domingo, 25 de febrero de 2018

La riqueza de la familia Franco



En diciembre de 2017 murió en Madrid María del Carmen Ramona Felipa María de la Cruz Franco Polo, duquesa de Franco y Grande de España. No resaltaríamos este acontecimiento si no fuese porque la susodicha señora es la única hija de Francisco Franco, quien fue dictador en este país desde la victoria del bando sublevado en la Guerra Civil de 1939, hasta su muerte en 1975. Esta victoria hizo a Franco jefe de Estado y, a través de una terrible dictadura, él y su familia se beneficiaron económicamente. Desde entonces, tanto la familia Martínez-Bordiú y Franco, como las familias de los generales y de la élite empresarial que salió beneficiada de la victoria de los sublevados, no solo han mantenido su estatus, sus privilegios y sus títulos nobiliarios (los que los posean), sino que han ido acumulando una gran fortuna siendo favorecidos tanto por el régimen anterior como por el actual. Y la familia de Franco, aun perdiendo el poder político en favor de la monarquía constitucional, ha conservado su estatus, ha podido mantener toda su riqueza y lo que es más, multiplicarla.

El patrimonio y la riqueza de la familia Martínez-Bordiú y Franco a día de hoy

La familia Martínez-Bordiú y Franco atesora un patrimonio de cientos de millones de euros. Los datos descritos son públicos y están al alcance de cualquiera. La señora Carmen Franco Polo se dedicaba principalmente a la especulación inmobiliaria a través de diversas sociedades como Filocasa SL (que facturó más de 20 millones de euros en 2014) o Montecopel, donde alquilaba bienes por cuenta propia. Ambas empresas tenían la sede en su casa de la calle Hermanos Bécquer en Madrid. Sargo Consulting SL, dedicada al asesoramiento financiero, es con la que se gestiona su patrimonio inmobiliario, el cual tiene un valor de más de 500 millones de euros. Algunas de las propiedades más relevantes con las que contaba Carmen Franco Polo son: el pazo de Meirás en Galicia, el cual está gestionado actualmente por la Fundación Francisco Franco (de la que Carmen Franco era presidenta de honor) para ensalzar la figura del dictador, el palacete de Cornide en La Coruña, la finca de Valdefuentes en Arroyomolinos (antigua finca del conde de Romanones), el edificio de la calle Hermanos Bécquer, 8 en el barrio de Salamanca de Madrid, un chalet en la urbanización Los Monteros en Marbella o la finca Canto del Pico de Torrelodones, que fue vendida por 300 millones de euros en los años 80.

Al igual que su madre, sus hijos se han dedicado mayormente al negocio de la especulación inmobiliaria y al de la farándula televisiva. Carmen Martínez-Bordiú vive del famoseo de la televisión. Entre sus empresas cuenta con Ocnarf SL, una sociedad de imagen corporativa y publicidad, así como Cazalla 18 de Junio SL, enfocada a la explotación de derechos de imagen. María gestiona La Moraleja SL, orientada a la explotación agrícola y CM16 SL, orientada al sector hotelero. Francis Franco, además de otras sociedades relacionadas con sus hermanos, es presidente de Proazca, dedicada a la gestión, administración, arrendamiento, compra y venta de toda clase de aparcamientos, con un activo de 2 millones de euros. María del Mar (administradora), junto con María Aránzazu (apoderada), llevan Marletmakai SL, dedicada a la «promoción, construcción y arrendamiento de todo tipo de inmuebles».

José Cristóbal posee una productora de publicidad y estudios de mercado, así como sociedades inmobiliarias. Y Jaime diversas asesorías e inmobiliarias como Cronical Business SL o Francoveda SL. Además está vinculado con narcotráfico y tramas de corrupción y pelotazos relacionadas con el caso Malaya.

Además de todo el dinero que atesoran a través de la farándula, la especulación, tendrán que repartirse el ingente pastel de dinero y propiedades que les deja su madre.

