viernes, 28 de abril de 2017

Advertencia a la Humanidad


    La ADVERTENCIA DE LOS CIENTÍFICOS DEL MUNDO A LA HUMANIDAD fue escrita y liderada por el difunto Henry Kendall en 1992, antiguo presidente de la junta directiva de la Unión de Científicos Preocupados. La UCP es una organización de acción compuesta de ciudadanos y científicos que están preocupados sobre temas ambientales y científicos.



Los seres humanos y el mundo natural se encuentran en rumbo a una colisión. Las actividades humanas infligen daños severos y a menudo irreparables al medio ambiente y a los recursos críticos. Muchas de nuestras prácticas actuales, si no son controladas, ponen en riesgo al futuro que todos deseamos tanto para la sociedad humana como para los reinos de las plantas y de los animales, posiblemente alterando al mundo viviente en forma tal que será imposible sostener a la vida en la manera como ahora conocemos. Es urgente llevar a cabo cambios fundamentales si queremos evitar la colisión que nuestro curso actual nos va a traer.

El medio ambiente está sufriendo estreses críticos en las siguientes áreas:

LA ATMÓSFERA

La reducción del ozono estratosférico nos amenaza con un aumento en la radiación ultravioleta al nivel de la superficie de la Tierra, lo cual puede ser dañino o hasta letal para muchas formas de vida. La contaminación del aire cerca de la superficie y la precipitación ácida ya están causando daños generalizados a los humanos, a los bosques y a los cultivos.

LOS RECURSOS ACUÁTICOS

La irresponsable explotación de los suministros agotables de agua subterránea pone en peligro a la producción de alimento y a otros sistemas humanos esenciales. La excesiva demanda sobre las aguas superficiales del mundo ha resultado ya en serias deficiencias en unos 80 países, los cuales contienen al 40% de la población del mundo. La contaminación de los ríos, lagos y aguas subterráneas limita más aún el suministro.

Para el final del Siglo XXI podríamos perder 1/3 de todas las especies si no limpiamos nuestro aire, agua y recursos terrestres.

LOS OCÉANOS

La presión destructiva sobre los océanos es severa, particularmente en las regiones costeras que producen la mayor parte de la pesca alimenticia del mundo. La captura marina mundial total se encuentra ahora por encima de la capacidad de suministro máximo sostenible. Algunas pesquerías ya han mostrado señales de colapso. Los ríos que llevan hacia los océanos severas cargas de sedimento proveniente de la erosión de los suelos, también llevan desechos industriales, municipales, agrícolas y pecuarios, algunos de ellos tóxicos.

EL SUELO

La pérdida de la productividad del suelo, la cual está causando un extenso abandono de la tierra agrícola, es un producto secundario muy extenso de las prácticas actuales en la agricultura y en la cría de animales. Desde el año 1945, el 11% de la superficie de la Tierra cubierta de plantas ha sido degradada. Esto representa a un área más grande que la India y China combinadas. La producción de alimento per cápita está disminuyendo en muchas partes del mundo.

LOS BOSQUES

Los bosques húmedos tropicales, así como los bosques secos tropicales y templados, están siendo destruidos rápidamente. Si continúa la tasa actual, varios tipos críticos de bosque desaparecerán en unos pocos años y mucho del bosque húmedo tropical desaparecerá antes del final del próximo siglo. Con ellos desaparecerá un gran número de especies de plantas y de animales.

LAS ESPECIES VIVIENTES

La pérdida irreversible de las especies, la cual para el año 2100 puede alcanzar a un tercio de las especies ahora existentes, es especialmente seria. Estamos perdiendo el potencial que estas especies poseen de proveernos de medicinas y de otros beneficios, así como la contribución que la diversidad genética de las formas de vida provee para el robustecimiento de los sistemas biológicos mundiales y la belleza extraordinaria de la Tierra en sí misma.

Una gran parte de estos daños es irreversible en una escala de siglos o hasta permanentemente. Otros procesos también parecen representar amenazas adicionales. El aumento de los niveles de gases en la atmósfera proveniente de las actividades humanas, incluyendo al dióxido de carbono emitido por la quema de combustibles fósiles y por la deforestación, puede alterar al clima en una escala global. Las predicciones del calentamiento global aún son inciertas, con una variación de los efectos proyectados desde tolerables hasta severos. Sin embargo, los riesgos son muy grandes.

Nuestra manipulación masiva de la interdependiente red de vida del mundo, conjuntamente con los daños ambientales infringidos por la deforestación, la pérdida de las especies y el cambio climático, pueden provocar amplios efectos adversos. Éstos incluyen colapsos impredecibles de sistemas biológicos críticos cuyas interacciones y dinámica solo comprendemos en forma imperfecta.

La incertidumbre sobre el alcance de estos efectos no puede excusar la complacencia o el retardo en la búsqueda de soluciones para enfrentar a la amenaza.

LA POBLACIÓN

El planeta no puede sostener a la sobrepoblación humana. La Tierra es finita. Su habilidad de absorber desperdicios y efluentes destructivos es finita. Su habilidad de proveer alimento y energía es finita. Su habilidad de proveer recursos para una población humana en aumento es finita. Estamos acercándonos rápidamente a muchos de los límites de la Tierra. Las prácticas económicas actuales que causan daño al medio ambiente, tanto en países desarrollados como en países en desarrollo, no pueden continuar sin arriesgarnos a dañar irreversiblemente a los sistemas globales vitales.

Las presiones resultantes de un crecimiento incontrolado de la población ponen demandas sobre el mundo natural que pueden abrumar a todos los esfuerzos que pongamos para alcanzar un futuro sostenible. Si queremos detener a la destrucción del medio ambiente, debemos aceptar que hay límites a ese crecimiento de la población. Un estimado del Banco Mundial indica que la población humana no se estabilizará en un número menor a 12 mil 400 millones mientras que las Naciones Unidas concluyeron que el número total eventual puede alcanzar los 14 mil millones, casi el triple de los actuales 5 mil 400 millones. Sin embargo, en este momento, una de cada cinco personas vive a un nivel de pobreza absoluta sin tener suficiente que comer, y una de cada diez sufre de malnutrición severa.

