sábado, 12 de enero de 2013

La política de Merkel también perjudica a los alemanes


Caben pocas dudas de que Alemania ha sido la gran beneficiaria de la moneda única. Desde la entrada en vigor del euro la industria alemana ha duplicado sus exportaciones. La imposibilidad de modificar el tipo de cambio ha posibilitado que el país germánico acumule un fuerte excedente en la balanza de pagos, que se corresponde con un elevado déficit en la mayoría de los países de la Eurozona. Entre 2004 y 2011 la producción de automóviles franceses e italianos cayó un 30%, mientras la de los alemanes aumentaba un 22%. Por otra parte, la llamada crisis de la deuda está permitiendo que el país germánico se financie a coste cero o incluso negativo al tiempo que otros países de la Eurozona están pagando un precio desorbitado por financiarse. La renta per cápita alemana ha invertido la tendencia y lejos de perder posiciones frente a la media europea, tal como ocurría con anterioridad al euro, las gana. 

Pero nos equivocaríamos si creyésemos que el euro ha beneficiado a todos los alemanes. Es posible que la situación de los trabajadores alemanes sea mejor que la de los italianos, españoles, portugueses y, desde luego, que la de los griegos, pero ellos también están siendo víctimas de la Unión Monetaria y de la depredadora política instrumentada por Merkel, continuadora en parte de la que aplicó el gobierno socialdemócrata de Schröder. En el cuarto informe sobre pobreza y riqueza del gobierno federal -que se acaba de publicar y que, por cierto, Merkel ha intentado maquillar- aparece bien claro cómo se incrementan las diferencias económicas en ese país. Así, el 10% de los hogares con mayor riqueza reúne más de la mitad del patrimonio, porcentaje que no ha dejado de crecer en los últimos años. El informe señala además que si bien los salarios más altos han experimentado una evolución positiva, el 40% de los trabajadores a tiempo completo, situados en la parte inferior de la escala, han tenido pérdidas en su poder adquisitivo. El índice de pobreza se incrementa de año en año. Según el Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), la cuota de pobreza ha pasado del 12% en 1999 al 17,4% en 2005.

Desde la reunificación, la economía alemana ha crecido alrededor de un 30%, pero el resultado no ha sido una prosperidad general, sino un enorme incremento de la desigualdad. A partir de 1990 los impuestos a los más ricos han bajado un 10% y la imposición fiscal a la clase media ha subido un 13%; los salarios reales se redujeron un 0,9% y las rentas de capital y de las empresas crecieron un 36%. En esa dinámica ha sido fundamental la agenda 2010 aprobada en 2003 por Schröder y de cuyos efectos se está beneficiando ahora el Gobierno de Merkel. Schröder privatizó el sistema de pensiones, aumentó la edad de jubilación y flexibilizó el mercado laboral creando un segundo mercado de carácter precario y mal pagado al lado del habitual. Todas estas medidas han sido presentadas como generadoras de empleo, cuando la realidad es que se ha repartido el mismo trabajo entre más personas al convertir empleos a tiempo completo en empleos a tiempo parcial, tal como demuestra el hecho de que el número de horas totales trabajadas apenas haya cambiado desde 1991 pese a la reducción del paro. El aumento del empleo registrado en los últimos años, que se vende como un “milagro”, se concentra sobre todo en el segmento del trabajo precario. Este sector, que en 1995 utilizaba al 15% de los trabajadores, emplea hoy al 25%, y se ha expandido tres veces más rápido que el sector tradicional.

Los llamados minijobs, tan admirados por los políticos españoles, no son más que paro encubierto. Siete millones de trabajadores alemanes cobran como máximo 400 euros mensuales por trabajo a tiempo parcial que, tal como se distribuye la jornada, ocupa la casi totalidad del día. El Gobierno y la Patronal hablan de entrada al mercado de trabajo, pero en realidad en muchos casos constituyen empleos a tiempo completo, ya que los empresarios pagan las horas extraordinarias en negro y evitan así las cotizaciones sociales. Las cotizaciones de los minijobs a los fondos públicos de pensiones solo les darán derecho a 3,11 euros al mes por año trabajado, con lo que en el momento de la jubilación, tras 45 años de trabajo, cobrarán pensiones que en valor actual no sobrepasarán los 200 euros mensuales.

La política de Merkel, continuadora en el fondo de la de Schröder, es la de empobrecer al vecino, arruinando al mismo tiempo a gran parte de su clase trabajadora. Contando con la inmovilidad del tipo de cambio, utiliza el dumping laboral y social. El supuesto milagro alemán se fundamenta en potenciar las exportaciones y el superávit en la balanza de pagos prescindiendo de la demanda interna. Su contrapartida forzosamente tiene que ser el déficit exterior de los otros países. Ahí se encuentra, sin embargo, la contradicción del discurso de la canciller cuando pretende imponer a los otros Estados la misma política aplicada en su país; de tener éxito, Alemania perdería su ventaja comparativa.

Los únicos beneficiarios de la Unión Monetaria y de la política seguida por Merkel y las instituciones europeas están siendo las grandes empresas y el capital, especialmente los bancos y dentro de ellos los alemanes. Entre 2008 y 2009, Alemania invirtió 480.000 millones de euros de los contribuyentes en sus bancos para paliar el enorme desastre que estos habían creado con el capital especulativo proveniente del excedente exterior alemán. Las cantidades ingentes de recursos prestadas como rescate a los países del Sur han servido para salvar las pifias cometidas por sus entidades financieras, pero también para rescatar al mismo tiempo a los bancos alemanes que eran los principales prestatarios de aquellas.

Merkel está ocultando su política depredadora hacia las clases bajas alemanas y la enorme injusticia de dedicar tanto dinero público a salvar a los bancos de su propia avaricia e incompetencia con el mantra de que la responsabilidad de la crisis radica en la prodigalidad y despilfarro de los países del Sur, lo que es totalmente falso. Una vez más, el nacionalismo alemán -igual que el catalán- se utiliza para engañar a la población desviando la atención del auténtico problema. La Unión Monetaria está generando una considerable divergencia económica entre los países del Norte y los del Sur, pero sobre todo está incrementando sustancialmente la desigualdad entre las clases sociales, bien sean de uno o de otro país, incluso cuando este país se llama Alemania.

3 comentarios:

Perico dijo...

Estamos de acuerdo. Pero vente para Alemania Pepe... Una cosa es el capitalismo alemán y otra muy diferente la corrupción española. Alemania teniendo el doble de población que España posee 250´000 políticos. España con la mitad de población posee 500´000 políticos.....Con lo cual, hablando políticamente, en España sobran la mitad de la mitad.........

Alemania es un país capitalista. Pero es que España es un país corrompido gobernado por corruptos............VENTE PARA ALEMANIA, PEPE.......

Perico dijo...

Un año de la muerte de Fraga, que yo pensaba que nunca existió sino que fue una mala pesadilla, y le ponen un busto.......!Vente para Alemania Pepe!.....

Perico dijo...

Y con respecto a esta señora puedo decir. Que en España con la igualdad de derecho, en política, han demostrado ser tan inútiles las mujeres como el hombre.....Y no digo más porque puedo ser tachado como machista................ Políticamente hablando, esta señora y su equipo han librado a Alemania de la crisis (corrupción).....Vente para Alemania Pepe.........