Vicenç Navarro
La agresividad de los medios contra Chávez fue una constante durante su mandato, llegando a casos extremos, como en el caso de El País, incompatibles con un rotativo que se presenta como narrador objetivo y equilibrado de la realidad internacional. En su cobertura de la realidad venezolana se aprecia con toda claridad que su vocación no ha sido la informativa sino la propagandística, alcanzando niveles panfletarios.
Un ejemplo de ello fue la falsa fotografía del Presidente Chávez entubado, digna de la prensa amarilla, ultrasensacionalista, encaminada a transmitir la noticia, por lo visto muy deseada por aquel rotativo, de que el Presidente Chávez se estaba muriendo. De esto hace ya varios meses. La expresión tan burda y vulgar de tal deseo deshonraba a este rotativo y le hacía perder su credibilidad, que ya es, en su cobertura de la realidad venezolana, muy limitada. Dicha fotografía, además de transmitir la imagen de que el Presidente Chávez se está muriendo, refleja una imagen que hubiera debido generar varias reflexiones.
La primera es que lo más grave de aquella fotografía no era que fuera falsa. El Sr. Chávez había sido operado y, por lo tanto, había estado en situaciones semejantes a la que aparece en la fotografía. Aunque la fotografía publicada es falsa, podría haber sido real. Entonces, la pregunta es ¿por qué la publicaron? Además del mensaje que se intentó transmitir (mostrando que tal figura política estaba agonizando), se quería subrayar que ello estaba ocurriendo en aquel momento. La fotografía podría haber sido real, pero el mensaje habría sido falso, pues se intenta subrayar lo inmediato de su muerte (deseada). Y ésta es la gran falsedad. Manipular imágenes para llegar a una determinada conclusión.
El País ha estado constantemente manipulando la información sobre Venezuela, falseando la realidad diariamente. En un acto de militancia, digna de mejor causa, dicho diario ha estado dando noticias que no corresponden a aquella realidad. Dos columnistas clave han sido Moisés Naím y Mario Vargas Llosa. El primero tiene un historial poco conocido en España. Fue ministro de un gobierno venezolano que durante su mandato asesinó a más de 3.000 personas que protestaron por las políticas de austeridad y recorte impuestas por tal gobierno, políticas diseñadas en parte por este personaje que se presenta como defensor de los derechos humanos en Venezuela. Como parte de su militancia, el Sr. Moisés Naím ha estado desinformando, presentando datos (nunca haciendo referencia a fuentes creíbles), señalando, por ejemplo, que el déficit público es un 20% del PIB (cuando en realidad es un 7%), o que la deuda pública es elevadísima (cuando en realidad es un 38% menor que la existente en la UE como promedio), o que la industria petrolífera ha colapsado (cuando está produciendo al nivel acordado por el grupo de países productores de petróleo, OPEC), y así un largo número de falsedades (ver mi artículo La demonización de Chávez). Algo igual ocurre con los reportajes del Sr. Mario Vargas Llosa, otro “gran defensor de los derechos humanos”, que nunca ha dicho nada crítico (al revés, ha sido laudatorio) del gobierno Uribe de Colombia, uno de los gobiernos responsables de más asesinatos políticos en aquel país.
Tal comportamiento de El País perjudica enormemente a la democracia española que necesita (para alcanzar el nivel de democracia que España merece) tener unos medios con unos estándares de rigor y objetividad que hoy no existen en su cobertura de la realidad venezolana. Se me dirá, con razón, que tal comportamiento no es único de El País. Y ello es cierto. La cobertura de aquélla realidad por parte de los mayores medios de información españoles es extremadamente manipuladora y propagandística en su misión. Es uno de los casos más claros del carácter profundamente conservador de los medios de información españoles, lo que los transforma más en medios de persuasión que de información.
Pero El País es el diario de mayor difusión en España y, aún cuando su línea editorial es claramente liberal (y neoliberal en las áreas económicas), tiene un prestigio merecido en muchas otras áreas por su seriedad y rigor. Por el bien de España y su democracia, todavía pobre en su calidad, El País debería interrumpir su labor militante y limitarse a informar. Y puesto que intenta inspirarse en The New York Times (que es menos desequilibrado en su cobertura de Venezuela que el El País) le sugeriría que sea mucho más diverso, publicando artículos favorables a Chávez al lado de los más negativos (que son la gran mayoría). A raíz de la muerte real de Chávez, The New York Times publicó un excelente artículo del ex presidente Lula, de Brasil, a tal figura venezolana, alabándole ¿Por qué El País no lo hizo también?
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