sábado, 13 de octubre de 2007

Necesidades innecesarias.

 Con esto de los avances tecnológicos, así como la búsqueda constante por parte del ser humano de la comodidad, resulta que muchas de las cosas que nos rodean ahora, nos resultan necesarias, (móvil, ordenador, Internet,...),cuando, tiempo atrás, no las echábamos de menos entre otras cosas, porque eran desconocidas, no se habían inventado, o simplemente, no las necesitábamos en el día a día.
Es el poder de la publicidad, del consumo, crear una necesidad que nos haga no "poder vivir" sin ella, o dicho de otra forma, nos creamos una dependencia hacia ciertos avances, ya sean éstos tecnológicos o de otra naturaleza.
Y diréis, ¿a qué viene todo esto?...
Pues bien, resulta que he vuelto a ver una película de principios de los 80, una comedia divertidísima, "Los dioses deben estar locos".
Trata de un bosquimano del desierto del Kalahari en Botsuana, que encuentra una botella de un refresco por todos conocido, que previamente había sido arrojada desde un avión por un piloto con muy poca conciencia ecológica.
El protagonista de esta película al ver la botella caída del cielo, considera que es un regalo de los dioses y se la lleva a la aldea.
Allí, todos maravillados con el objeto hallado, le dan un sinfin de utilidades al artefacto, y llega un momento en que tal cosa que nunca antes habían necesitado, se convierte en algo codiciado por todos, en algo necesario, y a su vez, se convierte en fuente de disputas, cuando nunca antes las había habido entre los habitantes de la aldea.
Aquí os dejo un resumen de la película con música de fondo de Bob Marley.



Y aquí os dejo un trozo de la película, exactamente cuando la cosa se convierte en fuente de disputas.

1 comentario:

Lilith dijo...

Como bien dices, Prometeo, nos hemos acostumbrado a vivir con muchas cosas que nuestros antepasados no tenían y que ahora nos parecen tan necesarias que no imaginamos vivir sin ellas.

Y lo peor de todo, es que la sola idea de carecer de ellas nos hace imaginar un vida desdichada, sin que nos paremos a pensar en qué consiste realmente la felicidad o cuáles son nuestras verdaderas necesidades.

Puede ocurrir que nunca nos hayamos parado a pensar qué nos hace falta y cuántas de las cosas que tenemos o que hacemos no nos están aportando nada y que incluso sean un pesado lastre que nos ate más de lo que creemos.

Sí, "los dioses deben estar locos" y desde luego que nosotros también porque nos pasamos la vida -unos más que otros- pagando hipotecas, plazos, facturas y atesorando cacharros, dejando para el futuro el ser felices de verdad.

Puede que a estas alturas ni siquiera sepamos cómo ser felices o que nos dé miedo intentarlo.