Los cimientos en los que se estructura su riqueza: fosas y cunetas

Francisco Franco descansa hoy en el mausoleo del Valle de los Caídos, el cual fue construido por miles de presos esclavizados y enterrados en el mismo. Un aberrante símbolo de dominación de aquellos que vencieron, y de sumisión y humillación de aquellos trabajadores que defendían ideas de justicia económica y social, así como de perpetuación de la ideología nacionalista, conservadora y religiosa que sigue estando vigente hoy en día en España.

Con la derrota de aquellos trabajadores que buscaban el fin de la explotación y una justa organización económica y social se cimentaron todas las posesiones de la familia Franco y otros sublevados. Y no es para menos, quien salió beneficiado de la victoria de la Guerra Civil fue la Iglesia, los militares y la élite empresarial, quienes, a día de hoy, siguen atesorando el poder político y económico en este país.

Los pactos de la Transición española no dejan de ser una forma de dar continuismo al régimen franquista, y una forma de adaptar la organización política y económica a las democracias europeas, con una serie de concesiones sociales y de ciertas libertades civiles dentro de un marco jurídico menos restrictivo que el anterior, apuntalado en la Constitución española. En la misma, están garantizados varios de los pilares ideológicos del régimen franquista, los cuales se modifican y adaptan para que puedan seguir perpetuándose, y que son los que realmente importa que se cumplan. Los más importantes siguen siendo…

La institución monárquica: que restaura la monarquía, garantiza al rey el ejercicio de jefe de Estado y el mando supremo de las fuerzas armadas. La jefatura del Estado pasa de Franco a la monarquía. El Congreso y el Senado pasan a ser elegido por democracia representativa a través de partidos políticos donde la gente vota y legitima que estos partidos políticos dirijan el poder político, y el Estado continué teniendo el monopolio de la violencia.

La propiedad privada: que es el motor de las desigualdades sociales y de la dominación de la clase empresarial sobre los trabajadores. Se mantiene y se potencia.

El Estado aconfesional: el Estado deja de profesar la religión católica, pero se adopta una fórmula que señala que, aunque el Estado no procesa ninguna religión, se garantizan los privilegios económicos de la Iglesia católica recogidos en los «Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede de 1979».

La unidad de España: se conserva este pilar ideológico del régimen franquista, aunque se transforma y adapta, dividiendo el país en autonomías, descentralizando el poder político y fortaleciendo el Estado burocrático.


Por supuesto, todos los artículos de la Constitución que tienen un fondo social, como el artículo 47, que habla de la vivienda digna, el 35, que da derecho a elección de trabajo, o el 39, sobre la protección social, no interesan a las élites económica, por lo que el Estado las deja de lado o invierte un mínimo por salvar su imagen.

Por otra parte, la Constitución como tal solo se ha reformado dos veces, siempre por exigencias internacionales. La primera vez en 1992, para adaptarse al Tratado de Maastricht (que es el acta fundacional de la UE), y en 2011, para priorizar el pago de la deuda pública generada por los bancos tras la bancarrota de 2008.

La apertura del régimen fue exigida tanto desde el interior del poder político y económico del Estado como internacionalmente por EE UU y los países europeos, donde la élite empresarial demanda una transformación del régimen que le permita la apertura económica, lo que se traduce en la apertura de nuevos mercados, más posibilidades financieras, y más beneficios. Un ejemplo del trabajo aperturista de ciertos grupos vinculados al régimen fueron los intelectuales organizados en torno al «Grupo Tácito». Muchos de ellos procedían de familias de las altas esferas del franquismo. Desarrollaron formas alternativas de reformar el régimen dentro de un marco liberal, democristiano y conservador. A pesar de las diferencias en su seno, una vez acabada la transición, obtuvieron cargos políticos en diversas instituciones a través de los partidos UCD o AP y, posteriormente, la colocación en grandes empresas, como las energéticas, etc., lo que puede traducirse en tener la vida resuelta. Diferente fue la suerte que corrieron centenares de trabajadores que fueron reprimidos y asesinados durante la agonía del régimen franquista por crear sindicatos, promover luchas laborales o por muestras de solidaridad.

