Antonio Gala
A las autoridades suele ocurrírseles ponerse muy estrictas en los peores momentos. Las arbitrariedades que se toleran en los buenos son repugnantes en los más malos. Si el derecho a la queja se prohibe, acabará corriendo sangre. Esta primavera se presenta con los peores augurios. No es cuestión de darles en la cabeza con los códigos, a menos que los códigos se esgriman sobre las cabezas más altas. Que no sólo ellas tengan facilidades para irse a sobrevivir a otros países, donde quizá coincidan con sus dineros, llegados hace tiempo. No hay nada, ninguna injusticia, que hiera tanto como la discriminación interesada. Cuidado con las palabras y los gestos: en estas circunstancias, cualquier expresión que se tomase a broma en otra hora, en ésta condena al escrache o a la sublevación. Somos, lo queramos o no, un mismo rebaño, hablemos en catalán, gallego, vasco o andaluz. No es este el momento para gastar bromas pesadas. No pido tanto como entrega y solidaridad; me contentaría con una simple buena educación. Yo la tuve. Pero la perdí en medio de este entorno atroz: estoy por los escraches.
EL MUNDO
Sábado, 20 de abril de 2013.
'Reacciones fachas al escrache' de Manel Fontdevilla. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario