viernes, 30 de diciembre de 2016

La caza del león para trofeos pone en jaque a la especie

 

El ser humano es la principal amenaza de la mayoría de los animales. El león, a pesar de ser un gran depredador, no es ninguna excepción a la persecución humana. La caza por trofeos de estos félidos, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, es responsable, junto a otras actividades humanas, de la disminución de las poblaciones, como señalan dos estudios científicos.

Agencia SINC
18 diciembre 2016

Las actividades humanas, incluida la caza para trofeos, afectan gravemente al león (Panthera leo). Así lo confirman dos estudios científicos liderados por la Universidad de Oxford (Reino Unido) que han puesto de relieve las amenazas de estos carnívoros no solo cuando abandonan las zonas de protección de los parques nacionales y entran en tierras agrícolas o zonas de caza, sino también cuando se encuentran con cazadores furtivos dentro de las propias áreas protegidas.

Los científicos analizaron entre 1999 y 2012 las muertes de 206 leones en Parque Nacional Hwange de Zimbabue, hogar del león Cecil, un ejemplar que era toda una atracción en este espacio natural y que los propios investigadores británicos estaban estudiando cuando fue asesinado por un dentista estadounidense.

«Entre las amenazas que enfrenta la conservación se encuentra el declive mundial de muchos grandes depredadores. La preocupación pública por el destino de muchos de animales icónicos surgió por el clamor por el asesinato por parte de un cazador de trofeos de Cecil, un animal estudiado de cerca por nuestro equipo», manifiesta David Macdonald, coautor de los estudios y director fundador de la Wildlife Conservation Research Unit (WildCRU) de la Universidad de Oxford.

Los resultados de este primer estudio, publicado en Journal of Applied Ecology, demuestran que las actividades humanas fueron responsables de la muerte del 88% de los machos y del 67% de las hembras. En el caso de los machos, la caza por trofeo fue la principal causa, mientras que la mortalidad de las leonas se produjo por razones más variadas como la caza involuntaria o el asesinato por parte de los pastores para proteger a su ganado.

Los análisis mostraron que los leones intentaron evitar las zonas de riesgo, como las granjas con mucha incidencia de matanzas, lo que sugiere que pueden tomar decisiones basadas en la percepción del riesgo. Los adultos experimentados visitaron con menor frecuencia que los jóvenes estas áreas, y esto podría revelar que los jóvenes son más ingenuos o se ven forzados por otros leones a traspasar estas tierras.


La intensiva caza para trofeos

En un segundo trabajo, publicado en Biological Conservation, los científicos usaron también los datos de la reserva de Hwange para mostrar lo intensiva que es la caza de los leones por trofeos desde principios de los años 2000, lo que provoca efectos negativos en sus poblaciones.

Hasta ese momento, la gestión de este tipo de caza permitió la mejora de los datos poblaciones, como mostró la disminución de los ejemplares cazados. La población de león se incrementó un 62% y el número de machos adultos se incrementó un 200%.

Según el estudio, la caza por trofeos de machos territoriales no solo implica la muerte de los ejemplares, sino que también causa una serie de efectos colaterales, como el infanticidio de cachorros por parte de los nuevos machos, que reducen la supervivencia de todos los grupos y producen el declive de la población principal si la caza no es adecuadamente gestionada.

«Los conservacionistas se enfrentan a retos reales y cada vez más costosos en la protección de estas especies. Las soluciones deben incluir la mejora de la gestión de la caza de trofeos, mayor trabajo con los agricultores para limitar la pérdida de ganado por parte de los depredadores y el incremento de la seguridad de las áreas protegidas contra la caza furtiva», concluye Andrew Loveridge, también miembro de WildCRU, y autor principal de ambos trabajos.


Referencia bibliográfica:
    A.J. Loveridge et al. «Conservation of large predator populations: Demographic and spatial responses of African lions to the intensity of trophy hunting». Biological Conservation, diciembre de 2016
   A.J. Loveridge et al. «The landscape of anthropogenic mortality: how African lions respond to spatial variation in risk» Journal of Applied Ecology, octubre de 2016.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Sobre la guerra civil siria

Ante la ignorancia autosatisfecha de algunos, que todavía se creen (y defienden) que la guerra civil siria es una guerra de buenos y malos, originada por una revuelta con un fondo popular y democrático, pues están muy equivocados. Un amiguete comunista me dijo al respecto que si le hacían elegir entre Rouco Varela y Rajoy, preferiría a éste último, algo parecido es lo que le ha pasado al pueblo sirio. Entre un régimen policial y laico contra insurrectos sectarios y fanatizados religiosamente que están destruyendo el ps, prefiere a un gobierno que, a pesar de las circunstancias, garantiza una estabilidad y pluralidad religosa. Un país, como otros más de la región, que están sufriendo una gran crisis en aras de los intereses de las potencias, a las cuales la situación de la gente les importa un bledo. Un país que sufre una invasión terrorista, financiada por las petromonarquías del Golfo, y que, lamentablemente, sería injusto poner a todos los contendientes en el mismo plano.

Al respecto el exdiplomático etíope y miembro del Partido del Trabajo de Bélgica (PTB) Mohamed Hassan nos lo explica bastante bien en el libro Yihad made in USA, del equipo de Investig'Action:

Las primeras manifestaciones [contra el régimen baazista] eran completamente legítimas. Siria era en efecto una dictadura represiva. Sin embargo, en comparación con otros países de la región, Siria había realizado importantes avances sociales. Pero al comienzo de los años 2000, el gobierno llevó a cabo un conjunto de reformas neoliberales. Esas reformas afectaron a las clases sociales más débiles e hicieron aumentar fuertemente la corrupción. Añade a eso la llegada de millones de refugiados iraquíes, que supusieron una presión enorme para la sociedad siria, y las repetidas sequías que tuvieron un impacto desastroso sobre los campesinos, y así tenemos todos los ingredientes para una revuelta popular.

Pero ese movimiento legítimo fue recuperado por los Estados Unidos, que aprovecharon la ocasión para cumplir un objetivo fijado hace largo tiempo: derrocar al gobierno sirio. Sin embargo, los medios pacíficos no fueron suficientes para llevar a cabo esa misión.

