domingo, 8 de agosto de 2010

El emblema de la España negra

«La grandeza de una nación y su progreso moral
puede medirse por la manera de tratar a los animales.»


MOHANDAS K. GANDHI.


Toda Europa fue durante mucho tiempo un mundo sucio, cruel, oscuro y grosero, donde los animales humanos y no humanos eran maltratados sin ningún tipo de miramiento. Esa Europa negra dejó de serlo gracias al esfuerzo de racionalización de las ideas y suavización de las costumbres que fue la Ilustración. La España negra posterior es el resultado de la ausencia de Ilustración en nuestra historia. A partir del siglo XVII se inició lo que Ortega y Gasset llamó la tibetanización de España, es decir el aislamiento de nuestro país de los vientos ilustrados que soplaban en el resto de Europa. No sólo seguíamos haciendo filosofía escolástica ramplona, y no participábamos en la gran aventura de la ciencia moderna, sino que tampoco la nueva sensibilidad moral hacía mella entre nosotros. En esa España sumida en el oscurantismo y la chabacanería fue extendiéndose y estilizándose la variedad plebeya (a pie) de la tortura pública de los toros, hasta dar lugar a la actual corrida, con su ridícula cursilería, sus gestos amanerados y, sobre todo, su abyecta y anacrónica crueldad. Afortunadamente, y aunque sea con retraso, España ya se ha incorporado política y económicamente al carro europeo y empieza a hacer suyos los valores de la Ilustración. Sin embargo, la España negra todavía colea, y todavía encuentra intelectuales casticistas dispuestos a jalear lo más cutre y cruel de la tradición carpetovetónica en nombre de un nacionalismo trasnochado y hortera, defendido con chulería numantina frente a las críticas del resto del mundo, rechazadas como presuntos atentados a nuestro sacrosanto patrimonio étnico-cultural, aunque ya vimos que la crueldad con los toros no tiene nada de específicamente hispano, y sí mucho, de simplemente rancio, atrasado y anacrónico.

Muchos españoles estamos cansados de la permanente propaganda oficial de esta presunta fiesta nacional. A muchos nos molesta que se identifique al pueblo español con el hortera mundillo taurino, con su cursilería supersticiosa, su sensibilidad embotada y su retórica ramplona y achulada. Spain is different, pero no tanto. Un número enorme y creciente de españoles, ante el espectáculo taurino, sentimos asco, sonrojo, vergüenza, repugnancia estética e indignación moral. Como en 1998 escribía el catedrático de Historia económica Carlos Barciela: «Me parece un abuso intolerable que los aficionados a las corridas de toros sigan llamando a este espectáculo “fiesta nacional”. Somos millones de españoles que no nos identificamos, en manera alguna, con dicha “fiesta”. Sería de agradecer, de entrada, que fueran menos pretenciosos y que se limitaran a hablar exclusivamente en su nombre. Para muchísimos españoles (tal vez la mayoría) las corridas de toros son un espectáculo deplorable.»

Ya no hay quien pare la decadencia de la España negra, aunque el cerrar filas de los castizos en su defensa pueda frenar el proceso. Al final, tanto las corridas de toros regladas como las fiestas bestiales incontroladas serán prohibidas, los televisores hispanos dejarán de chorrear sangre, las plazas de toros serán derribadas (excepto las que tengan algún interés artístico, como la de Ronda o La Maestranza de Sevilla), las dehesas ganaderas serán convertidas en parques naturales y los picadores, toreros y demás ralea recibirán una beca para que aprendan un oficio con el que ganarse la vida honradamente. Cuanto antes llegue ese día, tanto mejor.


2 comentarios:

Néstor Dulce dijo...

Te felicito por el blog. Te invito a conocer el mío q es de humor nacional y popular
Si te agrada, podemos hacernos seguidores mutuos y compartie el blogrolls Oyarbide y Macri se agarraron a trompadas en un cuadrilàtero de la calle Castañon. Los guantes de boxeo fueron los mismos que Guillermo Moreno mostrò en la Asamblea de Papel Prensa. ¿El juez habrá conseguido "derrumbar" del todo y "dejar en la lona a Macri"

14 de agosto de 2010 20:20

El Aullido dijo...

¡Bienvenido seas!

Pero, no entiendo que me quieres decir.