de patas blancas— no es tal. Más bien, más antiguo, porque fue introducido en la Península Ibérica a finales del siglo XVI, desde Italia. Aunque antes de la mecanización del campo y la industrialización contemporánea, que conllevó la contaminación de las aguas de nuestros ríos ibéricos, la entrada de especies aloctonas (o foráneas) no implicaba ninguna gran alteración a los ecosistemas nativos. Por eso se adaptaron a nuestros sistemas fluviales estos crustáceos sin ocasionar daños. (Nota de este blog.)

viernes, 6 de mayo de 2016

¿Por qué es imposible ser realmente vegetariano?

 

La razón parece ser bastante simple, pero podría unirse a cuestiones polémicas en torno al concepto de vegetarianismo.

RT Sociedad
3 mayo 2016

El profesor adjunto de inglés y filosofía de la Universidad de Drexel (EE.UU.) y autor del libro Una crítica de la defensa moral del vegetarianismo, cree que no se puede ser vegetariano 100%.

La razón, que Smith explica en su artículo en el portal 'The Conversation', es bastante simple. Las plantas adquieren los nutrientes del suelo, el cual está compuesto, entre otras cosas, de restos de plantas y animales en descomposición, sostiene. Por lo que incluso aquellos que asumen que subsisten únicamente con una dieta basada en plantas, en realidad también comen restos de animales.

El autor del libro, que ha sido vegetariano durante 20 años, insiste en que, pese a que muchos vegetarianos sostienen que se abstienen de comer animales debido a que estos últimos son seres sensitivos, hay que tener en cuenta que las plantas también son capaces de sentir. Según él, son muy conscientes de su entorno, y responden tanto a las experiencias agradables como a las desagradables.

Los científicos de plantas Anthony Trewavas, Stefano Mancuso, Daniel Chamowitz y František Baluška han demostrado que las plantas comparten nuestros cinco sentidos y tienen unos 20 más. Asimismo, tienen un sistema de procesamiento de información hormonal que es homólogo a la red neural de los animales y muestran signos de la autoconciencia y de intencionalidad, afirma.

El vegetarianismo causa polémica desde hace mucho tiempo en cuestiones de ética, medicina, ecología y religión, entre otras. El punto de vista de este autor estadounidense se une a otros conceptos que explican el vegetarianismo. Él mismo admite que cada uno puede aceptar o no su enfoque.