Nos quedan de una a varias décadas antes de perder la oportunidad de evitar los riesgos que ahora enfrentamos, disminuyendo así inmensurablemente los prospectos para la humanidad.

UNA ADVERTENCIA

Los abajo firmantes, miembros de rango de la comunidad científica mundial, damos aquí una advertencia a toda la humanidad sobre lo que enfrentamos en el futuro. Se requiere un gran cambio en la forma en que manejamos a la tierra y a la vida en ella, con el fin de evitar una vasta miseria en la humanidad y la mutilación irreparable de nuestro hogar global en el planeta.


LO QUE DEBEMOS HACER

Debemos enfrentar simultáneamente a varias áreas que están inextricablemente enlazadas:

-Debemos poner bajo control a las actividades que causan daños al medio ambiente con el fin de restaurar y proteger la integridad de los sistemas de la tierra de los cuales dependemos.

-Debemos, por ejemplo, alejarnos de los combustibles fósiles y acercarnos a formas más benignas e inexhaustibles de energía con el fin de disminuir las emisiones de gases de invernadero y la contaminación de nuestro aire y nuestras aguas.

-Se debe dar prioridad al desarrollo de fuentes de energía que estén en armonía con las necesidades del tercer mundo, es decir, formas de pequeña escala y fáciles de implementar.

-Debemos detener a la deforestación, al daño y pérdida de tierras agrícolas y a la pérdida de las especies de plantas y animales terrestres y marinos.

-Debemos manejar más efectivamente a los recursos vitales para el bienestar humano.

-Debemos dar una alta prioridad al uso eficiente de la energía, del agua y de otros materiales, incluyendo la expansión de la conservación y del reciclaje.

-Debemos estabilizar a la población. Esto solo será posible si todas las naciones aceptan que esto requiere tanto la mejora de las condiciones socioeconómicas como la adopción de la planificación familiar efectiva y voluntaria.

-Debemos reducir y, eventualmente, eliminar a la pobreza.

-Debemos garantizar la igualdad de los sexos y garantizar el control de la mujer sobre sus propias decisiones reproductivas.

Hoy en día, las naciones desarrolladas son los mayores contaminadores en el mundo. Ellas deben reducir grandemente su propio consumo excesivo si de verdad queremos reducir las presiones sobre los recursos y sobre el medio ambiente global. Las naciones desarrolladas tienen la obligación de proveer ayuda y apoyo a las naciones en desarrollo, porque solo las naciones desarrolladas poseen los recursos financieros y las habilidades técnicas para estas tareas.

El actuar en base a este reconocimiento no es altruismo, sino interés propio inteligente: seamos o no industrializados, todos tenemos un solo bote salvavidas. Ninguna nación escapará al daño cuando maltratemos o destruyamos a los sistemas biológicos globales. Ninguna nación podrá escapar a los conflictos sobre el aumento en la escasez de los recursos. Además, las inestabilidades ambientales y económicas van a causar migraciones masivas con consecuencias incalculables tanto para los países en vías de desarrollo como en desarrollo.

Las naciones en vías de desarrollo deben comprender que el daño al medio ambiente es una de las mayores amenazas que ellas enfrentan y que cualquier intento de suavizar este impacto será abrumado si sus poblaciones siguen creciendo sin control. El mayor peligro es el verse atrapados en una espiral de deterioro ambiental, pobreza y disturbios, llevando al colapso social, económico y ambiental.

El éxito en esta tarea global requerirá una gran reducción de la violencia y de la guerra. Los recursos que ahora se dedican a la preparación y conducción de guerras, los cuales sobrepasan un millón de millones de dólares cada año, serán altamente necesarios para financiar a estas nuevas tareas y deberán ser redirigidos hacia estos nuevos retos.

Se requiere una nueva ética, una nueva actitud sobre la descarga de nuestra responsabilidad sobre el cuidado de la humanidad y de la tierra. Debemos reconocer la limitada capacidad de la tierra para proveernos de recursos. Debemos reconocer su fragilidad. No debemos permitir más que sea saqueada. Esta ética debe motivar a un gran movimiento; debe convencer a los líderes reacios, a los gobiernos reacios y a las personas reacias mismas de llevar a cabo los cambios necesarios.

Los científicos que emiten esta advertencia esperan que nuestro mensaje alcance y afecte a la gente en todo el mundo.

-Necesitamos la ayuda de muchos.
-Requerimos la ayuda de la comunidad mundial de científicos.
-Requerimos la ayuda de los líderes industriales y de negocios del mundo.
-Requerimos la ayuda de los líderes religiosos del mundo.
-Requerimos la ayuda de la gente del mundo.
-Hacemos un llamado a todos para que se unan a nosotros en esta tarea.

(Noviembre de 1992)

domingo, 23 de abril de 2017

La doctrina de Malthus


Por P. KROPOTKIN

Pocos libros han ejercido una influencia tan perniciosa sobre el desarrollo general del pensamiento económico como la que el Estudio del principio de población, de Malthus, ha tenido durante tres generaciones consecutivas. Apareció en un momento oportuno, como todos los libros que han alcanzado alguna influencia, asociando ideas ya existentes en el cerebro de la minoría privilegiada. Era precisamente cuando las ideas de igualdad y libertad, despertadas por las revoluciones francesa y americana, pugnaban por penetrar en la mente del pobre, mientras que los ricos se habían ya cansado de ellas, cuando Malthus vino a afirmar, contestando a Godwin, que la igualdad es imposible; que la pobreza de los más no es debida a las instituciones, sino que es una ley natural. «La población —decía— crece con demasiada rapidez; los últimos recién venidos no encuentran sitio para ellos en el festín de la naturaleza; y esta ley no puede ser alterada por ningún cambio de instituciones.» De este modo le daba al rico una especie de argumento científico contra la ideas de igualdad; y bien sabemos que, aunque todo dominio está basado sobre la fuerza, ésta misma comienza a vacilar desde el momento que deja de estar sostenida por una firme creencia en su propia justificación. Respecto a las clases desheredadas, las cuales siempre sienten la influencia de las ideas predominantes en un momento determinado entre las clases privilegiadas, Malthus las privó de toda esperanza de mejora; las hizo escépticas respecto a los ofrecimientos de los reformadores sociales, y hasta nuestros días, los reformadores más avanzados abrigan dudas en cuanto a la posibilidad de satisfacer las necesidades de todos, en el caso de que alguien las reclamase, y de que una mejora temporal de los trabajadores diera por resultado un aumento repentino de la población.