Al otro lado de los poderes económicos y políticos estamos la gente de abajo, los trabajadores, aquellos que no tenemos títulos nobiliarios, ni riqueza, ni grandes latifundios, ni vivimos de la farándula televisiva, sino que necesitamos trabajar para que los políticos y la élite empresarial puedan seguir viviendo en su pedestal de gloria. Paro, miseria, precariedad laboral, convenios humillantes, condiciones de trabajo degradantes, centenares de trabajadores muertos en accidentes laborales o que sufren accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, marginación, desestructuración familiar, inmigración forzosa, etc., son algunas de las tantas miserias que tenemos que sufrir los trabajadores día a día a causa del capitalismo y la desigualdad social, en un país donde existen más de 13 millones de personas en riesgo de exclusión social según el informe El estado de la pobreza en España de 2017.

A día de hoy, la sociedad avanza a pasos agigantados, y la élite empresarial nos obliga a adaptarnos a un sinfín de bruscos cambios en el modelo económico y social para que podamos seguir siendo productivos, tanto en el puesto de trabajo como consumiendo en nuestras relaciones sociales. Esa adaptación para esta élite no existe, dado que su modelo ideológico y su forma de vida no cambian, siguen estando estancados y condicionados a su influencia, poder adquisitivo y a los valores ideológicos imperantes que lograron sus abuelos en base a las armas.

La muerte de esta señora, que lo único que ha hecho en su vida es ser la hija de un dictador, y la ingente fortuna que se van a repartir sus herederos es el mejor reflejo de la realidad social de este país en el que vivimos. Aquella que se ha construido una élite sobre los cadáveres de miles y miles de trabajadores, en la que unos viven a costa de los demás sin dar un palo al agua, llevándose por delante lo que haga falta para proteger sus privilegios y multiplicando sus beneficios frente a aquellos que a diario tienen que mantenerlos con un mísero salario para seguir adelante.

TIERRA Y LIBERTAD
Nº 355 - febrero 2018

lunes, 19 de febrero de 2018

La pesca en el Atlántico Sur, ¿piratería o negocio?


2 febrero 2018

El Atlántico Sur es una de las regiones más ricas del mundo en recursos pesqueros, gracias a las corrientes marítimas y la abundancia de nutrientes. Sin embargo, la actividad en aguas internacionales no está exenta de polémicas por la falta de regulación.

Al sur del océano Atlántico, a unas 200 millas frente a la costa de Argentina, una enorme mancha de luz se destaca en las fotografías satelitales nocturnas. No se trata de los focos de una ciudad en actividad, sino de inmensos barcos pesqueros, muchos de ellos con banderas de países en las antípodas.

Cuando en 2012 la NASA publicó una imagen del sur de América, debió difundir una nota para explicar qué había detrás de esta curiosa estampa, que dejó perplejos a muchos: en ese sitio en medio del mar no hay asentamientos humanos, ni pozos de gas o fuegos.

«Pero hay una enorme cantidad de barcos pesqueros. Munidos de luces para la pesca nocturna, las naves se agrupan en alta mar a lo largo de líneas invisibles: el eje submarino de la plataforma continental, la corriente de Malvinas —rica en nutrientes— y las fronteras de las zonas económicas exclusivas de Argentina y las islas Malvinas», describe la NASA.

Los pesqueros utilizan las luces para atraer el Illex argentinus, una preciada especie de calamar. Según explicó a Sputnik el especialista en conservación marina Milko Schvartzman, se trata de la principal captura de una flota de entre 350 y 400 barcos de bandera china (40%), española (12-15%), taiwanesa (17-18%) o surcoreana (18-20%). La mayoría de estas naves goza de subvenciones de sus naciones de origen a través del combustible y el instrumental de navegación.

Schvartzman, un activista contra la pesca «ilegal, no regulada o no declarada» (IUU, por sus siglas en inglés), se dedica a vigilar meticulosamente en páginas de rastreo satelital la presencia de los pesqueros en esa mancha luminosa.

