domingo, 19 de octubre de 2014

«En 1976 descubrí el ébola. Hoy temo una tragedia inimaginable». Entrevista a Peter Piot

Peter Piot
 En declaraciones recogidas por Rafaela von Bredow y Veronika Hackenbroch, periodistas de Der Spiegel, y reproducida por el dominical londinense The Observer, Peter Piot, microbiólogo pionero en la lucha contra el ébola, analiza la historia del virus y la situación actual.

12/10/14

Profesor Piot, como científico joven que trabajaba en Amberes, formó usted parte del equipo que descubrió el virus del ébola en 1976. ¿Cómo sucedió?

Lo recuerdo todavía con exactitud. Un día de septiembre, un piloto de las líneas aéreas [belgas] de Sabena nos trajo un termo azul brillante y una carta de un médico de Kinsasa, en lo que entonces era Zaire [hoy República Democrática del Congo]. En el termo, escribía, había una muestra de sangre de una monja belga que había enfermado recientemente de una misteriosa dolencia en Yambuku, una remota aldea en la parte norte del país. Nos pidió que examináramos la muestra en busca de fiebre amarilla.

Hoy en día el ébola sólo se puede investigar en laboratorios de alta seguridad. ¿Cómo se protegían en aquel entonces?

No teníamos ni idea de la peligrosidad del virus. Y no había laboratorios de alta seguridad en Bélgica. Llevábamos nuestras batas blancas de laboratorio y los guantes de protección. Cuando abrimos el termo, el hielo de dentro se había fundido en su mayor parte y una de las ampollas se había roto. La sangre y los trozos de vidrio flotaban en el agua con hielo. Sacamos el otro tubo intacto de entre lo que se había roto y empezamos a analizar la sangre buscando agente patógenos, utilizando los métodos convencionales en aquella época.

Pero el virus de la fiebre amarilla no tenía aparentemente nada que ver con la enfermedad de la monja.

No. Y las pruebas de fiebre de Lassa y tifoideas fueron también negativas. ¿Qué podía ser, entonces? Nuestras esperanzas se centraban en ser capaces de aislar el virus de la muestra. Para poder conseguirlo, lo inyectamos en ratones y otros animales de laboratorio. Al principio y durante varios días, no pasó nada. Pensábamos que quizás los patógenos habían quedado dañados debido a la refrigeración insuficiente del termo, Pero luego comenzó a morir un animal detrás de otro. Empezamos a darnos cuenta de que la muestra contenía algo bastante mortífero.

¿Pero continuaron ustedes?

Llegaron de Kinsasa otras muestras de esta monja que, entretanto, había muerto. Cuando ya habíamos logrado empezar a examinar el virus en un microscopio de electrones, la Organización Mundial de la Salud nos dio instrucciones de enviar todas nuestras muestras a un laboratorio de alta seguridad de Inglaterra. Pero mi jefe de entonces quería concluir el trabajo a toda costa. Tomó una ampolla que contenía material del virus para analizarlo, pero le temblaba la mano y se le cayó encima del pie de un colega. El vial se hizo trizas. «¡Mierda!» fue lo único que pensé. Lo desinfectamos todo inmediatamente y afortunadamente nuestro colega llevaba zapatos de un cuero fuerte. No nos pasó nada a ninguno de nosotros.

Finalmente pudieron ustedes crear una imagen del virus haciendo uso del microscopio de electrones.

Sí, y lo primero que pensamos fue: «¿Qué demonios es eso?» El virus que tanto tiempo habíamos estado buscando era muy grande, muy largo y tenía forma de gusano. No tenía semejanzas con la fiebre amarilla. Más bien se parecía al virus de Marburgo que, como el ébola, causa fiebre hemorrágica. En los años 60, el virus mató a varios trabajadores de laboratorio en Marburgo, en Alemania.

¿Tenían miedo en ese momento?

En aquel entonces apenas sabía nada del virus de Marburgo. Cuando hoy se lo cuento a mis estudiantes, deben pensar que salgo de la Edad de Piedra. Pero lo cierto es que tuve que ir a la biblioteca y mirarlo en un atlas de virología. Fue el American Centre for Disease Control el que determinó poco más tarde que no era el virus de Marburgo sino un virus desconocido y sin parentesco. Mientras tanto, también nos habíamos enterado de que centenares de personas habían sucumbido al virus en Yambuku y la zona de alrededor.

Vista aérea de la aldea de Yambuku.

