viernes, 16 de marzo de 2012

Esclavos felices

Por PEPE RODRÍGUEZ
(1989)

Los Testigos de Jehová es una de las sectas más conocidas, tanto por la cantidad de sus adeptos como por su peculiar proselitismo puerta a puerta.

Bajo la fachada de religión actúa el negocio editorial más importante del planeta. Un negocio que, naturalmente, ni existe oficialmente, ni trabajadores asalariados (con excepción de minúsculas plantillas que cubren, cuando es necesario, las apariencias legales), ni paga impuesto alguno.

Sin embargo, en realidad, los Testigos de Jehová disponen de modernísimos talleres de impresión en diversos países y producen millones de ejemplares de literatura que es vendida, en todo el mundo, por unos tres millones y medio de adeptos/vendedores1; obligados, por vía sacramental, a lo que la secta denomina «ministerio de campo» o «distribución del mensaje impreso», eso es, comunicar que el Reino de Dios va a ser instaurado de nuevo, dentro de poco, en la Tierra.

Sobre la fuerza que obliga a trabajar en el ministerio de campo, es indicativo este párrafo2: «La razón es que la voluntad de Dios es que se prediquen las buenas nuevas, y esta obra es una señal que identifica al cristiano verdadero (Mateo 28:19,20; Efesios 6:14,15; Revelación 22:17). Hoy día esta predicación de los Testigos de Jehová es una demostración pública de su lealtad al Reino de Dios y su deseo de ayudar a otras personas a adorar a Jehová (Isaías 2:2-4; Mateo 24:14).» Es incuestionable que, cuando uno ha abrazado la creencia de esta secta, su sumisión a Jehová le obligará indefectiblemente a aplicarse en la «distribución del mensaje impreso».

—Una vez que, a través del lavado de cerebro, te han adoctrinado —cuenta Antonio Sánchez3— tienes la obligación de ir a transmitir el mensaje por medio de la literatura, que es la predicación, y si no lo haces, además de que Dios te va a destruir en el día del juicio, que está aquí YA, sobre tu conciencia cae el no haber salvado unas vidas. Es por eso que no se cansan [los Testigos] de predicar y para ellos es lo primero, y si no tienes ganas de salir, sales sin ganas ya que si te quedas [en casa] tienes remordimientos y culpabilidad por no cumplir con el mandato de Dios.

Al ministerio de campo, en realidad pura y simple venta de literatura casa por casa, le dedica cada adepto un promedio anual de 229 horas (245 en España)4. No es demasiado, ciertamente, ¿pero qué editorial puede disponer de un total de 785,5 millones de horas dedicadas a la venta de sus productos, trabajadas sin costo alguno?

Cada año, la secta vende, «coloca» es la palabra usada por el grupo, a la sociedad no sectaria, a través de los publicadores, un promedio de 30 millones de libros y alrededor de 450 millones de revistas (a los que hay que añadir decenas de millones de folletos y tratados). En el balance mundial de la secta referido a 1986, se explicita la venta de 43.958.303 Biblias y libros (incremento del 23,6% sobre el año anterior) y 550.216.455 revistas (incremento del 3,7% sobre 1985).

La literatura que imprimen es de muy bajo costo debido a una serie de factores acumulables, como son las tiradas millonarias que hacen de cada ejemplar, la escasa calidad del papel que se utiliza, el hecho de que no se pagan derechos de autor a nadie y que la gran mayoría de los trabajadores que intervienen en el proceso lo hacen gratis o a cambio de la manutención o de salarios muy bajos y que, para resumir, cada trabajo se reedita varias veces en distintos formatos (artículo, libro, etc.) y, frecuentemente, se venden reimpresiones de textos, unos idénticos, otros apenas modificados y, algunos otros, con la sola diferencia de un discreto cambio en la estructura de capítulos y, por supuesto, en el color de las tapas y título del libro5.

Pero a pesar del objetivo no lucrativo que dicen perseguir, cada ejemplar de literatura se vende a un precio que supera en nueve o diez veces el coste de producción.

Pero es que los tres millones y medio de adeptos son ya de por sí los mejores clientes. Cada adepto está obligado a comprar un ejemplar de cada tipo de literatura impresa para cada miembro de su familia.

—La literatura —afirma Antonio Sánchez— tiene que pagarla antes de retirarla, no hay otra forma deponerla conseguir. En mi casa, para nuestro uso particular, eran cuatro ejemplares de cada, uno para cada uno de los dos hijos y el matrimonio, ya que cada persona debe tener un ejemplar para poder subrayar las respuestas acertadas cuando lo estudia. Y cuánto más salgas a predicar, además, más ejemplares debes retirar.