La ciencia, hasta el presente, permanece imbuida de esa doctrina. La economía política continúa basando sus razonamientos sobre una tácita admisión de la imposibilidad de aumentar rápidamente las fuerzas productoras de las naciones, y poder dar así satisfacción a todas las necesidades. Esa suposición permanece indiscutible en el fondo de todo lo que la economía política, clásica o socialista, tiene que decir sobre valor de cambio, salarios, venta de la fuerza de trabajo, renta, cambio y consumo. Ella no se eleva nunca sobre la hipótesis de un suministro limitado e insuficiente de lo necesario a la vida; la tiene por segura, y todas las teorías relacionadas con la economía política retienen el mismo principio erróneo.

Casi todos los socialistas admiten también semejante afirmación: y hasta en biología (tan íntimamente entrelazada con la sociología) hemos visto recientemente la teoría de la variabilidad de las especies prestar una ayuda inesperada, por haber sido relacionada por Darwin y Wallace con la idea fundamental de Malthus[*], de que los recursos naturales deben inevitablemente ser insuficientes para suministrar los medios de subsistencia relativamente a la rapidez con la que se multiplican los animales y las plantas. En suma, podemos decir que la teoría de Malthus, al revestir de una forma pseudocientífica las secretas aspiraciones de las clases poseedoras de la riqueza, vino a ser el fundamento de todo un sistema de filosofía práctica, que, penetrando en la mente de todas las clases sociales, ha venido a reaccionar (como lo hace siempre la filosofía práctica) sobre la filosofía teórica de nuestro siglo.

Campos, fábricas y talleres
(1898)


  [*] De ahí que socialdarwinismo y maltusianismo sean, en realidad, lo mismo. De lo que se deduce que el llamado 'socialdarwinismo' precede al darwinismo, y no lo contrario, como se ha creído durante mucho tiempo, incluso hemos defendido desde este blog.

lunes, 17 de abril de 2017

Emboscados bosques


 Por JOAQUÍN ARAUJO

Tres árboles nos crecen por dentro para hacernos crecer. Enramado y enraizado es el sistema circulatorio, sin dejar de tener tronco y ese fruto crucial al que llamamos corazón. Árboles, concretamente dos pero colocados bocabajo, son nuestros pulmones… Todavía más boscosa resulta la trama que nos hace humanos. En efecto: el chisporroteo de las ideas; la fronda de las emociones y la fertilidad de los recuerdos manan de esa copa, o nube, que es el cerebro y que luego transitan a través de un sistema que de nuevo imita a las estructuras arbóreas. Cada neurona es un árbol y todas ellas, por supuesto, son herederas e imitadoras de estructuras fractales todavía más antiguas y transcendentales. Nos referimos a las seguidas por el agua, primera fuerza creadora, tanto del bosque como de todas las criaturas, entre las que estamos.

Si llevamos un bosque puesto por dentro, si cuando extendemos los brazos, también imitamos al árbol, mucho es también lo que nos llama cuando encontramos al bosque de afuera. Emboscarse supone bastante más que el alivio de las sombras, las canciones de los pájaros, la fascinación por lo desconocido. Ortega y Gasset comparó a la arboleda con la reflexión y con los libros. Rilke intuyó que la sensibilidad hacía crecer al árbol que contemplaba a través de su ventana. Recientes estudios clínicos han demostrado que algo tan sencillo como poder ver árboles desde la cama acelera la curación de los enfermos en los hospitales...

Una herencia casi olvidada

Salimos de las arboledas con un equipo sensorial y con un conato de destrezas intelectuales en gran medida conformado por las exigencias de una vida emboscada. Durante varios millones de años trepamos, saltamos, mejoramos la mano... Durante el mismo tiempo fue necesario comunicarnos sin vernos directamente. Incluso ver los colores, los relieves, apreciar la velocidad es fruto del vivir en la arboleda. También llevamos puesto un pasado de vínculos con la floresta. Nuestro primer y más usado techo fue de hojas.

Acaso por eso el bosque nos sigue convocando. Algún rescoldo todavía caliente queda en algún esquinazo de nuestro subconsciente. La arboleda, en realidad resulta indistinguible de nuestros primeros pasos, de nosotros mismos. De ahí que nada palidezca, sino todo lo contrario, si afirmamos que somos como somos porque una vez, no hace tanto tiempo, fuimos bosque. Reconozcamos, como nos enseñan los antropólogos, que la mayor parte de nuestro aspecto es el resultado de una convivencia, de algo más de 10 millones de años. Nada de irreal tiene el afirmar que los primeros borbotones de la inteligencia, la comunicación verbal, los sistemas sociales y la habilidad manual, nacieron entre troncos, sombras y espesuras. Hasta el punto de que pocas cosas hemos hecho tan decisivas como «andarnos por las ramas». Nuestros primos, los grandes primates están todavía ahí para recordárnoslo.


Silvafilia

Decía Fernando Sabater que la tarea del héroe es, precisamente la del hijo pródigo, es decir la del que se aleja del hogar para regresar al mismo. Bella metáfora: ésta la de incluir el origen en el destino, sencillamente porque lo es también de la vida misma. Exactamente así procede el nómada perpetuo que es el agua, o no menos asiduamente lo hace el mismo árbol, que no en vano se nutre en no poca medida de él mismo. Y si muere ya es fertilidad futura.

¿Volveremos los todavía más inquietos viajeros nosotros, los humanos alguna vez a la vieja casa que es la arboleda?

Seguramente resultará imposible, pero no el devolverle algo de lo que de ella extrajimos o extraemos.

De momento no va nada mal el apego que se aviva cada vez que un humano entra de nuevo en la floresta; o la contempla; o la reproduce en el patio de su casa; o la convierte en el espacio común más solicitado de lo más artificial. No deja de resultar apasionante que lo más alejado, hoy, de la selvática matriz de todas la civilizaciones, la ciudad, considere como su mejor mueble urbano al árbol.