Ante la imposibilidad de enviar sus propias tropas sobre el terreno, los Estados Unidos han debido ponerse de acuerdo con otras fuerzas presentes en el campo de batalla. Pero en ese planteamiento, la oposición moderada tenía un papel menor. Como en Libia, donde la academia militar de Wets Point indicaba ya en 2007 que el Este del país era un santuario de terroristas. Eso no impidió a Washington jugar con fuego y a pesar de todo intentar derrocar a esos gobiernos que le son hostiles. De modo que, con la ayuda de sus aliados saudíes, qataríes y turcos, los Estados Unidos han abierto la caja de Pandora. Y diez años después del lanzamiento de la guerra contra el terrorismo por George W. Bush, Al Qaeda se ha hecho más fuerte que nunca en Oriente Medio.

Hoy hay una guerra en Siria que opone al gobierno y a fuerzas oscuras liberadas por la OTAN y sus aliados. Se puede, por supuesto, poner al mismo nivel a los dos beligerantes tomando una postura «ninista» y escoger apoyar solo a los movimientos progresistas. Es una posición cómoda en el plano ideológico. Pero en la práctica no resuelve nada, e incluso deja el campo libre a los agresores que se dedican a destruir Siria, puesto que, en la situación actual, esos movimientos progresistas no tienen ningún margen de maniobra. Tendrán que explicarme cómo se les puede apoyar concretamente para poner fin a la guerra y liberar Siria…

O entre los principales beneficiados de esta guerra... Para que Santiago Alba Rico o Bernard-Henri Levy lo tengan en cuenta cada vez que escriban algo o abran sus enormes bocazas en defensa de futuras intervenciones «humanitarias»:

Las primeras manifestaciones en Siria suscitaron muchas esperanzas. Por idealismo o mala fe, algunos se quedaron visiblemente aferrados a la imagen de una revolución democrática, sin ver que el movimiento popular había sido manipulado y que Siria había sido víctima de una guerra de agresión. De ahí la idea de que habría sido necesario salvar la 'primavera siria' apoyando más a la rebelión. Dos observaciones a este respecto:

En primer lugar, ¿con quién contaban estos «pacifistas» para armar mejor a los rebeldes? ¿Con Estados Unidos? ¿Habéis visto a los Estados Unidos apoyar a algún movimiento democrático en el mundo? Y si lo fuesen a hacer en Siria, ¿sería con la ayuda de dictaduras como Arabia Saudí y Qatar, que constituyen el núcleo de los «Amigos de Siria»? ¡Mientras que al mismo tiempo Washington permite la represión en Bahréin?

En segundo lugar, no se puede decir que la rebelión ha carecido de apoyos. El dinero y las armas han llegado a Siria desde el comienzo del levantamiento. Lo que los idealistas de la 'primavera siria' no quieren admitir, por el contrario, es que los supuestos yihadistas constituían la parte más significativa de esta rebelión... Algunos dirán que había que haber apoyado más a los moderados a los que apoyar. Los pocos grupos que tenían un perfil aceptable para los occidentales no pesaban gran cosa en la balanza. La mayor parte terminaron por unirse a las filas de Al Qaeda o huyeron entregando sus armas. Lo hemos visto aún recientemente. Los Estados Unidos habían puesto en marcha la División 30, supuestamente para combatir el Estado Islámico. Cuando ese grupo de combatientes se adentró en Siria el pasado mes de julio [2015], el Frente Al Nusra lo atacó, dejando solamente a cuatro o cinco soldados con capacidad operativa. En septiembre, supimos que otro grupo de rebeldes sirios entrenados por los Estados Unidos había finalmente entregado una buena parte de sus equipos militares al Frente Al Nusra. De modo que el Pentágono anunció oficialmente que ponía término a la formación de rebeldes moderados. El programa disponía sin embargo de un presupuesto de 500 millones de dólares. A eso ¿no se le llama ayuda?

Sobre estos programas de ayuda a la rebelión moderada, el reportero Patrick Cockburn es categórico: «Es una ceguera voluntaria, puesto que la rebelión siria está dominada por el Estado Islámico y Jahbat Al Nusra, el representante oficial de Al Qaeda, además de otros grupos yihadistas extremistas. En realidad no existe un muro de separación entre ellos y los rebeldes supuestamente moderados, aliados de los Estados Unidos.»

Y Cockburn añade el testimonio de un oficial de información de un país de Oriente Medio, que explica que los miembros de Daesh «son muy felices cuando se entregan armas sofisticadas a cualquier grupo anti-Assad, porque ellos siempre logran convencerlos de que les entreguen esas armas mediante amenazas, la fuerza o el dinero».

martes, 20 de diciembre de 2016

Musgos, algo más que un adorno navideño


LA MATACARA
Nº 15 - Invierno 2015

Un seco y caluroso verano, que se ha prolongado casi un mes más de lo que dictan las estaciones, ha dado paso a un otoño también seco y más cálido de lo normal.

El cielo limpio y una brisa agradable me acompañan en mi ascenso. El camino de Carrantigua, se dibuja recto entre viñedos y desnudas tierras de cultivo. Nace en polvoriento suelo, y se torna en húmeda senda que me llevará a coronar el ala este del Pico Cuadro.

Nada nos induce a pensar, salvo el tozudo calendario, que estamos con el otoño ya bien entrado. Senecios y gordolobos florecen estimulados por las altas temperaturas que se resisten a desaparecer, a pesar de estar ya en noviembre. Me sorprende el intenso naranja del Colias sobrevolando las perseverantes flores, pues esta mariposa, tras su cuarta generación, debería estar invernando desde el mes de octubre. Lejos de disfrutar del inusual buen tiempo y de las manifestaciones de la vida que se extienden atípicamente más allá de sus ciclos naturales, me invade un gran desasosiego, una profunda angustia. Intuyo que algo va mal, que el cambio climático de origen humano (ya prácticamente no cuestionado por nadie) se pone de manifiesto en los hechos de cada día: disminución de las precipitaciones, que cada vez son menos y más espaciadas, y aumento de las temperaturas. A su vez, estos factores climáticos alteran los ritmos naturales que armonizan la flora y la fauna provocando desajustes que ponen en peligro la continuidad de numerosas especies. Especies que son necesarias para mantener los ecosistemas de la Tierra.