Unos pocos días después, fue usted uno de los primeros científicos en volar al Zaire.

Sí. La monja que había muerto y sus compañeras procedían todas ellas de Bélgica. En Yambuku, que había formado parte del Congo Belga, gestionaban un pequeño hospital en una misión. Cuando el gobierno belga decidió enviar a alguien, me presenté voluntario inmediatamente. Tenía 27 años y me sentía un poco como mi héroe de la niñez, Tintín. Y tengo que reconocer que me embriagaba la oportunidad de rastrear algo totalmente nuevo.

¿Había lugar al temor o al menos a la preocupación?

Por supuesto, teníamos claro que nos enfrentábamos a una de las infecciones más mortíferas que se habían visto en el mundo, ¡y no teníamos idea que se transmitía por medio de los fluidos corporales! Podían haber sido los mosquitos. Llevábamos trajes protectores y guantes de látex y hasta pedí prestadas una gafas de motociclista para protegerme los ojos. Pero con el calor de la jungla era imposible utilizar las máscaras de gas que habíamos comprador en Kinsasa. Aun así, los pacientes de ébola que traté estaban probablemente tan conmocionados por mi apariencia como por su intenso sufrimiento. Le saqué sangre a una decena de esos pacientes. Yo estaba preocupadísimo no fuera a pincharme accidentalmente con la aguja e infectarme así.

Pero aparentemente logró usted evitar infectarse.

Bueno, en un momento dado, la verdad es que desarrollé un cuadro de fiebre alta, dolor de cabeza y diarrea…

¿...parecido a los síntomas del ébola?

Exacto. Inmediatamente, pensé: «¡Ya está, maldita sea, lo he pillado!» Pero luego traté de conservar la calma. Sabía que los síntomas que tenía podían proceder de algo completamente diferente e inocuo. Y la verdad es que habría sido estúpido pasar dos semanas en una horrorosa tienda de aislamiento que se había preparado para los científicos en el peor de los casos. De manera que me quedé solo en mi habitación y esperé. Por supuesto, no pegué ojo, pero por suerte empecé a sentirme mejor al día siguiente. No era más que una infección gastrointestinal. En realidad, es lo mejor que te puede pasar en la vida: mirar a la muerte a los ojos y sobrevivir. Cambió enteramente mi enfoque, toda mi perspectiva vital en aquella época.

También fue usted quien le puso nombre al virus. ¿Por qué ébola?

Ese día nuestro equipo se reunió por la noche ya tarde —habíamos bebido además un par de tragos— a debatir la cuestión. No queríamos decididamente bautizar el nuevo patógeno con el nombre de «virus de Yambuku», porque eso habría estigmatizado la zona para siempre. Había un mapa en la pared y el jefe de nuestro equipo, un norteamericano, sugirió que viéramos cuál era el río más cercano y le pusiéramos su nombre al virus. El río era el Ébola. De modo que a las tres o las cuatro de la mañana ya teníamos un nombre. Pero el mapa era reducido y poco preciso. Sólo después supimos que el río más cercano era en realidad otro diferente. Pero ébola es un nombre bonito, ¿verdad?

Al final descubrió usted que las monjas belgas habían diseminado el virus sin querer. ¿Cómo sucedió?

En su hospital ponían inyecciones de vitaminas a las mujeres embarazadas utilizando agujas sin esterilizar. De este modo, contagiaron el virus a muchas mujeres jóvenes de Yambuku. Les hablamos a las monjas del terrible error que habían cometido, pero echando la vista atrás creo que tuvimos demasiado cuidado con las palabras que usamos. Las clínicas que no respetaron ésta y otras normas higiénicas hicieron las veces de catalizadores en todos los brotes adicionales del ébola. Aceleraron drásticamente la extensión del virus o la hicieron posible, para empezar. Incluso en el actual brote en África Occidental, los hospitales han desempeñado por desgracia este vergonzoso papel al principio.

Después de Yambuku, pasó usted los treinta años siguientes de su vida profesional dedicado a combatir el SIDA. Pero ahora el ébola le ha vuelto a alcanzar. Los científicos norteamericanos se temen que sean cientos de miles de personas las que en última instancia lleguen a contagiarse. ¿Podía esperarse una epidemia así?