A criterio del experto, la actividad de los barcos extranjeros tiene serias consecuencias en los ecosistemas y las economías locales, pero está protegida por una «connivencia» de las autoridades de países de la zona (particularmente Uruguay) y apunta al puerto de Montevideo como un centro neurálgico de pesca IUU. El Estado, el sindicato de trabajadores y las cámaras empresariales del sector en Uruguay rebaten estas acusaciones.


¿Qué es la pesca IUU?

La pesca es considerada ilegal cuando la actividad se da en conflicto con la ley del país en cuyas aguas se realiza, o cuando viola las reglamentaciones de organismos con jurisdicción en zona internacional.

«Pero cuando esos barcos están en aguas internacionales, fuera de la zona económica exclusiva, más allá de las 200 millas, como pasa con los barcos que están en el Atlántico Sur, no se la puede llamar ilegal porque no hay una prohibición de pescar allí. Lo que sí tiene esta pesca es que no está regulada, ni reglamentada, ni tiene ningún tipo de control», aseguró Schvartzman a Sputnik.

Mientras que los barcos que realizan pesca estrictamente ilegal son casos puntuales, la mayoría de las actividades en aguas internacionales no están cometiendo necesariamente un ilícito a los ojos del orden jurídico. En total, la pesca IUU representa un giro de entre 9.000 y 23.000 millones de dólares según la FAO.

¿Qué regulaciones hay en el Atlántico Sur?

La mayoría de los barcos que pescan en el Atlántico suroccidental pasa entre cuatro meses y un año en alta mar y evitan ir a puerto para abaratar costos. La descarga de la mercadería se hace a través de transbordos en alta mar a gigantescos buques refrigerados, llamados 'reefers' en la jerga naval.

Según la organización Oceana, realizar transbordos en alta mar «puede ser legal en muchos casos, pero puede facilitar el blanqueo de pescado capturado de manera ilegal, especialmente en alta mar y en aguas alrededor de países en desarrollo o pequeños Estados insulares con recursos insuficientes para patrullar sus aguas».


La zona frente al mar territorial argentino es una de las que presenta más densidad de esta práctica en el mundo. El puerto de Montevideo es, según Oceana, el segundo en escala global donde llegan las naves una vez que reciben la mercadería de los pesqueros. De acuerdo con una nota de prensa de la presidencia uruguaya, en 2015 en esa terminal se realizaron «más de 1.500 descargas», de las cuales una cifra superior a la mitad «fueron de barcos que fueron transbordados en alta mar».

En otras regiones, el espacio internacional está controlado por organizaciones regionales de pesca conformadas por los Estados interesados, que establecen cuotas para la captura de determinadas especies y fijan las condiciones, pero no es el caso de las aguas en cuestión.

«El Atlántico Sur sigue hoy en día bastante librado a la actividad como tal, pero el buque para pescar tiene que tener una licencia de su bandera que es la que le permite operar en aguas internacionales. A su vez, los buques muchas veces tienen otras licencias para ingresar a aguas de países y territorios ribereños y pescar», dijo a Sputnik Aldo Braida, presidente de la Cámara de Agentes de Pesqueros Extranjeros de Uruguay (CAPE).

Esta entidad, creada en 2016, nuclea a agencias uruguayas que representan a empresas marítimas internacionales y proveen servicios a los barcos que pasan por los puertos del país. Según Braida, «el ideal sería una pesca sustentable y controlada».

La CAPE, a través de sus miembros, representa los intereses de unos 120 buques de nacionalidad china, surcoreana, española, taiwanesa y británica. Todos ellos ingresan al puerto de Montevideo y se someten «a inspecciones de las autoridades (uruguayas) que verifican el cumplimiento de las normas internacionales». Braida subrayó que hay «un número muchísimo mayor que no ingresa a Uruguay» y que por lo tanto no tiene vínculo con la cámara.