El compacto y seco camino se estrecha y transforma en afilado sendero. Serpea ascendiendo, tapizado de esponjosos musgos y verdes gramíneas. Un manto de vida, acompaña a la senda trepando a su lado, cubriendo cada grano de tierra. Diversas especies de musgo han colonizado un suelo antes estéril y seco en oasis de agua y fertilidad que da cobijo a hongos, líquenes, insectos y a sus hermanas las plantas con flor. Contemplo absorto los musgos que escalan los húmedos árboles y las abruptas rocas calizas transformadas en verde algodón.

Atajo mi ahora plácida excursión por una apenas dibujada trocha que se bifurca desde mi vereda. Por almohada de polícromos verdes asciendo al pedregoso páramo. Aquí la fragmentada piedra también hace gala de rojos y negros musgos que con sus colores protegen la clorofila de estas plantas del intenso sol.

Descansa mi mirada en el relajante y bello paisaje… pienso en su desconocido protagonista, el humilde y a la vez fascinante musgo. Son decenas de especies las que podemos encontrar cohabitando con nosotros en Quintanilla, de este numeroso grupo de plantas que llamamos musgos. Algunas como el Sphagnum [esponja] palustre es capaz de almacenar 30 veces su peso en seco de agua. Otros tienen propiedades medicinales antibióticas, anticancerígenas, antiinflamatorias, etc. Otros muchos son importantes en investigación científica, dado que poseen propiedades tan especiales como la de resistir la desecación o una gran capacidad de recombinación genética como la del musgo Physcomitralla. Su estudio puede suponer un gran avance para la ciencia, cada vez más rentable económicamente e importante para nuestra supervivencia. De lo que no cabe duda es de que todas y cada una de las especies de musgos cumplen una función vital en nuestro pueblo y en nuestro planeta. Son los colonizadores de los suelos desertizados e incluso incendiados, creando o recuperando su fertilidad. Absorben gran cantidad de agua regulando el flujo de ésta en los periodos de lluvia. Evitan la erosión y la pérdida de la riqueza mineral de los suelos, ya que estos quedan atrapados en su organismo para posteriormente pasar al suelo. Nitrifican a éstos a través de la simbiosis que realizan con cianobacterias y hongos fijadores de nitrógeno. Tiene la mayor eficiencia fotosintética de todas las plantas en los ecosistemas húmedos y sombríos. Contribuye a generar una gran biodiversidad, pues su entorno es ideal para la germinación de semillas y para el desarrollo de cualquier ser vivo.


Todo esto es posible ya que los musgos, junto con las hepáticas y antoceros, fueron las primeras plantas que hace casi 500 millones de años colonizaron la tierra firme. Ayudados de hongos y bacterias mutualistas sin las cuales esto no hubiera sido posible. De los musgos y plantas afines derivaron todas las plantas que pueblan el paneta

No podemos olvidar su función como bioindicadores de la contaminación, y, a su vez, el efecto descontaminante que poseen los musgos tanto en el agua, el aire o la tierra. La importancia de los musgos es fundamental en la lucha del cambio climático. Su enorme potencial de fotosíntesis, realiza una importante fijación de carbono. Su control hídrico es básico para paliar los periodos de sequía. Y al evitar la erosión y crear nuevo suelo acelera la regeneración del bosque, frenando el calentamiento global.

Son muchas las amenazas que se ciernen sobre el imprescindible musgo: deforestación, calentamiento global y utilización en decoración de belenes. Toda la generosidad y sabiduría que el musgo entrega a nuestro planeta es pagada por nosotros, los humanos «sabios», con la estupidez propia de nuestra «inteligencia». Arrancamos de la tierra al indefenso y útil musgo. Con él decoramos belenes de nuestra sagrada fiesta navideña. El impacto a nivel mundial de la utilización de musgo para nacimientos es enorme. Cientos de especies de musgos están amenazadas de extinción. La legislación española lo prohíbe, pero más allá de la prohibición está la concienciación. Seamos coherentes, la Navidad es nacimiento y vida. Sin duda la hermosa y creativa tradición de los belenes, nunca debería atentar contra la vida.

FERNANDO BENITO

lunes, 12 de diciembre de 2016

NEW YORK TIMES se hace eco de los fantasmas del franquismo en España


El periódico estadounidense señala que España no es capaz de escapar de su pasado y denuncia que tras la llegada a la democracia no hubo juicio ni equivalente a la desnazificación

PÚBLICO
9-12-2016

La impunidad del franquismo en España traspasa fronteras. El periódico estadounidense New York Times ha dedicado un artículo en su edición de este viernes a recordar que en España, a día de hoy, sigue habiendo al menos 114.000 víctimas de los escuadrones de la muerte fascistas desaparecidas o no identificadas desde el período de la Guerra Civil y la dictadura de Franco.

El artículo titulado Los fantasmas que España intenta ignorar señala que «los muchos fantasmas de España» provenientes de su pasado franquista siguen aumentando, sobre todo, con descubrimientos como el del mes pasado en la localidad de Porreres (Mallorca), donde 50 cuerpos fueron exhumados con señales de haber recibido un disparo en la cabeza a corta distancia.

El artículo prosigue así recordando que en 2007, bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se aprobó la «Ley de Memoria Histórica» prestando apoyo gubernamental y financiación a la excavación y conmemoración, pero que con la llegada del Partido Popular y de Mariano Rajoy a la Moncloa estos fondos fueron liquidados, así como la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura. Según afirmó el presidente, España tenía que «mirar hacia el futuro, y no generar tensión ni división».

El diario New York Times critica que a pesar de que el argumento del líder conservador pueda «sonar como un noble sentimiento es falso. España no es más capaz de escapar de su pasado que cualquier otro país, y la memoria histórica no es sólo un interés de la izquierda derrotada de España».

El autor muestra su sorpresa ante el hecho de que a medida que una «nueva generación de fascistas» gana influencia con gobiernos de los Estados Unidos a Hungría, España no tiene equivalente al Amanecer Dorado de Grecia o al Frente Nacional de Francia. Hecho especialmente sorprendente, según Hancox, dados los desesperados y duraderos efectos de la crisis.

