lunes, 24 de julio de 2017

El incendio de Doñana ha afectado a más de 70 especies de aves y a alrededor de 40 de flora amenazada


Según datos de SEO/BirdLife, la pérdida de biodiversidad generada por el incendio ha afectado a todos los grupos faunísticos terrestres presentes en Doñana, incluyendo a los 38 mamíferos característicos del espacio. Entre las especies afectadas está la Linaria tursica, una planta endémica que, de no recuperarse, podría ver amenazada su supervivencia ya que más del 50% de sus localidades mundiales se encontraban en la zona incendiada. La ONG ha elaborado un informe que recoge las especies y habitats más afectados, así como recomendaciones sobre las actuaciones que se deben llevar a cabo para garantizar que Doñana recupere sus valores.

SEO/BirdLife

El último incendio en Doñana, del que hoy se cumple un mes, ha afectado a 70 especies de aves, a la mayor parte de los 38 mamíferos característicos del espacio y a alrededor de 40 especies de plantas amenazadas o de interés. Además de especies tan conocidas y amenazadas como el lince ibérico y el águila imperial ibérica, las llamas impactaron seriamente en otras como la Linaria tursica, una pequeña planta endémica que ha perdido más del 50% de su población por el fuego y que, de no recuperarse, se encaminaría hacia la extinción. Son algunas de las conclusiones del informe Doñana, un mes después de las llamas, elaborado por técnicos de SEO/BirdLife.

El análisis de la organización estima que la recuperación total de la zona es posible a largo plazo, siempre y cuando se actúe con absoluto respeto al espacio y se limiten todas las amenazas a las que está expuesta Doñana. Según los datos oficiales facilitados por el Plan Infoca, el incendio forestal ha afectado a una superficie de 8.486 hectáreas de arbolado y matorral, de un perímetro total de 10.900 hectáreas, quedando 2.414 hectáreas de superficie forestal intacta a modo de «islas verdes» en el interior del área calcinada. Es, por tanto, el mayor incendio en España en lo que llevamos de 2017.

El impacto inmediato es la pérdida de biodiversidad y, posteriormente, el riesgo de erosión por quedar el suelo casi desnudo. «Afortunadamente no se ha quemado todo y las diásporas de subpoblaciones cercanas pueden hacer que se recolonicen las zonas incendiadas» afirma Carlos Davila, responsable de la oficina técnica de Doñana de SEO/BirdLife.

Según los censos de la organización, más de 70 especies de aves se han visto afectadas por el incendio, entre las que destacan por su abundancia, las paseriformes como el jilguero, el verdecillo, el verderón, el pinzón, el carbonero, la curruca cabecinegra, el herrerillo o el rabilargo, entre otras. Además, la zona quemada era área de reproducción y campeo para un amplio número de aves rapaces nocturnas y diurnas, entre las que se encuentran especies gravemente amenazadas como el águila imperial ibérica, el milano real, la culebrera europea o el águila calzada.

Según Pablo Hidalgo, profesor de Botánica de la Universidad de Huelva, «alrededor de 40 especies de flora amenazada se localizan en la zona incendiada, incluyendo la Linaria tursica, una planta endémica que se ha visto muy gravemente afectada, estimándose que más del 50% de sus localidades mundiales se encontraban en la zona incendiada».

Respecto a los hábitats recogidos en los anexos de la Directiva de Hábitats (Directiva 92/43/CEE), en un análisis preliminar se comprueba que se han visto afectados 16 tipos de interés comunitario del Anexo I, tres de ellos prioritarios (Anexo II): estanques temporales mediterráneos, dunas fijas descalcificadas atlánticas y brezales húmedos atlánticos.

En las zonas afectadas se encuentran representados gran parte de los 38 mamíferos característicos de Doñana, como el tejón, el jabalí, el zorro, el meloncillo, la gineta o el erizo, así como roedores y lagomorfos, incluyendo también la presencia regular del amenazado lince ibérico. Además, reptiles y anfibios como el camaleón, la lagartija colirroja, el tritón ibérico o la ranita meridional, están entre los animales más afectados por su limitada capacidad de desplazamiento.