No, en absoluto. Por el contrario, siempre pensé que el ébola, por comparación con el SIDA o la malaria, no presentaba demasiados porque estos brotes siempre eran breves y de ámbito local. En torno a junio es cuando me quedó claro que había algo fundamentalmente distinto en este brote. Fue más o menos en ese mismo momento cuando la ONG Médicos Sin Fronteras hizo sonar la alarma. Los flamencos tendemos a ser poco emotivos, pero en ese momento empecé a preocuparme de veras.

¿Por qué reaccionó tan tarde la OMS?

Por un lado, porque su oficina regional en África no tiene como personal a la gente más capacitada sino que se trata de nombramientos políticos. Y la sede central de Ginebra ha sufrido grandes recortes presupuestarios acordados por los estados miembros. El departamento de fiebre hemorrágica y el que es responsable de la gestión de emergencias epidémicas resultaron gravemente afectados. Pero desde el mes de agosto, la OMS ha recuperado su papel de liderazgo.

Hay en realidad un procedimiento bien establecido para contener los brotes del ébola: aislar a los infectados y vigilar estrechamente a quienes han estado en contacto con ellos. ¿Cómo ha podido llegar incluso a suceder una catastrofe como la que ahora estamos viendo?

Creo que es lo que la gente llama una tormenta perfecta: cuando todas las circunstancias individuales son un poco peores de lo normal y se combinan entonces para ocasionar un desastre. Y en esta epidemia hubo muchos factores que eran adversos desde el principio mismo. Algunos de los países implicados acababan de salir de terrible guerras civiles, muchos de sus médicos habían huido y sus sistemas de atención sanitaria se habían venido abajo. En toda Liberia, por ejemplo, no había más que 51 médicos en 2010 y muchos de ellos han muerto desde entonces a causa del ébola.

El hecho de que el brote comenzara en la región fronteriza, densamente poblada, entre Guinea, Sierra Leona y Liberia...

… también ha contribuido a la catástrofe. Debido a la extremada movilidad de la gente, resultaba mucho más difícil de lo habitual descubrir quienes habían estado en contacto con las personas contagiadas. Puesto que en esta región a los muertos se les entierra tradicionalmente en las ciudades y pueblos en los que nacieron, había cadáveres del ébola enormemente contagiosos viajando aquí y allá entre fronteras en camionetas y taxis. El resultado fue que la epidemia siguió reavivándose en distintos lugares.

Por primera vez en la historia, el virus ha llegado hasta metrópolis como Monrovia y Freetown. ¿Es eso lo peor que puede pasar?

En las grandes ciudades —sobre todo en caóticos barrios de chabolas— resulta prácticamente imposible encontrar a quienes han tenido contacto con los pacientes, por enorme que sea el esfuerzo que hagas. Es por eso por lo que también me preocupa tanto Nigeria. El país alberga megaciudades como Lagos y Port Harcourt, y si el virus del ébola llega a alojarse allí y comienza a propagarse, sería una catástrofe inimaginable.

¿Hemos perdido el control de la epidemia por completo?

Siempre he sido un optimista y creo que ahora no tenemos otra elección que intentarlo todo, verdaderamente todo. Es bueno que los Estados Unidos y algunos otros países estén empezando por fin a ayudar. Pero Alemania, o incluso Bélgica, pueden hacer mucho más. Y hay algo que debería quedarnos a todos claro: esto ya no es sólo una epidemia, es una catástrofe humanitaria. No necesitamos sólo personal de atención sino también expertos de logística, camiones, jeeps y alimentos. Una epidemia así puede desestabilizar regiones enteras. Sólo puedo esperar que seamos capaces de mantenerlo bajo control. Nunca pensé que pudiera a llegar a ser algo tan malo.

Peter Piot, segundo por la izquierda, en 1976.

¿Qué se puede hacer realmente en una situación en la que cualquiera se puede infectar por la calle y en la que, como en Monrovia, hasta los taxis están contaminados?

Necesitamos elaborar urgentemente nuevas estrategias. Actualmente, quienes prestan ayuda ya no son capaces de atender a todos los pacientes en los centros de tratamiento. De modo que los cuidadores tienen que enseñar a los miembros de las familias cómo protegerse ellos mismos del contagio en la medida de lo posible. Este trabajo educativo sobre el terreno es actualmente el mayor desafío. Sierra Leona experimentó con un toque de queda de tres días, en un intento de rebajar por lo menos un poco la curva de contagio. Al principio pensaba: «Eso es una locura total». Pero ahora me pregunto, «¿por qué no?» Al menos, mientras estas medidas no se impongan manu militari.

Un toque de queda de tres días suena un tanto desesperado.

Sí, es bastante medieval. Pero, ¿qué se puede hacer? Aun en 2014 apenas tenemos formas de combatir este virus.

¿Cree usted que podríamos enfrentarnos al comienzo de una pandemia?

Habrá sin duda pacientes dé ébola en África que lleguen hasta nosotros con la esperanza de recibir tratamiento. Y podrían contagiar incluso a una cuantas personas que luego acaben muriendo. Pero un brote en Europa o América del Norte quedaría rápidamente bajo control. Estoy más que preocupado por las numerosas personas de la India que trabajan en el comercio o la industria en África Occidental. Sólo haría falta que una se contagiara, viajase a India a visitar a sus parientes durante el periodo de incubación del virus y luego, una vez enferma, acabase en un hospital público. Con frecuencia, médicos y enfermeras de la India tampoco usan guantes de protección. Se contagiarían inmediatamente y propagarían el virus.

El virus va cambiando continuamente su configuración genética. Cuanta más gente llegue a infectarse, mayor será la posibilidad de que mute...

... lo que podría acelerar su difusión. Sí, ésa es verdaderamente la hipótesis apocalíptica. Los humanos no son más que portadores accidentales del virus, y nada buenos. Desde la perspectiva del virus, no es deseable, como portadores dentro de los cuales espera multiplicarse el agente patógeno, que muramos tan rápidamente. Sería mucho mejor para él permitirnos seguir más tiempo vivos.

¿Podría mutar de repente el virus, de manera que pudiera difundirse por el aire?

¿Quiere decir como con el sarampión? Por fortuna, eso es algo extremadamente improbable. Pero si una mutación permitiera a los pacientes del ébola vivir un par de semanas más, es desde luego posible y resultaría desfavorable para el virus. Pero eso permitiría a los pacientes de ébola contagiar a mucha, mucha más gente de lo que es actualmente el caso.

Pero eso no es más que especulación, ¿verdad?

Desde luego. Pero se trata sólo de una de las muchas maneras posibles en que podría cambiar el virus para extenderse más fácilmente. Y está claro que el virus está mutando.

Usted y dos colegas suyos escribieron un artículo para el Wall Street Journal en el que apoyaban el ensayo de medicamentos experimentales. ¿Piensa usted que podría ser la solución?

Se podría tratar a los pacientes muy rápidamente con suero sanguíneo de supervivientes del ébola, aunque eso sería extremadamente difícil, dadas las caóticas condiciones locales. Tenemos ahora que descubrir si estos métodos, o si medicamentos en fase de experimentación como ZMapp, pueden verdaderamente ser de ayuda. Pero no deberíamos depender por completo de nuevos tratamientos. Para la mayoría de la gente, llegarán demasiado tarde en esta epidemia. Pero si ayudan, deberían estar disponibles para el próximo brote.

También están empezando a probarse dos vacunas. Se tardará un poco, por supuesto, pero ¿podría ser que pudiera detenerse la epidemia sólo con una vacuna?

Espero que no sea éste el caso, pero ¿quién sabe? Tal vez.

Durante el primer brote en Zaire, un hospital de higiene deficiente fue responsable de extender la enfermedad. Hoy está pasando casi lo mismo. ¿Tenía razón Louis Pasteur cuando afirmaba: «Son los microbios los que tendrán la última palabra»?

Por supuesto, nos queda un largo camino hasta poder cantar victoria sobre la bacteria y los virus. El VIH sigue todavía con nosotros; sólo en Londres, cinco varones gays se contagian todos los días. Un número cada vez mayor de bacterias se está volviendo resistente a los antibióticos. Y todavía puedo ver a los pacientes de ébola de Yambuku, cómo murieron en sus cabañas y no pudimos hacer nada por ellos salvo dejarles morir. En principio, hoy la cosa sigue estando igual. Y eso es muy deprimente. Pero también me proporciona una sólida motivación para hacer algo. Yo amo la vida, y por eso hago todo lo que puedo para convencer a los poderosos de este mundo de que envíen de una vez ayuda suficiente a África Occidental... ¡Ya!



  Peter Piot (1949), uno de los más importantes microbiólogos actuales especializado en el estudio del ébola y el SIDA, es director de la London School of Hygiene and Tropical Medicine y profesor de salud global. Estudió medicina en la Universidad de Gante y trabajó en el Instituto de Medicina Tropical de Amberes. Entre otros cargos importantes, ha desempeñado el de subsecretario general de las Naciones Unidas, subdirector del Programa Global sobre SIDA de la Organización Mundial de la Salud, director ejecutivo fundador de UNAids y presidente de la International Aids Society.