El periódico denuncia que en España, tras la llegada a la democracia, no hubo juicio ni equivalente a la desnazificación del servicio civil, del poder judicial o de las fuerzas de seguridad y que una ley de amnistía de 1977 impide cualquier proceso legal para investigar los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura. Así, reitera que el bloqueo institucional no ha pasado desapercibido fuera de España ya que en 2013, el Comité de Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas exigió que España revocara la Ley de Amnistía y dejara de obstaculizar las investigaciones de los cientos de miles de víctimas desaparecidas.

Hancox relata como Rajoy enfureció a los colectivos memorialistas cuando dijo en Salvados que no creía que hubiera algo que su gobierno pudiera hacer para ayudar. Ahora, como explica New York Times, a Rajoy no le quedan muchas opciones, con un gobierno minoritario y los principales partidos de oposición de centro-izquierda presionando en el Parlamento. El PSOE y Podemos planean obligar al gobierno a recuperar la financiación del proyecto de memoria histórica a nivel nacional en 2017.

lunes, 5 de diciembre de 2016

El Bund, un movimiento revolucionario contra la opresión antisemita y el sionismo

Celebración por miembros del Bund
el 1 de Mayo de 1934 en Bialystok (Polonia).

VIENTO SUR
11/02/2015

Antes de la Primera Guerra Mundial, no fue el sionismo sino el Bund quien logró organizar a decenas de miles de judíos oprimidos en el Imperio ruso…

Todo en su situación les llevaba, bien al exilio, bien a los sentimientos revolucionarios. Se sabe hasta qué punto numerosos revolucionarios del movimiento socialista ruso venían de esta comunidad. La primera organización obrera revolucionaria significativa, constituida a una escala nacional sobre el suelo ruso, fue una organización judía. El Bund, «Unión General de los Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia», fue fundado en 1897 en Vilna (Lituania). Era un partido socialista revolucionario. No tenía al comienzo la intención de constituir un «partido judío». Pero se consideraba como una organización marxista, «socialdemócrata que trabaja en el medio judío». En este caso, se dirigía a la mayoría de los judíos del mundo… en su lengua, el yiddish.

En el marco de su lucha por una Rusia democrática y socialista, sin reivindicar la creación de un estado territorial judío, trabajaba por la construcción de una «nacionalidad judía de lengua yiddish». Los bundistas constituían milicias de autodefensa, luchaban por derrocar el régimen y obtener la igualdad de derechos, e intentaban igualmente desarrollar una vida cultural y cooperativa (incluso autogestionaria como se diría hoy) judía, construir una especie de «autonomía nacional-cultural». No sin romper con las «tradiciones», puesto que el Bund luchaba contra el peso de los dignatarios religiosos reaccionarios, se proclamaba ateo, reivindicaba la igualdad de los hombres y de las mujeres. Los rabinos se indignaban por ello y les reprochaban romper «la unidad judía» ofendiendo la religión y organizando huelgas contra patronos judíos.

Si el programa de emancipación nacional de los judíos del Bund podía parecer contradictorio, G. Plejanov se equivocaba al discutir con ellos (¿desde su posición gran rusa?) calificándoles de «sionistas aturdidos». Por otra parte, el Bund fue mucho tiempo una componente importante del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia), mientras que otros militantes de origen judío construían este partido (y después tanto entre los bolcheviques como los mencheviques) sin poner en primer plano ninguna especificidad judía.

Afiliados del Bund velan los cuerpos de tres camaradas
muertos durante la Revolución de 1905, en Odesa (Ucrania).

Contra el callejón sin salida del sionismo

Por otro lado, los bundistas condenaron también el sionismo en su IV Congreso: «el sionismo es una reacción de la clase burguesa contra el antisemitismo y la situación injusta del pueblo judío. El sionismo político, planteando como objetivo la creación de un territorio para el pueblo judío no puede pretender resolver la cuestión judía (…) ni satisfacer al pueblo en su conjunto».

Es que el proyecto sionista era a la vez colonialista en su esencia y profundamente inadaptado a la situación de los 6 millones de judíos de Europa Central (¡los dos tercios de los judíos del mundo!). Éstos constituían cada vez más una verdadera «nacionalidad» particular, desarrollando sus instituciones culturales, su lengua, intentando incluso sobrevivir y hacerse respetar contra la hostilidad de los estados nacionalistas que se estaban construyendo, alrededor de ellos y contra ellos. No tenían nada que ver con el sionismo. Su existencia era en Europa. El corte social y cultural entre el sionismo y el bundismo estaba simbolizado por la voluntad de los sionistas de hacer del hebreo la lengua del futuro estado, es decir la lengua de la religión que nadie hablaba en la vida cotidiana, y sobre todo nadie de las clases populares. El yiddish (hablado por entre 8 y 10 millones de personas entre las dos guerras) era para ellos «sucia jerga callejera».

De otro lado, un «pueblo judío» se desarrollaba bien, de una cierta forma, en esta parte de Europa, debido a la maduración de condiciones culturales particulares, y por supuesto de la potencia de los prejuicios antisemitas y de la hostilidad creciente de la mayor parte de los estados. Había claramente una cuestión nacional judía, cada vez más viva, a la que el Bund intentaba aportar respuestas.

Una gran parte de la militancia judía del Imperio ruso —bundistas e incluso sionistas socialistas— se sumó a la Revolución de Octubre y, también, al Partido Bolchevique. En 1922, el Bund dejó de existir como partido independiente en la nueva Unión Soviética. Muchos antiguos militantes del Bund fueron víctimas de las purgas estalinistas de los años 1930, mientras que el Bund seguía siendo un partido importante en Polonia.

Pero tras la guerra, no tuvo ya más que una existencia simbólica: nazismo y estalinismo le habían, en lo esencial, aniquilado.

YANN CÉZARD
Nº 61 - enero 2015

martes, 29 de noviembre de 2016

Noviembre negro


La Declaración de Balfour hace 99 años marcó el inicio de un proyecto colonial de proporciones trágicas

Por ILAN PAPPÉ

Noviembre es un mes doloroso en el calendario palestino. Está salpicado de días conmemorativos que tienen en común un tema: la partición de Palestina.