El Estado uruguayo, por su parte, reconoce que los transbordos en alta mar pueden esconder prácticas irregulares, pero asegura que realiza inspecciones «en un 100%» antes de permitir el ingreso al puerto, según el Servicio de Prensa de la Presidencia. El país realiza este control en conformidad con el «Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto», un tratado vinculante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ratificado por Uruguay en 2013.

Carlos Vega, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines (Suntma), dijo en diálogo con Sputnik que en el pasado el puerto de Montevideo «era muy común» ver naves con banderas extranjeras vinculadas a la pesca ilegal, pero hoy en día «ningún barco puede entrar sin la autorización para pescar en distintos mares».

Schvartzman, por el contrario, consideró que las empresas que capturan en esas condiciones y hacen escala en Montevideo «no cumplen» ningún lineamiento sobre «sustentabilidad», «fechas de veda» o protección del medio ambiente, con un trágico impacto para las especies pescadas, pero también en todo el resto de la cadena alimenticia.

La mano de obra, objeto de polémicas

El trabajo de la pesca es «muy sacrificado», aún en condiciones ideales, subrayó Vega. La lejanía de los seres queridos, las duras condiciones a la intemperie, las temperaturas y la convivencia a bordo posicionan a los marineros al trabajo «quizás más difícil después del de los mineros», según el secretario del Suntma.

Para los migrantes que tripulan los barcos internacionales la situación es un poco peor. En diversos medios locales y globales han trascendido casos de pescadores migrantes que desembarcan en Montevideo gravemente enfermos o con signos de violencia física por parte de los oficiales de los barcos.


Schvartzman también subraya ese punto como uno de los más preocupantes de la pesca en aguas internacionales del Atlántico sur, que emplea en su mayoría a nacionales africanos, filipinos e indonesios. Estos trabajadores cobran salarios bajos y están sometidos al trabajo «esclavo»: según el argentino, una vez en alta mar, los capitanes de los barcos los someten a condiciones inhumanas e incumplen con el pago de sus haberes.

El estipendio de un marinero indonesio ronda entre los 400 y 500 dólares, alrededor de un salario mínimo en Uruguay. Aunque a criterio de Vega en el país sudamericano con ese dinero «la gente se muere de hambre», en su nación de origen se trata de «un buen salario».

De este punto, según el representante de los trabajadores, se aprovechan las pesqueras y la marina mercante. La situación es particularmente grave en los barcos de bandera coreana «con la gente de color», aseguró el sindicalista.

«En algunos la mala alimentación llevó a que algunos compañeros vinieran con tuberculosis. Y algunos compañeros asiáticos también llegaron con lesiones, producto del castigo del capitán a bordo», aseveró Vega, cuyo gremio ha «acobijado», asesorado y «tratado de repatriar».

Respecto a este punto, Javier Bossio, secretario de la CAPE, subrayó que las agencias de pesca extranjera «son los representantes de los armadores en lo que respecta a Uruguay». Por lo tanto, dijo, en los buques que representan se da cumplimiento a la normativa laboral exigida por las autoridades uruguayas.

«Lo que pueda pasar en aguas internacionales solamente lo puede saber el armador, difícilmente lo sepa algún periodista y difícilmente lo sepamos nosotros. La realidad es que ha habido una profesionalización que ha mejorado en los últimos años», comentó el dirigente empresarial. Actualmente, afirmó, «se requiere una documentación y una capacitación que hacen mejorar la calidad de trabajo de los barcos».


El impacto ambiental y económico

Como las aguas internacionales no están regidas por ninguna cuota de pesca, los buques echan sus redes y anzuelos sin observar temporadas de crecimiento o reproducción, según Schvartzman.

El 60% de la pesca en cuestión la constituye el calamar: según el experto, son unas 500.000 toneladas de la especie Illex argentinus en base a estimaciones, ya que al no estar regulada la actividad, las cifras son difusas. Este molusco es, junto al plancton, una de las «columnas vertebrales» del ecosistema marino del Atlántico Sur.

