miércoles, 17 de noviembre de 2010

Lucía Sánchez Saornil, anarcofeminista y artista de vanguardia

Lucía Sánchez Saornil (Madrid, 1895-Valencia, 1970), poetisa, anarquista, feminista y lesbiana, fue pionera de las primeras vanguardias poéticas en España si bien su faceta literaria apenas se conoce en comparación con su papel como activista del movimiento feminista. Utilizando un pseudónimo masculino, Luciano San Saor, sus poemas aparecieron en las más significativas revistas ultraístas, tales como Cervantes, Ultra, Tableros o Plural. Durante esa época se codeó con la flor y nata de la nueva literatura, Guillermo de Torre (quizá el más reconocido representante del ultraísmo), Jorge Luis Borges, Pedro Garfias, César A. Comet, etc. Por otra parte estaba su faceta de militante de la CNT dentro de Telefónica donde trabajaba de telefonista. Durante la II República Lucía se volcó en escribir en la prensa libertaria (Tierra y Libertad, La Revista Blanca, Solidaridad Obrera) concentrándose en denunciar la situación de la mujer en la época. En 1936 fundó Mujeres Libres junto con Amparo Poch y Rosa Comaposada. Con el tiempo se fue alejando de la militancia anarquista y orientándose hacia el feminismo sensu stricto. El poema que hemos seleccionado, Cuatro Vientos, es un audaz texto inspirado en el conocido aeródromo madrileño, texto en el que se puede apreciar ese gusto por la modernidad y los avances tecnológicos de raíz futurista cultivado por el ultraísmo. Lucía Sánchez Saornil fue, al menos durante cierta etapa de su vida, el más vivo ejemplo de cómo la vanguardia poética y la ideológica pueden –y deben- ir de la mano.


Lucía Sánchez Saornil, hacia 1933



CUATRO VIENTOS
(Un poema ultraísta de Lucía Sánchez Saornil)


Mi balcón:
rosa de cristal frente al ocaso.
En el río del horizonte
naufraga Cuatro Vientos,
nido de águilas de acero,
de alas inmóviles
y vientres sonoros.
Tarde de Domingo,
cuando se ahoga el sol en el río fantástico.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
rondel de gaviotas,
sobre un mar lejano.
En la costa ilusoria
hay un faro:
la torre radiotelegráfica.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
que se elevan, se persiguen y se abaten,
sobre las lejanas olas imaginarias.
Tornan a alzarse
triunfales, como cóndores altivos,
trepidan los vientres locos
en una embriaguez de energía,
canto bárbaro de las fuerzas domeñadas.
Un pájaro soberbio
rasga el cristal del poniente
en un vuelo al sol.
Y de pronto
aletea... gira y cae.
Temblamos,
como si la tierra se hubiera removido
en una sacudida sísmica.
Un pájaro yace inerte y roto:
sobre la tierra,
cara al sol,
el corazón del pájaro muerto
de una estrella caída y opaca.
El río del horizonte,
que se había teñido de sangre,
se desbordó por los cielos.


Extraído de la revista poética Antares nº 7




"L'aeroporto abbranca l'aeroplano" por Olga Biglieri

alias "Barbara"

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