Hoy [2 de noviembre de 2016] es el 99 aniversario de la Declaración Balfour. Aunque no hablaba de partición, se sembraron las semillas de la misma que finalmente permitieron que el movimiento sionista tomase Palestina.

El 15 de noviembre se conmemora la Declaración de la Independencia de Palestina (promulgada por el Consejo Nacional Palestino, CNP) que, de mala gana, era un consentimiento nacional palestino, reacio a la partición, a pesar de la injusticia y la criminalidad involucradas en un acto de este tipo.

Al final del mes, el día 29, conmemoramos la resolución nº 181 de la Asamblea General de la ONU, que recomendó en 1947 la Partición de Palestina en dos estados.

Al poner en secuencia cronológica correcta, podemos ver una línea directa entre la Declaración Balfour de 1917, la resolución de Partición de la ONU de 1947 y el documento del CNP de 1988. Vale la pena invertir nuestro tiempo en volver a leer las sabias palabras de Edward Said sobre la Declaración Balfour:

«Lo que es importante de la Declaración, en primer lugar, es que ha formado durante mucho tiempo la base jurídica de las reivindicaciones sionistas en Palestina, y en segundo lugar y más cruciales para nuestros propósitos aquí, es que era una declaración cuya fuerza posicional sólo puede ser apreciada cuando el grupo demográfico, o las presencias físicas de los palestinos, se comprenden con claridad. Mientras la Declaración se hizo (a) por una potencia europea (b) sobre un territorio no europeo (c) con una indiferencia total tanto de la presencia como de los deseos de la mayoría de los habitantes nativos de ese territorio, y (d) que conformó una promesa de este mismo territorio a otro grupo extranjero, acerca de que este grupo extranjero podría, literalmente, constituir dicho territorio como el hogar nacional para el pueblo judío.»

De hecho era más que eso: permitió un movimiento colonial, que apareció más tarde en la historia, para concebir un proyecto exitoso incluso antes de poner concretamente un pie en la tierra o haber tenido una presencia geográfica y demográfica significativa allí.

'La lógica de la eliminación del nativo'

La población nativa de Palestina estaba mucho mejor equipada que los indios americanos o los aborígenes australianos para hacer frente al peligro de un sionismo recién llegado.

También tenían mayor comprensión de la autodeterminación y la nacionalidad que cualquiera de los otros pueblos indígenas de ese momento.

En 1917 los palestinos habitaban casi exclusivamente su tierra natal y poseían la mayor parte de sus tierras. Sólo con la ayuda de las bayonetas británicas podría el proyecto colonial del sionismo sobrevivir en sus primeras etapas de las revueltas palestinas de 1920, 1921, 1929 y, en particular, de 1936.

El ejército británico empleó una inmensa fuerza, que incluía la Real Fuerza Aérea, para sofocar el levantamiento palestino de 1936, que duró tres años y terminó con la eliminación británica de la dirección nacional palestina, tanto por los asesinatos como por el exilio.

Este fue el principal legado del proyecto Balfour: no tanto por la consagración de su texto sino por la política que siguió y que condujo finalmente a la catástrofe de 1948.

Había funcionarios británicos en su país y en el terreno que tenían dudas y reparos acerca de la alianza con el sionismo. Tenían algo que decir cuando el Gobierno británico envió una Comisión Real de investigación para estudiar los orígenes de la revuelta de 1936.

La comisión esperaba poder rectificar algunas de las injusticias sugiriendo la partición entre los colonos y la población nativa.

La dirección sionista instó a los británicos a transferir a los palestinos de cualquier área que fuera concedida a los colonos sionistas, pero esto era algo que Londres se negó a hacer.

Sin embargo, al legitimar la partición de Palestina como una «solución» con el aval internacional, Gran Bretaña asoció claramente esta resolución geográfica con el proyecto básico de cualquier movimiento colonial, que tan brillantemente definiera el fallecido Patrick Wolfe como «la lógica de la eliminación del nativo».

El mundo árabe apoyó el rechazo palestino y esperaba en un primer momento cambiarlo por medios diplomáticos. Cuando se hizo evidente durante los primeros meses de 1948 que la limpieza étnica de Palestina había comenzado en serio, la opinión pública árabe demandó más de sus gobiernos.

Con semejante bendición no era de extrañar que, a partir de ese momento, la partición y la limpieza étnica fueran de la mano en el pensamiento y la práctica sionistas.

Cuando el gabinete británico anunció su decisión de abandonar Palestina a principios de febrero de 1947 y se refirió al futuro del país ante la ONU, surgió la oportunidad histórica de fundir una vez más la partición con la transferencia de la población.

Esta vez la dirección sionista no buscó la legitimidad internacional para la transferencia; venía implícita con la partición. Se asumía correctamente que la partición, en particular dos años después del Holocausto, se aceptaría internacionalmente como una solución justa, moral y razonable.

Lord Balfour en Jerusalén en 1925.
Un crimen europeo

El natural rechazo palestino a la idea de repartir su tierra natal con los colonos, la mayoría de los cuales sólo habían llegado unos pocos años atrás, cayó en oídos occidentales sordos.

Instalar a los judíos en Palestina, sin la necesidad de llegar a un acuerdo por lo que Europa hizo con ellos en la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en la salida más fácil del momento histórico más feo de Europa.

Como es evidente hoy por los documentos, la dirección sionista consideraba la resolución de la partición como la legitimación internacional de un Estado judío en Palestina y el rechazo de Palestina como pretexto válido para la limpieza étnica de la población nativa.

El mundo árabe apoyó el rechazo palestino y esperaba en un primer momento a través de medios diplomáticos cambiar la resolución. Cuando se hizo evidente durante los primeros meses de 1948 que la limpieza étnica de Palestina comenzaba en serio (a principios de mayo la mayoría de las ciudades palestinas fueron despobladas y algunas arrasadas por completo por las fuerzas sionistas), la opinión pública árabe exigió más de sus gobiernos.

El colmo fue la matanza de Deir Yassin de abril de 1948. En sus principios, la Liga Árabe comenzó a coordinar una operación militar a gran escala para detener la destrucción de Palestina.