«Es el principal alimento de una cantidad de mamíferos como delfines, lobos y elefantes marinos y cachalotes. También de pingüinos, aves marinas y otras especies de peces», comentó el ambientalista.

La sobrepesca, puntualizó, ha redundado en «problemas de alimentación» documentados en Malvinas y las costas. Además, «se habla poco» de la flota de 400 barcos «que tiran permanentemente residuos, aceite de motor, redes abandonadas y todo tipo de basura».

Por su parte, para Braida esta actividad «es 100% aporte» para la economía, porque «no consume recursos uruguayos». «El buque descarga y despacha en Montevideo; compra víveres, agua, y combustible pero su productividad viene desde aguas internacionales, entonces más allá de los subsidios creo que económicamente a nosotros no nos afecta», concluyó.

miércoles, 14 de febrero de 2018

El año del zorro


Por MAURICIO ANTÓN

Como cada año por estas fechas, en lo profundo de nuestros bosques se escucha la llamada de los zorros en celo. Como animales mayormente monógamos, muchos ejemplares renuevan en esta estación un vínculo de pareja que les permite sacar adelante otra generación de cachorros, a los cuales inculcar la experiencia de unos adultos que pueden vivir casi una década en estado salvaje… o al menos eso dice la teoría. En nuestra triste realidad, pocos zorros superan la etapa de padres primerizos.

El zorro posee una inteligencia y complejidad que apenas vislumbramos. Su astucia toma formas inauditas, por ejemplo cuando en vez de atacar directamente a un grupo de patos, se pone a jugar con un palito en la orilla, dando muestras de divertirse de lo lindo. Esto despierta la curiosidad de las aves, y cuando el zorro abandona su juguete y se retira tras la vegetación, los patos nadan hasta la orilla para ver qué podía ser tan interesante, momento en el que el carnívoro salta desde su escondite. Podría argumentarse que el pato no es el ave más inteligente del planeta, pero el cuervo es un buen candidato a ese puesto, y sin embargo el zorro también tiene una estrategia para atraerlo: hacerse el muerto, manteniendo los ojos cerrados para mayor realismo y juzgando la aproximación del córvido por el oído. En el último momento el supuesto cadáver vuelve a la vida y el pájaro que anticipaba un buen almuerzo se convierte, él mismo, en comida.

Se solía considerar al zorro como un carnívoro solitario, pero su vida social es flexible y varía según las circunstancias. Cuando se les deja tranquilos y disponen de recursos, es común que las hembras del año anterior se queden en el territorio de sus padres y ayuden en la crianza de los cachorros, sacrificando temporalmente la posibilidad de tener descendencia a cambio de ayudar a la supervivencia de sus hermanos pequeños. Este comportamiento está en el germen de las sociedades complejas de otros cánidos como el lobo o el licaón. Con el tiempo, una hembra ayudante puede abandonar el territorio paterno y crear su propia familia, o bien un individuo antes dominante puede adoptar el papel de ayudante, ciclos que, por desgracia, requieren más tiempo del que concedemos a nuestros pobres zorros para madurar en la vida.

El hostigamiento que padece el zorro en España le impide desarrollar facetas sofisticadas de su comportamiento, y es que a fuerza de matarlos por millares los convertimos simplemente en fábricas de hacer más zorros. La gestión de esta especie mediante los demenciales «controles de población» tiene el efecto de intensificar su ciclo reproductivo de manera que las hembras tienen muchos más cachorros de lo que harían normalmente, los cuales a su vez ocupan rápidamente los territorios dejados vacantes por los adultos masacrados. Un zorro en libertad puede llegar a los 9 años, pero en las circunstancias actuales pocos superan los 3, y mucho de lo que la ciencia podría aprender sobre su comportamiento es barrido cada año por una marea de plomo. La excusa para seguir matando zorros es su reputación de animales dañinos, algo cuando menos irónico si recordamos que su dieta consiste primordialmente en roedores, para controlar a los cuales nuestras administraciones siembran los campos de venenos letales para toda forma de vida. Los gestores de cotos de caza insisten en que los zorros perjudican a las aves de caza menor, pero en ese caso el factor relevante es que esas aves son criadas como animales de granja, y es esa práctica, perjudicial para las poblaciones silvestres, la que debería erradicarse en primer lugar.