Tiempo de recuperación

El fuego es un proceso natural muy antiguo y un gran número de especies vegetales y animales del área mediterránea han desarrollado características especiales que les permiten sobrevivir bajo sus efectos. Por ejemplo, el alcornoque puede regenerarse desde la copa y las jaras producen semillas que solo germinan ante las altas temperaturas que produce el fuego.

«En el caso de las aves, un área quemada prácticamente nunca permanece completamente vacía. Previsiblemente, las primeras especies en recolonizar serán aquellas que utilizan zonas despejadas, como los aláudidos, currucas, collalbas, tarabillas, chotacabras, abejarucos y algunas rapaces. Algunas de estas especies pertenecen al grupo de las aves más amenazadas de Europa, como la curruca rabilarga, totovía o cogujada montesina», apunta Carlos Davila.

Medidas de restauración y pasos futuros

El informe elaborado por SEO/BirdLife indica que las medidas de restauración deberían incluir la reducción o eliminación de las principales amenazas que afectan a los hábitats de interés comunitario de Doñana. Entre otras, la sobreexplotación del acuífero, los cambios ilegales del uso del suelo, las explotaciones forestales, el exceso de carga ganadera, el turismo masificado estacional y la proliferación de especies oportunistas. Asimismo, es necesario anticipar los efectos del cambio climático, que conllevará una mayor recurrencia de los incendios forestales.

La ONG ambiental estima necesario actuar antes de la llegada de las lluvias de otoño para minimizar el efecto de lavado y pérdida de suelo, y del banco de semillas, en las zonas de mayor pendiente de los médanos del Asperillo (paleodunas), mediante el uso de barreras. Asimismo, es preciso eliminar los árboles muertos que puedan significar un peligro para la seguridad de las personas y de gran parte de la madera quemada para disminuir el riesgo de plagas. No toda la madera debe ser retirada ya que su presencia favorece la recolonización por la fauna.

Gran parte de la regeneración del área se realizará de forma natural, mediante la germinación del banco de semillas de las especies pirofíticas y el rebrote característico de muchas especies adaptadas a los incendios. «Es importante proteger las lagunas temporales afectadas mediante vallados perimetrales que impidan que la acción de los herbívoros dificulte la restauración natural de un hábitat especialmente frágil», apostilla Davila.

Puntualmente, se puede reforzar el trabajo de la naturaleza con la liberación de semillas o frutos, o plantar algunos individuos. «Con estas actuaciones, que son fácilmente ejecutables con voluntariado y con germoplasma del banco o del Jardín Botánico de Dunas del Odiel, se podría acelerar y reconducir la restauración. Un ejemplo sería la siembra de enebros y sabinas», añade Davila.

Para realizar grandes acciones de restauración, es conveniente tener en cuenta que Doñana, originalmente, albergaba un bosque de alcornoques y acebuches sobre suelos arenosos costeros (Oleo sylvestris-Quercetum suberis). La posibilidad de recuperar ese entorno es real. Ocuparía una franja costera prácticamente continua en las provincias de Málaga, Cádiz y, con mayor extensión, en la de Huelva.

«Por ello, sería interesante que la restauración ecológica tras el fuego se hiciera mediante la siembra y reforzamiento de determinados elementos de ese bosque original como acebuches, lentiscos, palmitos o espinos negros o madroños, y cuando las condiciones de suelo y sombreado sean favorables, se podrían reforzar con plantones de alcornoque», sugiere Davila.

La masa forestal quemada se componía, principalmente, de pinares de repoblación, que en Doñana ha sustituido casi por completo al alcornocal mediterráneo original. El árbol, que predominaba en la zona, fue despareciendo debido a la deforestación, el cambio de usos del suelo, los incendios y la reforestación de especies alóctonas, como el pino. En la actualidad, está prácticamente ausente del entorno y los pocos alcornoques que quedan en Doñana están seriamente amenazados.



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