No todos los líderes árabes estaban realmente interesados en este objetivo y ninguno de ellos estuvo dispuesto a aportar una fuerza militar significativa a la campaña.

El resultado fue una derrota total por las fuerzas israelíes que continuaron, sin ningún reproche o intervención internacional, la limpieza étnica de los palestinos.

Ocupación

Dos áreas quedaron fuera del alcance de Israel: la Franja de Gaza y Cisjordania. No porque Israel careciera en ese momento de poder para ocuparlas, sino porque sus líderes decidieron que Cisjordania era un pasivo demográfico y la Franja de Gaza podría servir como un gran receptor de los cientos de miles de refugiados que Israel empujó hacia el sur de Jaffa y Jerusalén.

Sin embargo, desde 1948, un grupo venía operando en Israel exigiendo la ocupación de estos últimos restos de Palestina. La oportunidad llegó en 1967.

Poco después se hizo evidente que, al menos para algunos de los israelíes, este no fue un hecho positivo. La ocupación de las tierras de millones de palestinos resultó ser un inesperado dolor de cabeza político y, por un tiempo, una carga financiera.

Surgió entonces el campo de la paz israelí que nació con la voluntad de controlar estas dos áreas desde fuera y que se les concediera la autonomía. Y más tarde algunos miembros del movimiento estuvieron dispuestos a llamar a estas áreas un Estado.

Al mismo tiempo los colonos, con y sin el beneplácito del Gobierno, comenzaron a ocupar Cisjordania y la Franja de Gaza.

Al igual que en 1936, y luego en 1987, un pueblo oprimido trató de sacudirse el proyecto colonial. Esta vez hubo alguna reacción internacional positiva que otorgó a la Organización de Liberación de Palestina (OLP) la esperanza de impulsar la causa. Parecía que incluso EE UU, en la era posterior a la Guerra Fría, podría cambiar su actitud.

La sustitución de presencia con la ausencia

La bendición americana vino con un precio: la exigencia de que la OLP reconociera la partición de Palestina y aceptase la pérdida de casi el 80 % de la tierra natal.

La Declaración de Independencia navegó entre el pragmatismo exigido y la lealtad a los principios morales y básicos del movimiento de liberación. La partición fue reconocida como un delito además de un hecho consumado.

A pesar de la injusticia histórica hecha al pueblo árabe palestino con su desplazamiento y la privación del derecho a la autodeterminación tras la adopción de la Resolución 181 de la Asamblea General (II) de 1947, que dividió a Palestina en un Estado árabe y un Estado judío, esa resolución, sin embargo, sigue estableciendo condiciones previas a la legitimidad internacional que garanticen al pueblo árabe palestino el derecho a la soberanía y la independencia nacional.

Esto podría haber funcionado si la partición hubiera tenido una verdadera estrategia o visión del Estado colonizador de Israel. Sin embargo la concesión total de exclusividad en la propiedad demográfica y geográfica es un escenario impensable para cualquier proyecto colonial. El objetivo es desplazar a los nativos y sustituirlos. O como dijo muy bien Edward Said, la sustitución de la presencia con la ausencia.

Desde la perspectiva israelí/sionista, la partición sólo puede ser un medio para completar el proyecto del colonialismo, nunca se puede utilizar para limitar o abandonar el proyecto.

De este modo, la Declaración de Independencia no afectó a la realidad sobre el terreno, así como tampoco lo hicieron los siguientes intentos internacionales, regionales o locales para revender la idea de la partición como una «solución de dos estados».

El discurso sobre la partición continuó, mientras que la realidad del colonialismo iba tapando casi cada pulgada de la Palestina histórica.

Noviembre es un buen mes para reflexionar sobre por qué la partición, que se describe en la jerga estadounidense como la mejor manera de mantener felices a los vecinos, iguala a la ocupación, la colonización y la limpieza étnica.

Las semillas se sembraron en 1917, se cosecharon en 1947 y envenenan el país desde entonces. Es el momento de adoptar un punto de vista moral y político nuevo en esta historia en aras de un futuro mejor.



jueves, 24 de noviembre de 2016

Las raíces olvidadas de la 'democracia' representativa


Por PEDRO OLALLA

La lucha declarada contra el absolutismo y la pretensión de reemplazarlo por un sistema de gobierno representativo fue la razón de ser de una corriente filosófica que, a finales del siglo XVII, intentó rescatar del olvido las antiguas ideas griegas sobre la esencia política del hombre y sobre la soberanía que emana de la sociedad en su conjunto. Esta actitud, defensora de las libertades individuales frente a los abusos de un poder amparado en su presunto origen divino, recibió el nombre de liberalismo, un nombre sonoro bajo el que, con el tiempo, se han ido cobijando ideas poco afines y contrarias aun a sus principios.

Fue un profesor de griego y de retórica, formado también como médico, quien dio los primeros pasos por esa nueva senda liberal: John Locke. Locke habló de la vida, de la libertad, de la propiedad y de la búsqueda de la felicidad como derechos inalienables de todo ser humano; razonó que el estado salvaje y la ley del más fuerte no garantizan la existencia de tales derechos; explicó que el hombre se agrupa en sociedad y acepta poner límites a su libertad inherente para salvaguardar precisamente esos derechos básicos; y recordó que, si la autoridad creada por una sociedad para garantizar tales derechos fracasa en su misión o atenta contra ellos, desaparece su razón de ser, y dicha sociedad tiene la potestad de retirarle el mismo poder que le confiere. Locke escribió sobre derechos físicos inalienables, sobre un acuerdo tácito esencial entre gobernantes y gobernados, sobre una soberanía compartida por todos, y sobre un parlamento que la exprese y que redacte leyes justas para ser cumplidas igualmente por todos. En esa misma lucha contra el absolutismo y sus prerrogativas tradicionales, otros espíritus abiertos e ilustrados siguieron concibiendo argumentos para reivindicar la participación de la sociedad en la toma de decisiones políticas: Montesquieu, contra el derecho divino y a favor de la división de poderes y de un sistema constitucional de gobierno; Voltaire, contra la intolerancia religiosa y a favor de los derechos civiles; Rousseau, en defensa de la voluntad general, de la soberanía popular y el interés común.