Y esto sucede seguramente por lo que los sicólogos ambientales explican con maestría. Ellos mantienen que el árbol desata en nosotros una reacción espontánea de simpatía. Algo nos permite vincularnos inconscientemente con el hogar primero. A lo que, seguramente conviene sumar que los indicadores para nuestra propia supervivencia no sólo del pasado, sino también del presente y del futuro se adensan y agigantan si hay bosque en el derredor.

Vincular a la arboleda con mayores posibilidades para nosotros, absorbe un montón de coherencias. Pero muchas más en estos instantes cuando resultan los más eficaces controladores de los excesos de nuestro bulímico consumo de energía. Su capacidad para fijar carbono, es más, va de la mano de otros tantos servicios sanitarios de no menor valía. Retienen las contaminaciones de partículas; amortiguan la carcoma del ruido; fijan los metales pesados; retienen los suelos y siguen siendo la gran fonda de la vida. Las mayores cantidades de especies diferentes, en efecto, se albergan todavía en los bosques del planeta. Como tales imprescindibles, incesantes e ingentes servicios resultan del todo gratuitos sería de elemental sentido de la cordialidad el que una selva de agradecimiento nos naciera como las hojas en primavera.

De alguna forma no sólo somos hijos del bosque también, hoy, hemos llegado a ser sus padres. Un tanto parricidas, por cierto, desde el momento en que cada segundo son abatidos 161 grandes árboles, en algún lugar del planeta, lo que supone perder todos los años el equivalente a todos los bosques de España. Por eso todos los árboles del planeta han venido a depender de nuestras decisiones. Es más, se les puede encomendar que restauren la transparencia de los aires. Sería una sola de las más de dos mil funciones que hemos ya identificado que acometen los mejores logros de la historia de la vida en el reino vegetal. Como nosotros somos lo mismo, en el de los animales, toda alianza entre tan descomunales monarcas, solo puede traducirse en beneficios mutuos.

Por eso mismo culminé el guión de uno de mis documentales con esta frase: «Si conseguimos un bosque de bosques tendremos una humanidad más humana.»



miércoles, 12 de abril de 2017

Una reconstrucción de los orígenes del cristianismo: La importante contribución de Samuel G.F. Brandon


Por ANTONIO PIÑERO

La importancia de S.G.F. Brandon en la interpretación del patrón recurrente «Jesús como sedicioso ante el Imperio Romano» es muy importante. Hemos escrito ya alguna vez sobre él. Pero ahora voy a resumir sus tesis más importantes. Su obra, Jesús and the Zealots, de 1967 («Jesús y los zelotes»), Manchester University Press. Brandon había comenzado a escribir sobre esta interpretación de Jesús ya en 1951 en su obra The Fall of Jerusalem and the Christian Church («La caída de Jerusalén y la Iglesia cristiana») fue como un revulsivo y generó una gran polémica.

A partir de la noticia cierta e innegable de la ejecución de Jesús por los romanos, Brandon efectúa un análisis meticuloso de los Evangelios que le lleva a trazar la pintura siguiente:

I. Jesús era un judío religioso y nacionalista, totalmente enmarcado en la religión israelita, persuadido de la soberanía exclusiva de Dios sobre la tierra de Israel, cuya misión era predicar la inminente venida del reino de Dios. No puede decirse que fuera un activista directo contra el Imperio romano, un guerrillero, pero sí es cierto que atacó a la jerarquía sacerdotal por sus intereses económicos en torno al Templo y por su colaboración con la ocupación romana. No es extraño que fuera capturado por las tropas de Pilato, sometido a un juicio sumarísimo y ejecutado como un rebelde acusado de sedición contra el Imperio.

II. Los seguidores más inmediatos de Jesús tras su muerte albergaban los mismos sentimientos patrióticos que su Maestro. Aunque la ideología teológico-religiosa de estos discípulos directos de Jesús no pueda reconstruirse totalmente por la casi total ausencia de fuentes directas, es posible recuperar sus orientaciones principales leyendo entre líneas las cartas auténticas de Pablo de Tarso, los evangelios canónicos y los Hechos de los apóstoles.

Los «nazarenos» jerusalemitas [jerosolimitanos] estaban convencidos de que Jesús había sido el mesías prometido, que por un misterioso plan divino había aparentemente fracasado por su muerte en cruz. Pero Dios lo había vindicado resucitándolo y lo había confirmado en su misión de mesías, de modo que pronto volvería a implantar definitivamente el reino de Dios en la tierra de Israel. Este reinado divino era el cumplimiento de las promesas de la Alianza, según habían anunciado los profetas, y consistiría en bienes materiales y espirituales al mismo tiempo. La concepción del reino de Dios de estos seguidores jerusalemitas de Jesús no difería en nada de sus connacionales judíos. La única diferencia con ellos era el anuncio de que el mesías ya había venido…, y que volvería victorioso para instaurar definitivamente el Reino divino, acá en la tierra.

III. No es extraño, por tanto, que a medida que se acrecentaban en Israel la temperatura mesiánica y los anhelos de liberación política en los años posteriores a la muerte de Jesús, sus seguidores inmediatos simpatizaran con los partidarios del enfrentamiento directo con Roma, pues creían que la pugna que se preveía sería el prenotando necesario para el establecimiento del Reino divino. Pero el resultado de la Gran Revuelta resultó bien distinto de lo que se esperaba: un rotundo fracaso. Con el Templo y casi toda Judea entera pereció también la Iglesia de Jerusalén en pleno. La historia, recogida por Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica III 5,2-3), de que gracias a una revelación divina toda la comunidad judeocristiana había huido a la ciudad de Pella, allende el Jordán, y se había salvado de perecer, es una leyenda insostenible, meramente apologética.

IV. Además de los de Jerusalén, había también otros seguidores de Jesús entre los miembros del grupo judeocristiano de Jerusalén que albergaban un pensamiento sobre Jesús como mesías y una teología distinta a la de la facción principal. Éstos eran los congregados en torno a Esteban y otros judíos helenistas (Hechos de los apóstoles 6-7), que acabaron sufriendo persecución por sus ideas. Tras el lapidamiento de su jefe espiritual, Esteban, el resto huyó de Jerusalén sobre todo hacia Samaria y Antioquía. Fue allí donde los encontró Saulo, luego Pablo de Tarso.