8 comentarios:

Piedra dijo...

Mentiras y más mentiras, buscad información alternativa (Científica) y comprobad que todo esto es basura.

Saludos.

KRATES dijo...

«La Casa Blanca emitió hoy un comunicado para informar a la población acerca de los riegos mínimos de contagio del virus del ébola...»
(La Vanguardia, 17/10/2014)

http://www.lavanguardia.com/vida/20141017/54418019208/casa-blanca-informa-a-la-poblacion-de-riesgos-minimos-de-contagio-del-ebola.html

«No es como un catarro o la influenza. Por ese desconocimiento entonces surge la llamada epidemia de pánico. Sí; y no hay por qué entrar en pánico. La epidemia sí existe en África, pero en el oeste del continente y solo en Ginea, Liberia, Sierra Leona y Nigeria. Pero no hay una epidemia en el mundo, sólo casos esporádicos, todos exportados de África...»
(El Universal, 17/10/2014)

http://www.eluniversal.com.mx/ciencia/2014/no-epidemia-ebola-96032.html

«Rajoy: 'El problema del ébola está encauzado'»
(El Mundo, 15/10/2014)

http://www.elmundo.es/espana/2014/10/15/543e2117e2704e083e8b456d.html

«Este ‘gusano’ microscópico ha causado la muerte a las más de 4.500 personas que han fallecido este año por ébola...»
(Agencia SINC, 18/10/2014)

http://www.agenciasinc.es/Reportajes/En-las-entranas-del-virus-del-Ebola

«La cadena CNN ha desatado una tormenta de críticas en la Red después de publicar en su cuenta de Twitter una foto de humor dudoso para satirizar el pánico que sacude al pueblo estadounidense ante la posible propagación del ébola...»
(Russia Today, 18/10/2014)

http://actualidad.rt.com/sociedad/view/143905-cnn-burla-panico-ebola

«El número de muertos por el ébola supera las 4.500 personas»
(EFE, 17/10/2014)

http://www.efe.com/efe/noticias/america/sociedad/numero-muertos-por-ebola-supera-las-500-personas/2/13/2441558

Piedra dijo...

Los medios de propaganda del sistema no son información científica, son opiniones y no de profesionales en esa materia.
La información científica es la que surge del método científico estando abalada por pruebas.

El virus del ébola no existe, existen fiebres hemorragias y siempre han existido, no hay más muertes por fiebre hemorrágica que otros años, solo que a algunos de los enfermos se les hace un test y se les diagnostica esto para justificar llevar soldados y "ayuda humanitaria", es decir establecerse en sus tierras de forma indefinida para poder robarles.
Muere mucha más gente en España por gripe en un año que en todo el mundo por "ébola" desde que se inventó.
En España hay un posible caso y todos los medios lo siguen, sin embargo mueren 10 personas de legionella y nadie se preocupa...

http://putinreloaded.wordpress.com/2014/08/21/eso-que-llaman-ebolavirus-es-infeccioso-si-o-no/

KRATES dijo...

¿Qué el virus del ébola no existe?

«El Ébola es un virus que produce fiebres hemorrágicas. Pertenece a la familia de los Filovirus del orden Mononegavirales, del grupo V de la clasificación de Baltimore, con genoma ARN monocatenario de sentido negativo. Son virus filamentosos muy largos, de hasta 14 micras de longitud, con una cápside proteica de estructura helicoidal y rodeados de una envoltura...»
(Investigación y Ciencia, 03/08/2014)

«El virus Ébola no está adaptado al ser humano, es un virus de animales. Y en humanos la mortalidad ya hemos visto que es muy alta. En ese sentido podemos decir que es un patógeno “poco evolucionado”. Puede infectar al hombre, se transmite por contacto muy estrecho y enseguida acaba con su víctima, por lo que la cadena de transmisión del virus acaba pronto y los brotes son puntuales y esporádicos. Los brotes por Ébola siempre son pocos en número, pero muy intensos y mortales...»
(NAUKAS, 08/07/2014)

«Este 'gusano' microscópico ha causado la muerte a las más de 4.500 personas que han fallecido este año por ébola. Puede alcanzar 1.400 nanómetros de longitud, en su interior oculta una hélice de ARN y su membrana está fabricada con material robado a la célula que infecta...»
<(Agencia SINC, 18/10/2014)

«Sin duda, el nuevo y terrible brote epidémico de virus Ébola en África del Oeste está atrayendo la atención de todo el mundo. No es para menos. Uno siempre se sorprende cuando aparece un violento brote epidémico de un virus que, no obstante, siempre estaba allí sin causar especiales problemas, hasta que un día...»
(Cienciaes.com)

¡Pues, parece que sí existe!