Pero incluso estas pretendidas justificaciones no explican totalmente la incalculable sangría de zorros. Quien quiera entender la motivación profunda hará bien en armarse de valor y visualizar un vídeo emitido por Jara y Sedal, la revista de caza patrocinada por TVE:



En esta pieza definida como «trepidante» por los editores de la revista, y para la cual muchos elegiríamos otros calificativos, podemos ver a una colección de hombres hechos y derechos entregados a la matanza de zorros con un entusiasmo que va más allá del cumplimiento de su pretendida labor de «gestión». Cualquiera que haya observado tranquilamente a los zorros en su ambiente percibirá el abismo que media entre la sutileza del comportamiento de un animal perfectamente integrado en su ecosistema y el tosco deleite con que los miembros del sector armado arrebatan unas vidas cuya complejidad difícilmente entenderían. El impulso que les anima no es exclusivo de nuestra cultura y de hecho hermana a nuestros escopeteros más raciales con los aristócratas ingleses de casaca y caballo pura sangre. Lo podemos resumir en diez sílabas: reventar zorritos les divierte.

Hay tres razones por las que no existe un vídeo similar en el cual los lobos sean las víctimas:
1) El lobo es mucho más escaso y vulnerable como especie y aunque quisieran, los cazadores no podrían organizar una escabechina comparable, por más que insistan en que «hay demasiados lobos»;
2) Aunque siempre hay quien no se puede aguantar de presumir en las redes con el cadáver de un lobo, generalmente los clientes más pudientes, que son los que pueden pagar un buen «trofeo», prefieren pasar desapercibidos;
y 3) Una alta proporción de las muertes de lobos son ilegales. Lo que se ve en el vídeo de los zorros, en cambio, es legal, demostrando claramente que la ley tiene que cambiar.

Aunque el lobo sea la especie más vulnerable, los zorros están indefensos como individuos ante el acoso humano, y la cantidad de sufrimiento inútil que se despliega en nuestros campos cada año es una medida del embrutecimiento en el que se está sumiendo una parte de nuestra población, mientras el conjunto de la sociedad avanza. El año pasado el Congreso español reconoció la obviedad de que los perros y otras mascotas no son objetos sino seres sintientes, y resulta incoherente seguir permitiendo que sus parientes libres sirvan de diana para unos instintos destructivos que, más que desahogo, lo que requieren es una reeducación urgente. Por lógica, éste debería ser el año del zorro, y del lobo, el año en el que terminase esa sangría cruel, pero no será la primera vez que la política vaya bastante a remolque de la lógica.