Gracias a una revelación divina, Pablo se convirtió de perseguidor en propagandista de la fe en Jesús de acuerdo con las líneas maestras de la teología de los helenistas. Gracias a su impulso y a su genio religioso, la predicación sobre Jesús se extendió a los gentiles, lo que propició un cambio en la comprensión del Redentor. Fue Pablo el que transformó la imagen de Jesús, un mesías netamente judío, en un salvador universal, en un ser divino descendido a la tierra para redimir con su sacrificio en la cruz a toda la humanidad. Y lo que es también muy importante: de acuerdo con su natural divino, Jesús no pudo haberse comprometido con ninguna postura política terrenal, y menos con una radical en contra de los romanos. El culto a Jesús como salvador fue moldeado por Pablo para ser expandido entre los gentiles de acuerdo con conceptos muy similares a las religiones de salvación del mundo grecorromano (denominadas «cultos de misterios»).

V. Sea como fuere, lo cierto es que la otra interpretación de Jesús con una teología consistente, la de los «nazarenos» de la iglesia-madre de Jerusalén desapareció de la faz de la tierra. Al quedar éstos reducidos a mínimos restos, las iglesias fundadas por Pablo y sus seguidores se encontraron prácticamente como los únicos representantes del naciente cristianismo.

Que las ideas de Pablo sobre Jesús no eran de recibo para los judeocristianos jerusalemitas, la «iglesia-madre», ni se correspondían a la historia verdadera de Jesús, queda demostrado por la continua oposición de los miembros de la iglesia de Jerusalén contra la doctrina paulina, tal como testimonian repetidas veces y con acritud los escritos mismos del Apóstol.

VI. Tras la muerte de Pablo, sus seguidores, pasado el tiempo, no sólo conservaron las cartas de su maestro, sino que en cierto modo ampliaron y fundamentaron su doctrina. Algunos de ellos sintieron también la necesidad de complementarla por medio de otros escritos: en concreto sobre la vida terrena de Jesús de la que Pablo se había ocupado muy poco o casi nada (= Evangelios), sobre la historia de la Iglesia (= Hechos de los apóstoles) y sobre algunos aspectos no desarrollados de su doctrina (= Epístolas deuteropaulinas).


Son sobre todo los Hechos de los apóstoles los que legitiman la actividad misionera paulina, contestada por la Iglesia de Jerusalén, presentando a Pablo como un judío observante de la Ley de Moisés que había conseguido la aprobación de su labor misionera de la iglesia madre jerusalemita, y que colaboraba con los jefes de ésta, los apóstoles.

Los Evangelios, al pintar la vida de Jesús, eliminaron todos los datos (o casi todos) que presentaban al Nazareno como leal a la nación judía y como luchador en pro de la libertad de la dominación romana. Los autores evangélicos transforman así su figura en la de un enviado de la divinidad, que desciende del mundo superior, que se muestra indiferente a todas las realidades sociales y políticas de su entorno, que pasa naturalmente incomprendido por el pueblo entre el que se ha encarnado, y que acaba siendo mal interpretado, entregado injustamente a los romanos y condenado a la muerte en cruz. Ninguno de los judíos advierte que esto acontece según un plan divino, profetizado en las Escrituras —que realmente no entienden— y que esa muerte es el sacrificio por el cual queda restaurada la amistad, perdida por el pecado, entre Dios y la humanidad completa, no sólo Israel.

VII. ¿Cómo puede explicarse este proceso de distorsión tan aparentemente anómalo en unos libros que se presentan a sí mismos como una suerte de biografía de Jesús? La razón está en su origen: los evangelios no son una mera transcripción de la tradición oral. Los que los compusieron son verdaderamente autores, es decir, escribieron sus obras reflejando en ellos nítidamente sus puntos de vista previos sobre el material que a ellos llegaba. Los evangelios están compuestos con una tendencia apologética en defensa de la religión —en concreto de su visión de Jesús— que sinceramente profesan, y se vieron condicionados por intereses sociales derivados de su fecha y lugar de composición.

En concreto el Evangelio de Marcos —que fue el primero en componerse y del que dependen al menos Mateo y Lucas— es un ejemplo palpable de cómo el material tradicional es moldeado por unas circunstancias sociales determinadas y una ideología previa. Se trata de una obra mucho más refinada y pensada que lo que su lenguaje sencillo da a entender a primera vista, y su orientación es eliminar la posible mala impresión que el cristianismo podría tener ante los lectores a los que dirige la obra. Inmediatamente veremos cuáles pueden ser éstos.

El carácter de prioridad cronológica del Evangelio de Marcos es lo que hace que este escrito suscite el mayor interés de los análisis de Brandon, ya que influye en los que le siguen. No es difícil probar por medio del análisis que la «biografía» de Jesús presentada por Marcos se halla muy determinada y condicionada por el marco sociológico y cronológico en el que fue redactado. La lectura crítica del Evangelio mismo nos muestra que fue compuesto después de la catástrofe judía del año 70, y que sus lectores potenciales son los paganos de la ciudad de Roma, que pudieran sentir cierta atracción ideológica por el monoteísmo judío. Por ello puede decirse que el escrito marcano es una «verdadera apología del cristianismo ante los romanos, compuesta después del año 70».

No era fácil en aquellos momentos hacer propaganda religiosa de una secta judía, o al menos que aparecía así ante los romanos, después de lo que había ocurrido en Judea en los años inmediatamente anteriores. Cerca de siete legiones habían sido necesarias para apagar el foco de la rebelión contra el Imperio. Después de la derrota de los judíos, los romanos habían tenido ocasión de presenciar el «triunfo» de Tito por las calles de la capital, en el que habían contemplado los utensilios sagrados del templo de Jerusalén y la espléndida cortina que separaba el santo de los santos del resto del santuario. Los romanos odiaban en principio a los judíos, causantes para el Imperio de tantos males.

