jueves, 1 de diciembre de 2011

Un acto de honestidad y coherencia digno de admiración

El pasado lunes se entregaban en Barcelona las Medallas de Honor de la Ciudad. Entre las premiadas estaba Maruja Ruiz, en reconocimiento a su medio siglo de compromiso con el movimiento vecinal. Maruja Ruiz acudió a la entrega, pero no la aceptó «de un Gobierno que nos está recortando por lo que yo he estado luchando». Ella misma nos cuenta los motivos y lo que sintió al hacerlo.




Carta de renuncia de Maruja
a la Medalla de Honor de Barcelona


Nuestra vecina Maruja Ruiz renunció el pasado 28 de noviembre a la concesión de la Medalla de Honor de Barcelona. Reproducimos la carta que ha redactado explicando sus motivos:


Motivos de un rechazo

Antes que nada y por encima de todo quiero agradecer a la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos y Entidades de Nou Barris la atención hacia mi persona al proponerme como acreedora del reconocimiento del que he sido objeto. Así como al Consell del Districte de Nou Barris que tuvo a bien el confirmar dicha propuesta y designarme para recibir la Medalla de Honor de Barcelona, algo de lo que realmente me siento orgullosa por su significado.

Pero al mismo tiempo y siendo fiel a mi condición de mujer trabajadora en su día, pensionista ahora, luchadora social y con convicción de pensamiento comunista, no puedo aceptar y no acepto la citada medalla, dado que por encima de su significado, creo que quien la otorga es partícipe de la clase política que nos gobierna tanto a nivel nacional, como autonómico y municipal.

Gobernantes que, ejerciendo una política neoliberal, están ejecutando recortes incomprensibles en áreas tan importantes y necesarias para el bienestar social como la salud y la enseñanza pública, las pensiones y equipamientos sociales.

Por todo ello y en solidaridad con todas aquellas personas que padecen estos recortes, no puedo ni debo aceptar dicha distinción y sí continuar con mi compromiso de seguir ejerciendo la labor que precisamente se me ha reconocido para otorgármela, y no es otra que luchar, denunciar, trabajar en el barrio y donde fuese necesario para conseguir que esta política de recortes que se está llevando a cabo por todas las instituciones, no siga adelante.

Alguien dijo en cierta ocasión que «el mejor premio y reconocimiento que una persona podía obtener es el de su propia conciencia».

Yo me quedo con ese premio y reconocimiento, el de mi conciencia.

Barcelona, 28 de noviembre de 2011

Maruja Ruiz Martos

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