LOBO MARLEY
9 enero 2018

jueves, 8 de febrero de 2018

Nuestros pequeños sistemas autorreguladores terrícolas


 Por LYNN MARGULIS y DORION SAGAN

Las tareas que realizan los equipos de bacterias son, nada menos, que el acontecimiento del planeta entero. Son ellos los que evitan que la materia viva acabe convirtiéndose en polvo. Ellos convierten unos organismos en alimento para otros. Mantienen los elementos orgánicos e inorgánicos en el ciclo de la biosfera. Las bacterias purifican el agua de la Tierra y hacen los suelos fértiles. Perpetúan la anomalía química que es nuestra atmósfera, produciendo constantemente reservas nuevas de gases reactivos. James Lovelock, químico británico especializado en el estudio de la atmósfera, sugiere que algunos gases producidos por microbios actúan como un sistema de control para estabilizar el medio ambiente vivo. El metano, por ejemplo, puede actuar como un mecanismo regulador de oxígeno y ventilador de la zona anaeróbica (sin oxígeno), mientras que el amoniaco —otro gas que reacciona fuertemente con el oxígeno y que debe ser, por lo tanto, repuesto continuamente por los microorganismos— probablemente desempeña un papel más importante en la determinación de la alcalinidad de lagos y océanos. Es un gas de los llamados de «invernadero» (como el dióxido de carbono), que retienen las radiaciones produciendo, como consecuencia, un aumento de la temperatura del planeta, y puede haber tenido importancia en el control del clima en épocas pasadas. El cloruro de metilo, un gas del cual se encuentran restos en la atmósfera, puede regular la concentración de ozono en las capas más altas de aquélla, lo que, a su vez, afecta la cantidad de radiación que alcanza la superficie. Y esto influye en el crecimiento posterior de microorganismos productores de gas. Y así sucesivamente. El medio ambiente están tan entrelazado con las bacterias, y la influencia que éstas ejercen es tan intensa, que, en realidad, no hay manera de señalar con el dedo un punto y decir «aquí acaba la vida y aquí es donde comienza el reino inorgánico de la materia inerte».

El mundo bacteriano, efectivamente, ha detenido el tiempo en aquel punto en que un ser vivo no dependía del cuidadoso paquete de ADN que se encuentra en los organismos con núcleo celular, sino que tenía muchas opciones abiertas. El ADN bacteriano y el ARN no quedaron atrapados en el núcleo de las células de las especies que se reproducen sexualmente, sino que se conservaron flexibles de una manera modular. En el mundo bacteriano, fragmentos de ADN independiente, suspendidos entre la vida y el mundo inanimado, constituyen un repertorio poderoso de herramientas para la empresa imparable de la evolución. Cuando un virus penetra en nuestras células y emite sus extrañas instrucciones, puede hacer estragos. Para las bacterias, sin embargo, y para aquellas partes de nuestras células que más recuerdan a bacterias, las intrusiones víricas y de otros tipos en su ADN son pura rutina y, en conjunto, tienen un significado adaptativo. En el microcosmos se van ensayando nuevas combinaciones continuamente y la evolución de esos cambios sustenta también la evolución de las capas no bacterianas de la biota.

A medida que la vida avanza por el camino de la senda eucariótica, se va haciendo más rígida y limitada, en un sentido fundamental. Para conseguir el tamaño macroscópico, la energía y los cuerpos complejos de que disfrutamos, nos valemos de la flexibilidad genética. Con la única posibilidad de intercambio genético sólo durante la reproducción, estamos encerrados en nuestra especie, en nuestro cuerpo y en nuestra generación. Como se expresa a veces en el lenguaje técnico, intercambiamos nuestros genes «verticalmente» (a través de las generaciones), mientras que los procariotas los intercambian «horizontalmente» (directamente con sus células vecinas en una misma generación). El resultado es que mientras que las bacterias genéticamente fluidas son funcionalmente inmortales, en los eucariontes la sexualidad va ligada a la muerte.

 

Con equipos de bacterias que crecen y mueren poblando toda localización posible en la superficie de la Tierra y seleccionando continuamente las mejores soluciones locales para resolver el problema de mantener la vida en un momento determinado, la superficie se mantiene en un estado estacionario y acogedor. Al estar formado por organismos vivos, el ambiente es regulado continuamente por la vida y para la vida. El éxito supremo de intercambio celular para asegurar el máximo número de bacterias acaba aumentando el número de formas de vida, incluyendo animales y plantas, y acelerando todos los ciclos biológicos. Además, en su alianza con animales y vegetales, que no podrían vivir sin ellas, las bacterias de la Tierra forman un completo sistema regulador planetario, cuyo efecto específico es estabilizar las proporciones de gases atmosféricos reactivos y cuyo resultado general es mantener la Tierra habitable. Los humanos no podrán nunca apreciar esta proeza de ingeniería genética hasta que exploradores espaciales traten de colonizar Marte o hagan los satélites habitables en una base continua, que es lo que las bacterias han venido haciendo en la Tierra a lo largo de toda su larga historia.

Microcosmos
(1995)