Las ideas de ese primer liberalismo —derechos inherentes, dignidad del individuo, libertad de expresión, libertad de conciencia, igualdad ante la ley, división de poderes, gobierno representativo, constitucionalismo— inspiraron sin duda a los líderes que pusieron en marcha la Independencia de Estados Unidos y la posterior Revolución francesa. Los vencedores de esas revoluciones, y de otras muchas que, a su calor, estallaron después, conciliaron los principios del liberalismo con las aspiraciones de la burguesía emergente y crearon mecanismos de participación política parlamentarios y constitucionales en la línea representativa propia del republicanismo romano; pero no resucitaron la antigua democracia. Pusieron en marcha, eso nadie lo duda, un nuevo y decisivo proceso histórico de conquistas frente al absolutismo y la concentración del poder, y lo hicieron utilizando el nombre —entonces sospechoso y denostado— de la democracia; pero la democracia auténtica —directa, asamblearia, en un continuo referéndum, sin división de poderes, con identificación real entre gobernantes y gobernados, con igualdad política real entre los ciudadanos— no fue recuperada en ese intento, y no lo ha sido aún, dos siglos después de aquellas llamas.



sábado, 19 de noviembre de 2016

La fatua del Consejo Militar Supremo del Ejército de la Conquista sirio

 

El Consejo Militar Supremo del Ejército de la Conquista que controla los barrios del este de Alepo, emitió la siguiente fatua:

DECLARACIÓN AL PACIENTE PUEBLO DE ALEPO
Alabado sea Alá que, con su apoyo, glorificó a sus adoradores y, con su poderío, ha humillado a los enemigos del Islam. Paz para nuestro Maestro y nuestro Profeta Mahoma, para su familia y sus compañeros hasta el Día del Juicio Final.

El Alto Mando del Ejército de la Conquista está plenamente consciente de la dimensión de los sufrimientos que ha sufrido pacientemente el pueblo de Alepo, bombardeado y sitiado por el régimen. Luego de haber consultado a los muyahidines de otras facciones, hoy anuncia por medio de la presente declaración que autorizará a los civiles de menos de 14 años y de más de 55 años a abandonar los sectores bajo su control, a condición de que los que quieran partir entreguen, en nombre de la yihad, una suma de 150.000 libras sirias para respaldar a los hermanos que combaten en el frente.

Con el permiso y ayuda de Alá, prometemos a ustedes una gran victoria. Apresuren ustedes el paso hacia un paraíso más grande que el Cielo y la Tierra. Si no pueden ustedes participar personalmente en la yihad, háganlo contribuyendo con dinero. Obedezcan a Alá y gánense así la entrada a su Paraíso. Lleven ustedes la buena noticia a quienes son pacientes.

Los civiles que han tratado de escapar hacia los barrios bajo control de la República Árabe Siria [el gobierno de al-Assad] han sido abatidos por los yihadistas.

La realidad es que, al cabo de un largo periodo bajo la ocupación de los yihadista, quienes venden los alimentos a precio de oro, ninguna familia puede hallarse aún en condiciones de reunir la suma exigida para pagar por la salida de los niños y personas de edad avanzada.

El Consejo Militar Supremo del Ejército de la Conquista está encabezado por el Juez Supremo del Tribunal de la Sharia, el jeque saudita Abdullah al-Muhaysini, quien ha expresado repetidamente su fidelidad a Al-Qaeda. En una entrevista transmitida el 28 de octubre de 2016, el jeque al-Muhaysini precisó que los yihadistas presentes en Siria son extranjeros acompañados de algunos colaboradores sirios, e incluso criticó a los sirios porque no participan en la yihad.

El Ejército de la Conquista es una coalición de varios grupos armados reunidos alrededor del Frente al-Nusra o sea Al-Qaeda en Siria–, recientemente rebautizado como Frente de Liberación de Siria (Fatah al-Sham).

martes, 15 de noviembre de 2016

La confusión del veganismo

Por CLAUDIO BERTONATTI

Uno de los grandes problemas ambientales es que las verdades se mueven reptando lentamente por la selva mientras que las mentiras vuelan rápido por cielo despejado. Otro de los problemas es que desde las buenas intenciones se pueden tomar malas decisiones.

Por eso dedico este artículo a quienes dejaron de alimentarse con carne por compasión o solidaridad con los animales. No lo dirijo, entonces, a quienes evitan su consumo por motivos nutricionales, filosóficos o religiosos. Tampoco resultará apto para fanáticos, fundamentalistas o para quienes no dudan de sus creencias u opiniones. No pretendo herir a nadie.

Hay personas que suponen que al evitar el consumo de carne no matan animales. Tengo una pésima noticia para ellas: no es cierto. El más despojado plato de arroz o un simple pedazo de pan también implica un impacto mortal para muchos animales. Que no lo veamos ni sepamos es otro tema. Pero la muerte está presente de un modo inevitable. No existe el desarrollo humano con impacto ambiental cero: para que nosotros podamos vivir muchas formas de vida deben morir. Esta afirmación es chocante pero es una de las verdades más obvias de la ecología, que es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su ambiente.

Vegetariano u omnívoro

Aclaro que fuí vegetariano. En mi adolescencia creía que era una forma de evitar el sufrimiento y la muerte de los animales. Después de un par de años volví a ser omnívoro. Les explicaré los motivos, advirtiendo que no pretendo convertir a nadie a ninguna filosofía o estilo de vida. Sólo busco arrimar información, impresiones y experiencias para ayudar a quienes quieran revisar sus decisiones alimenticias con implicancias ambientales.

¿Qué me hizo cambiar de opinión y de conducta? La constatación de la realidad ambiental en el terreno y, fundamentalmente, la comparación de los campos donde se producen nuestros alimentos. Por eso, les propongo repetir el ejercicio. Visiten un campo ganadero y otro agrícola en una misma región y anoten la diversidad de formas de vida que ven en cada uno de ellos. Este ejercicio se puede hacer registrando solo la presencia de aves, anfibios, reptiles, peces, mamíferos, mariposas, hongos o plantas, o de todos estos grupos.