En tales circunstancias se comprende fácilmente que Marcos intentara disminuir, u ocultar en lo posible, todos los rasgos demasiado judíos de la biografía del salvador Jesús, y que manipulara cualquier tipo de anécdota o dichos de su vida que pudieran asimilarlo a los ojos de los lectores paganos con los perversos judíos o las peculiaridades de su religión. Además sentía la obligación de resaltar todos aquellos aspectos de la vida de Jesús que pudieran poner de relieve, por muy críptica y oculta que pudiera parecer, la verdadera esencia celestial y la misión trascendente que había tenido su persona. Era preciso ante todo escribir sobre su pasión, muerte y resurrección —el resto del evangelio sería más bien un complemento—, y dejar bien claro cuál era su sentido. Jesús era el enviado celeste que estaba destinado a sufrir, en un aparente fracaso que acababa en la gloria de su resurrección. Era el verdadero mesías, sin duda, pero su mesianismo nada tenía que ver con las aspiraciones de gloria y bienandanza terrenal de sus connacionales judíos. Jesús era más bien el redentor divino de la humanidad, por lo que tampoco le interesaron los temas de la política terrena y la liberación de Israel. Consecuentemente, su condena, primero por las autoridades judías y luego por el procurador [prefecto de Judea] romano, había sido un tremendo error y una crasa injusticia.

VIII. El resultado es que la imagen de Jesús es presentada por Marcos como en el fondo creía que fue: la de un Jesús totalmente pacífico, que predicó el amor incluso a los enemigos, desinteresado de los intereses materiales de su nación y que —en contra del deseo de los nacionalistas de su época— indicó veladamente que era conveniente pagar el tributo al César.

Por suerte para nosotros hoy, sin embargo, que vemos la narración evangélica con ojos de historiadores, Marcos y también sus colegas Mateo y Lucas, preservaron del olvido una serie de material, ofrecido por la tradición oral originada a partir de los recuerdos de los discípulos sobre Jesús, que apuntaba hacia la verdadera figura histórica de éste. Un estudioso de hoy —si aplica los métodos de la crítica histórica, sobre todo si cae en la cuenta del sesgo tendencioso e ideológico del evangelista Marcos y colegas— puede recuperar con bastante seguridad el material primitivo y su sentido.

De él se deduce en verdad que Jesús fue condenado por los romanos como auténtico sedicioso desde su punto de vista; que enseñó, aunque crípticamente, que no había que pagar el tributo al César y que fue detenido según las leyes del Imperio después de una provocativa entrada triunfal en Jerusalén, y sobre todo tras un asalto armado al Templo. Su muerte como un héroe nacional conquistó la buena voluntad de los jerusalemitas para con los seguidores más íntimos del Ajusticiado, que se congregaron precisamente en la capital, tras su muerte.

Dirigidos por Santiago, el hermano de Jesús, participaron de todas las aspiraciones nacionalistas de sus paisanos, con lo que no hacían otra cosa que seguir los pasos de su Maestro. Cuando llegó el momento crítico de alzarse contra Roma, en el año 66 d.C., se unieron al movimiento de resistencia…, y perecieron heroicamente con los demás judíos piadosos en la toma de Jerusalén por los romanos.

Creo que esta interpretación contiene muchos puntos que se aproximan a lo que pudo ser la verdad histórica.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

2 febrero 2017

viernes, 7 de abril de 2017

El 'superárbol' Pando


Por CARLOS DE CASTRO CARRANZA*

La teoría Gaia orgánica dice que existe una suma o integración de sistemas complejos y orgánicos desde la bacteria hasta la misma Gaia y de esta forma hay una jerarquía de niveles en la que en cada nivel, y a partir de un cierto nivel, nos encontramos con un organismo. Los niveles superiores estarían compuestos por organismos que combinados y coordinados, en general bajo simbiosis, forman un todo mayor. Cuando este todo se va constituyendo en un superorganismo la autonomía y los objetivos que poseían los organismos primitivos se va transfiriendo al nuevo superorganismo. Es lo que ya hemos dicho: las células eucariotas, las que componen tu cuerpo, son el resultado de la combinación y coordinación simbiótica de células procariotas (bacterias). Tus células coordinadas en una maravillosa simbiosis forman tus órganos que juntos te forman a ti. Simbiosis dentro de simbiosis que no paran en ti, sino que siguen ascendiendo hasta llegar a Gaia.

En este nuevo paradigma las explicaciones de lo que se observa en sistemas mayores que un organismo como tú cambian radicalmente respecto a la visión de la teoría de la selección natural.

Por ejemplo, imagínate que entras en un pequeño bosque de álamos; si vas con los ojos del neodarwinismo tu foco de atención para tratar de explicar lo que ves podría ser cada uno de los árboles y verías competencia por los recursos escasos de luz, agua y nutrientes. Si una tormenta derribara un árbol dejando un claro y vieras a varios retoños de álamo en ese claro, dirías que están compitiendo por la luz y que la selección natural hará que el más rápido en crecer ocupará el nicho abierto, será el mejor adaptado, madurará y se reproducirá, dejando sus genes más aptos a su descendencia.

En cambio, bajo la teoría Gaia orgánica, tratarías de mirar el bosque entero como un conjunto dentro de un organismo mayor, Gaia. A su vez, verías cada árbol como parte del bosque. La interpretación de lo que observas se transforma y ya no se habla de competencia, sino de coordinación: el bosque coordina sus elementos para reducir rápidamente el gradiente energético (cumplir la segunda ley de la termodinámica, y quizás, la cuarta), se coordina para atrapar eficientemente los recursos, para reciclarlos y trasladarlos a otras partes de Gaia, para formar suelos, oxígeno, etc. El claro y los retoños que hay en él los verías como la reparación de la «cicatriz» dejada por la tormenta, y el árbol caído, como una célula muerta en proceso de reciclado.

¿Cuál es más pertinente o mejor de las dos visiones? En principio depende de la escala. La teoría Gaia orgánica supera a la selección natural para explicar hechos a gran escala. Incluso puede explicar los hechos de pequeña escala. Por ejemplo, si observas una herida en tu piel y el proceso de cicatrización posterior, la explicación que se da en fisiología humana es totalmente análoga a la teoría Gaia orgánica y carece de sentido decir por ejemplo que las plaquetas que cierran la herida compiten y que solo sobreviven las más aptas.