Piedra dijo...

Ahora busca información sobre que produce la fiebre hemorragica ¡oh, es lo mismo! ¿entonces que distingue el ébola de la fiebre?, el test no específico ¿y a quien se hace? a africanos de determinado país, con los mismos síntomas que ciudadanos de otros países, Los mismos síntomas, pero solo a estos se les llama ébola.
Mira el enlace que te puse y verás a que llaman "virus" por cierto, ese virus está en todos los seres humanos, forma parte de nuestro ADN, curioso...


muy significativo esto que pones:

«Sin duda, el nuevo y terrible brote epidémico de virus Ébola en África del Oeste está atrayendo la atención de todo el mundo. No es para menos. Uno siempre se sorprende cuando aparece un violento brote epidémico de un virus que, no obstante, siempre estaba allí sin causar especiales problemas, hasta que un día...»

-Ni es nuevo, ni es terrible. El que esté atrayendo la atención es mérito de los medios de desinformación y propaganda, y el que hasta ahora "no hubiese causado problemas" es porque los telediarios no le hacían ni puto caso, o porque más bien, no se hacían test para catalogar (erróneamente) a la fiebre hemorrágica como específicamente ébola.

Saludos.

KRATES dijo...

Los virus son trocitos de ADN o de ARN (nunca ambos a la vez) envueltos en proteínas. Forman parte de los ecosistemas, y hasta han intervenido en la evolución. Una parte de nuestro genoma es de origen vírico. Se los ha tratado como los 'malos de la película', pero ejercen un papel importante en la vida de este planeta. Están ahí, y por motivos todavía desconocidos, algunos se hacen patógenos y hasta letales.

http://www.agenciasinc.es/Opinion/Virus-evolucion-y-epidemias

http://cienciaes.com/ciertaciencia/2013/10/30/virus/

El análisis que me pones de un experimento del año 1999, muestra sus errores, pero no es suficiente como para negar la existencia de tal virus.

Virus que está clasificado en entre los virus ARN del Grupo V:

http://es.wikipedia.org/wiki/Virus_ARN_monocatenario_negativo

http://es.wikipedia.org/wiki/Ebolavirus

Y cuyas consecuencias en el cuerpo humano infectado es un tipo de las llamadas fiebres hemorrágicas víricas:

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001339.htm

http://www.who.int/topics/haemorrhagic_fevers_viral/es/

Llámalo ébola o llámalo fiebre hemorrágica, pero hay un epidemia en África Occidental que se ha dejado extender por ser negros sus víctimas. Y no hay medicamentos, porque no se ha investigado ya que es cosa de pobres y éstos no pueden pagarlos, como antaño dijo, en su momento, un directivo de la BAYER...

http://www.publico.es/497449/bayer-no-produce-medicamentos-para-pobres

Piedra dijo...

Hay una epidemia en áfrica porque mantenemos la miseria para robarles y no tienen comida ni agua potable, solo lo imprescindible para que una parte de la población viva de nuestra caridad.
Los virus se vuelven letales cuando el medio (el cuerpo), pierde su equilibrio natural, entonces se enferma.
En las tribus aisladas de áfrica no hay estos problemas, en las comunidades que se obliga a vivir hacinados, desnutridos y en constante tensión por guerras y miseria, es algo inevitable.
Si investigas un poco sobre la evolución de las enfermedades en occidente, descubrirás que no son los avances médicos los que las han reducido, sino el acceso al agua potable y mejora de las condiciones higiénicas, como el alcantarillado o la recogida de basura.
El discurso oficialista es que es mérito de la industria (que no es otra cosa) médica, pero es fácil desmentirlo e incluso comprobar que los médicos han causado más daño que cura.
Algo que no encontrarás en ningún periódico es la cantidad de muertos por iatrogenia, que se estiman en tres veces más que los provocados por accidentes de coche.

Saludos.

KRATES dijo...

Falta de higiene y medicinas, ese es el problema que tienen. O sea, pobreza.