El resultado será inequívoco: un cultivo (soja, trigo, maíz o arroz, para mencionar los más extendidos) no conviven con mucho más que sí mismos. Incluso, sucede esto con la huerta más orgánica del mundo. Las especies animales no sólo no son bienvenidas sino que en los cultivos no orgánicos (la mayoría) son combatidas con biocidas o agrotóxicos (venenos), cuando no, tiros u otras formas de lucha para evitar la presencia de predadores que ocasionan daños y pérdidas económicas.

Una de las impresiones más contundentes fue el contraste entre la abundante vida silvestre de los esteros y arroyos del nordeste argentino con las arroceras vecinas. En estas últimas no había lugar para carpinchos, ciervos de los pantanos, lobitos de río, boas curiyú, garzas, gallaretas ni patos. Para cultivar arroz se drenan esos esteros, arroyos y riachos para que les deriven su agua y muchas veces, terminan secos o muertos, sin vida. Como se empobrecen o destruyen esos ambientes naturales muchos animales silvestres desamparados buscan refugio o comida en los cultivos que los han reemplazado. Y ahí se desata un segundo golpe. Para evitar que las aves o mamíferos coman los granos o brotes se esparcen semillas envenenadas o se traen tours de cazadores salvajes a desterrarlos a tiros de plomo (también contaminante). Nadie que sepa esto puede decir que por no comer carne y alimentarse con arroz, por ejemplo, no se matan animales.

Claro, la muerte es distinta porque ocurre más lejos, de un modo difícil de ver y variada en su forma (alterando el ambiente, envenenando o disparando balas). Una característica fundamental es que no se matan puntualmente los animales domésticos a consumir (para los que hay una sensibilidad más desarrollada), sino una enorme cantidad de animales de una gran diversidad de especies silvestres: desde invertebrados hasta peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Estos impactos se tornan «invisibles» a la distancia de una gran ciudad y en consecuencia son poco emotivos. Y lo que no emociona no es evocado.

Por desconocimiento, entonces, se tiene mucha más sensibilidad por los animales domésticos que por los silvestres (como si estos últimos tuvieran menos derechos), cuando el nivel de preocupación debería ser inverso. A diferencia de lo que ocurre con las variedades domésticas, las especies silvestres que se extinguen no tienen reposición. Este disparate tiene un correlato coherente, aunque irracional. Entre muchos vegetarianos y veganos hay dolor o lamento constante por la muerte de animales domésticos (que vale la pena aclarar, están fuera de peligro de extinción porque se crían a gran escala) y un silencio sepulcral ante la muerte de la multitud de individuos de especies diferentes de la fauna salvaje. O lo que es peor, ante la desaparición del ambiente en el que conviven miles de formas de vida, muchas veces, de especies amenazadas.

Ganadería y agricultura

Por otro lado, con respecto a la ganadería, cuando se practica de un modo extensivo (o sea, a campo) se pueden ver garzas, ranas, culebras, peces, zorrinos, zorros, gatos monteses, hurones, perdices, hongos y muchas otras formas de vida entre los vacunos, los lanares o los caballares. Y si fuera realizada sobre pastizales nativos, es posible la convivencia hasta con especies amenazadas como los venados de las pampas y el yetapá de collar.

Pero la ganadería viene cediendo terreno a la agricultura. Y, de hecho, la expansión de la frontera agrícola (junto con la urbana) viene siendo desde hace décadas la principal amenaza para la naturaleza argentina, dado que va arrasando con nuestros bosques, selvas, montes, sabanas, esteros y pastizales para reemplazarlos por campos de cultivo. Si la humanidad se hiciera vegana para la naturaleza sería una tragedia.

Está claro que de una u otra forma la humanidad debe alimentarse y eso genera ineludiblemente un disturbio en la naturaleza, ya sea para reemplazarla o para intervenirla. Y cuando nuestra población crece como lo hace desde hace siglos, de un modo irresponsable o desentendido de la capacidad de carga del planeta, la agricultura se transforma en el mecanismo más fácil para proveer alimentos a gran escala y, en consecuencia, a gran impacto ambiental.

Desde luego existen formas más amigables de cultivar, pero no se practican a gran escala y menos en el contexto de crecimiento poblacional mundial.

También existen formas menos cruentas de matar a los animales, pero cuando uno es sensible, hasta la eutanasia programada duele. Lo cierto es que existen técnicas para aplicar una «muerte humanitaria», que es inmediata, evitando maltrato, crueldad y agonía. Si se aplicara en los mataderos o «criaderos» se evitaría el maltrato y agonía que caracteriza a muchos de ellos. Ojalá tuvieran esta oportunidad los miles de animales silvestres que mueren cotidianamente envenenados por el uso de agroquímicos, mal heridos o baleados por los cazadores asociados con la defensa de los cultivos o los que quedan hambrientos y sin refugio porque su ambiente fue arado.

Para evitar que se maten animales la única solución es dejar de comer. Ya hemos visto que cualquier dieta capaz de sostenernos acarrea más muertes de las que imaginamos. Uno de los grandes temas a resolver a escala mundial es cómo transformar la actual producción industrial de alimentos en un modelo compatible con la conservación de los espacios silvestres. No sólo practicando agricultura y ganadería sostenibles y sustentables, sino también siendo más humanitarias con las demás formas de vida.

Este caso ejemplifica lo difícil que es catalogar de «blanco» o «negro» un tema ambiental. La realidad tiene abundantes tonos de «grises» y es más compleja a medida que nos interiorizamos en ella. Al principio, suele ser ingrato hacerlo porque sin anestesia destroza ideas utópicas propias de un mundo ideal. Así, concluiremos en elegir la opción menos mala en lugar de la más buena.

Nuestro mundo real es imperfecto y no tenemos otro. Es difícil cambiarlo si nosotros no cambiamos. El historiador escocés Thomas Carlyle (1795-1881) dejó una reflexión oportuna para esta situación: «¿Qué esta es una mala época? Pues bien, estamos aquí para hacerla mejor». Si aceptamos el desafío se hace ineludible detenernos a contrastar ideas y realidades para tomar decisiones inteligentes y buenas.

2015