El bosque de álamos puede ser de hecho un organismo en el sentido neodarwinista del término, como es el caso de Pando (un bosquecillo de Populus tremuloides en el estado de Utah, en Estados Unidos), puesto que es un único individuo compuesto por 47.000 troncos unidos por sus raíces (genéticamente un macho que ha crecido vegetativamente). Como en cualquier organismo, en Pando no es aplicable la teoría de la selección natural para describir la interacción entre sus ramas, hojas o troncos. A (casi) nadie se le ocurre, cuando ve un tejo, decir que las células de sus hojas compiten entre sí por los nutrientes y la luz, y que en esa lucha por la existencia, muchas mueren, las menos aptas, y que se reproducen las más aptas, que son las que transmiten sus genes a la descendencia. Por tanto para Pando debe ser lo mismo, ya que es como un tejo, solo que más grande, un 'superárbol'.


Si el ecosistema formado por Pando no tiene un comportamiento diferente al de cualquier otro bosque, las explicaciones del darwinismo para describir las interacciones entre «organismos» se ponen en duda con este contra-ejemplo (falseamos la teoría, la negamos). Esto no significa que haya que tirarla al cubo de la basura, de igual forma que no tiramos a la basura la idea de que el Sol ocupa el centro del universo (teoría de Copérnico). Para escalas del sistema solar nos puede seguir valiendo pensar así casi siempre, pero como sabemos, no es verdad.

La diferencia entre Copérnico y Darwin es que la visión del segundo ha servido y sigue sirviendo para explicar y justificar así comportamientos humanos (sociobiología), políticas extremas (eugenismo) y economía (el capitalismo más liberal). En este sentido, sería interesante superarla con una teoría como la que se propone aquí. Incluso, pensar en deshacerse de ella cuanto antes y compararla no con Copérnico, sino con la idea de que la Tierra es plana e infinita, de nuevo una idea bastante válida a escala de los centímetros, pero claramente errónea.

(2011)


* Profesor de Física Aplicada y de Ecología y Desarrollo en la Universidad de Valladolid.

domingo, 2 de abril de 2017

Medios por encima de la democracia

Por PASCUAL SERRANO

Los medios de comunicación tienen como función informar a los ciudadanos de lo que sucede en su país y en el mundo, si bien adoptan una determinada línea editorial. La cuestión surge cuando descubren que su influencia es determinante para crear opinión pública y se encuentran con propuestas políticas que afectan a sus intereses. Renaud Lambert se preguntaba en Le Monde Diplomatique: ¿qué sucede cuando el programa que conduce a la elección de un dirigente político lo lleva a afectar los intereses del sector privado o de los dueños de los medios de comunicación? O no solamente de sus dueños, sino de todo el entramado económico y financiero en el que se desenvuelven la rentabilidad del medio.

El director del Centro de Competencia en Comunicación de la Fundación Friedrich Ebert, el colombiano Omar Rincón, se pregunta si más que defender a los medios del Estado, como se suele argumentar desde las tesis neoliberales, lo que hay que hacer es defender al Estado de los medios. Rincón se refiere a los Estados porque se sitúa en un marco latinoamericano donde hay determinados Gobiernos progresistas enfrentados a las empresas de comunicación. Esto no sucede en Europa, pero sí tenemos una confrontación entre determinadas opciones o líderes políticos y los intereses de estos medios. Por lo que no es aventurado preguntarse si, en muchas ocasiones, los emporios mediáticos no pueden ser más poderosos que los políticos que osen enfrentarse a sus intereses.

Un poder incontrolable y antidemocrático

El desarrollo de las democracias representativas y el capitalismo avanzando ha alcanzado un punto en el que el poder acumulado por el denominado cuarto poder es gigantesco. De esa supuesta función de control de los otros tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), hemos llegado a un nivel en el que la hipertrofia del poder mediático le ha convertido en el más incontrolable de todos, además del menos democrático. Incontrolable porque no existe ningún contrapoder que lo limite. Los Gobiernos tienen oposición; los empresarios, sindicatos; las firmas comerciales, consumidores, pero ¿cuál es el contrapoder de los medios? Y es el menos democrático porque, a diferencia de los otros tres, no existe ningún mecanismo de elección para quienes ejercen el poder mediático.

El neoliberalismo ha descubierto también que intervenir políticamente a través de los medios, incluso convirtiéndolos en agentes políticos, puede ser muy eficaz, pero ilícitamente eficaz. La supuesta igualdad de oportunidades con la que partidos o candidatos se deberían presentar ante los ciudadanos para buscar su apoyo se convierte en ventaja para los que disponen de medios de comunicación o de dinero para protagonizar una buena imagen en los medios. El control y la transparencia económica a la que se debe someter un partido político, cuyos ingresos están limitados y controlados, desaparece al tratarse de una empresa privada de comunicación que puede manejar los recursos que considere y recibir libremente ingresos de anunciantes o accionistas. Además la aureola de agente informativo neutral e imparcial con la que se presentan los medios resulta más eficaz para el convencimiento político que el discurso lógicamente sesgado de un partido. Esa militancia de los medios es la que les lleva a coordinar campañas tan burdas como la de estigmatizar un vocablo, el de populismo, para, a continuación, endosarlo a cualquier opción política o líder que no les guste por dispar que sea: Putin, Trump, Podemos, Chávez, Le Pen, Beppe Grillo…

Los grandes medios, en su abusiva explotación de la libertad de expresión, han logrado el apoyo de grandes organizaciones sociales incluso para mentir. El director de la división de las Américas de la organización Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, afirmó que «el derecho a la información abarca todo tipo de información, inclusive aquella que (…) pueda resultar 'errónea', 'falsa' o 'incompleta. Pero justificar el derecho a una información falsa supone violar otro derecho, el de recibir una información veraz. Y este último sí está perfectamente explicado en numerosas normas de alto rango, sin ir más lejos, la Constitución española.

A pesar de ello, en España hemos tenido que soportar durante más de una década las mentiras y manipulaciones de algunos medios sobre los atentados del 11-M, incluido el pago a testigos para que falsearan la realidad, sin que ello tuviera ninguna consecuencia legal contra esos medios y periodistas.

Falsedades frecuentes e impunes

Las falsedades difundidas en los medios son tan frecuentes como impunes. En marzo de 2014, algunas televisiones y prensa difundían fotografías de supuestas armas que manejaban manifestantes madrileños contra la policía. Finalmente resultaron falsas, se trataba de objetos incautados por la policía en circunstancias que nada tenían que ver con las manifestaciones. En 2015 en la televisión pública española se difundía un supuesto desnudo de la dirigente andaluza de Podemos Teresa Rodríguez que resultó ser falso y una presentadora hablaba de las propiedades curativas del aroma de limón. Difundir mentiras y fotos falsas solo le supuso un «reproche» del Defensor del Espectador, el Radioyente y el Internauta de RTVE.

Los medios no tienen que rendir cuentas por sus informaciones falsas por el uso de fuentes inapropiadas o por la falta de contraste de las noticias. En los primeros días de diciembre, los medios difundieron la mentira de un padre que pedía ayuda para financiar en Houston una operación que salvaría la vida de su hija, víctima de una rarísima enfermedad. Aunque, efectivamente, la niña estaba enferma, ni su vida corría peligro ni se requería ninguna operación en Estados Unidos. Gran parte de lo difundido era mentira, incluido el peregrino dato de que había viajado a Afganistán a entrevistarse con un eminente médico especializado en la enfermedad de su hija. Televisiones, radios y periódicos difundieron la falsa historia del padre, cuando se descubrió la verdad dijeron que «el padre nos había engañado a todos». A los espectadores no les engañó el padre, les engañaron los medios que no contrastaron la noticia y sus periodistas la contaron como veraz.


Otro ejemplo elocuente de la perversión del poder de los medios es la información que nos hacen llegar sobre los políticos. Durante décadas hemos asumido que los medios de comunicación eran los mediadores entre las instituciones y los ciudadanos. Un político, un ministro, el informe anual de un Ministerio, los datos estadísticos de un Gobierno, todo ello, se ponía o se debía poner a disposición de los medios, de la prensa, de los periodistas y éstos aplicaban unos criterios de selección y los difundían. El poder acumulado por los medios de comunicación, su estructura empresarial determinada por grandes grupos económicos, los intereses cruzados con emporios económicos, unido todo ello a los métodos cada más refinados y sutiles de manipulación y aplicación de intencionalidad en sus informaciones, ha provocado que estos medios se hayan convertido más en un elemento de deformación y de interceptación de la información que de difusores de ésta.

O, dicho de otra manera, los medios han pasado de ser unos facilitadores del libre acceso a la información a ser un obstáculo. Un discurso de diez minutos de ministro no es reproducido por los medios, es deformado, desenfocado, recortado, titulado y contextualizado con intencionalidad muchas veces discutible. O incluso silenciado. Todo, menos transmitido con rigurosidad.

Veamos un ejemplo. El 10 de diciembre de 2008, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, comparecía ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. El motivo era la difusión por el diario El País, diez días antes, de documentos oficiales calificados de alto secreto que demostraban que el Gobierno español durante la época de José María Aznar conoció y aprobó que los vuelos clandestinos de la CIA con destino a Guantánamo utilizasen aeropuertos y espacio aéreo español. El 11 de diciembre los medios se hacían eco de la intervención oficial del ministro a partir, solo y exclusivamente, del contenido de su discurso. Sin embargo, esas mismas palabras sirvieron para que los periódicos titulasen de esta forma tan dispar, en función de sus alineamientos políticos: en El País embestían contra Moratinos y contra Aznar: «Moratinos justifica la connivencia de Aznar con los vuelos a la prisión de Guantánamo». El diario Público, solo contra Aznar: «El Gobierno confirma que Aznar autorizó los vuelos a Guantánamo». Y ABC exculpaba a todos: «Moratinos proclama que los vuelos de Guantánamo nunca tocaron España». Es evidente que si los ciudadanos se hubieran dirigido a la página web del Ministerio español y hubieran leído la intervención del ministro se hubieran informado de forma mucho más rigurosa, sin tener que someterse a la decantación ideológica de cada periódico. Los medios, en esta ocasión, en lugar de facilitar la mediación entre gobernante y ciudadano, lo que hicieron fue interceptar la comunicación que permiten las nuevas tecnologías e incorporar ruido y sesgo a las palabras originales.

Libertad de expresión e intereses

Otra anécdota que muestra el poder de los medios de comunicación sobre los Gobiernos y los políticos es que ningún Gobierno se ha atrevido en España a impedir los anuncios de prostitución en la prensa escrita a pesar que fue una recomendación aprobada por todos los grupos parlamentarios del Congreso. Y hace unos meses escuchábamos al que fuese secretario general del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez, afirmar que detrás de su cese al frente del partido se encontraba el grupo de comunicación PRISA.

En abril de 2016 comenzó a salir a la luz el escándalo que se denominó los Papeles de Panamá. Los medios fueron difundiendo la identidad de todas las personas públicas que ahí aparecían y éstas lo confirmaban o lo negaban, pero aguantaban la difusión de la información. El único que montó en cólera y demandó a los medios por difundir su implicación fue precisamente el periodista y consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián. El adalid de la libertad de expresión no toleraba que se utilizase esa libertad para desvelar sus chanchullos.

Para defender su poder se presentan como defensores de la libertad de expresión, convirtiendo este principio democrático en una coartada para su dominio y para atropellar el derecho ciudadano a informar y estar informado. Pero cuando están en juego sus intereses desaparece la libertad de expresión y la transparencia. No soportan que conozcamos sus cuentas, por eso nunca informan sobre la identidad de los accionistas de los medios o demandan en los tribunales a los periodistas que difunden sus negocios.

Frente al predominio empresarial de los medios, el relator especial para la Libertad de Expresión de las Naciones Unidas, Frank La Rue, recordó que la libertad de expresión «es un derecho universal, un derecho de todos, y no solo de las grandes corporaciones de los media… Es un derecho de la sociedad a estar bien informada, es una cuestión de justicia y ciudadanía vinculada directamente al principio de diversidad de los medios. Por eso, el monopolio de comunicación está contra, justamente, la libertad de expresión y el ejercicio pleno de la ciudadanía».

Nunca olvidaré la respuesta de un académico venezolano al ser preguntado hace varios años sobre si había libertad de expresión en Venezuela. «No, la han secuestrado los medios privados», respondió.

Nº 48, enero 2017