El adepto debe pagar toda la papelería burocrática que recibe para llevar sus cuentas de ventas y los informes sobre su labor de proselitismo, pagarse los gastos de los desplazamientos debidos a la venta de literatura, etcétera. Los adeptos pagan hasta por trabajar. Y la secta cobra por todo.

Al margen de esta inmensa fuente de ingresos, la secta recibe continuas donaciones en metálico (ser Testigo de Jehová, en España, puede representar un desembolso de cerca de 30.000 pesetas anuales por persona). Amén de que todos sus locales, cuya propiedad nominal pertenece a la central de la secta, son pagados por los adeptos adscritos a cada Salón del Reino. Es frecuente que las compras de los mismos se hagan mediante créditos concedidos por la propia secta, por lo que ésta, además de obtener una propiedad gratis, se beneficia de los intereses del capital. Otro tanto sucede con alquileres, seguros y todo tipo de gastos o costos.

Las donaciones son, por otra parte, fuertemente incrementadas mediante la coacción derivada del anuncio del inminente fin del mundo.

Las siguientes cifras, requeridas al incremento del porcentaje en el número de congregaciones, tomado en referencia a la cifra del año anterior, es bastante elocuente:

1962 - 1966 ……… 8,8% (promedio de estos años)
1967 - 1970 ……… 9,0% ( " " " " )
1971 - 1975 ……… 37,2% ( " " " " )
1976 - 1984 ……… 5,9% ( " " " " )

Este dato se comprende en su verdadera dimensión si sabemos que, a partir de 1967, los Testigos de Jehová empiezan a anunciar que el Milenio, el fin del mundo, llegará en el año 19756.

Estando en las puertas del fin, muchos adeptos, en todo el mundo, acabaron vendiendo propiedades y donando su dinero a la secta para, así, contribuir a la adquisición de nuevos Salones del Reino, el único lugar seguro, según ellos, para poder sobrevivir cuando llegue el día final.

«Se han oído informes de hermanos —publicó la secta en uno de sus artículos7— que han vendido sus casas y propiedades puesto que han planeado terminar el resto de sus días en este viejo sistema como precursores8. Ciertamente, es una excelente manera de usar el corto tiempo que queda antes del fin de este viejo mundo.»

Entre los que abandonaron todo, para esperar el fin, se encontró el futbolista inglés Peter Knowles, entonces uno de los mejores hombres del equipo de Wolverhampton.

—Renuncio desde ahora a todo lo material —dijo Knowles a los periodistas9—. Me dedicaré a la predicación puerta a puerta. Creemos que la terminación del mundo ocurrirá en 1975. He ahorrado lo suficiente para vivir hasta esa fecha.

El período de nueve años de expectativa hacia el 1975, no sólo incrementó notablemente el número de los adeptos y de los precursores, de los sectarios comprometidos encarnizadamente con el proselitismo y la venta de literatura, también hizo doblar, tal como se ve analizando sus Anuarios, la cantidad de libros y revistas vendidos (con respecto a idéntico período de los años anteriores al anuncio del fin).

Los adeptos/trabajadores, como en cualquier otra SD10, deben sentirse orgullosos por ser explotados. Así, por ejemplo, en el Anuario de 1977 (p. 23), ante un bajón detectado en las horas dedicadas a la venta de literatura, se lee que: «Todavía hay mucho trabajo que hacer en la actividad de predicar el Reino y se espera que en el nuevo año de servicio, con los arreglos para el servicio de precursor y con el aumento de aprecio por el privilegio del servicio del Reino, veremos más tiempo dedicado al servicio de Jehová en el campo [servicio de campo, venta de literatura].»

La secta de los Testigos de Jehová, manipulando los resortes clásicos que debilitan al ser humano, la angustia, la inseguridad (dolor del presente y miedo al futuro) y la necesidad de esperanza y/o transcendencia, la logrado montar una empresa que ingresa miles de millones de pesetas en todo el mundo.

Su estrategia, compartida por centenares de otras sectas (visiblemente menos afortunadas), se basa en trocear en miles de partículas la Biblia, un bestseller garantizado y carente de derechos de autor, mezclarlas en infinitas combinaciones, interpretarlas ampulosamente y adaptarlas a cualquier situación presente. Reducir todo ello a un lenguaje infantil e imprimirlo una y otra vez, millones de veces, es toda su estrategia de producción.

Convencer a seres angustiados de que sus productos editoriales son todo cuanto hace falta para salvarse (para ser feliz), es su estrategia de marketing. Hacerles comprar y vender salvación impresa es la lógica consecuencia de unos planes de comercialización acordes al objetivo de la empresa: expandir la inseguridad, para incrementar la venta de protección.

El poder de las sectas,
Cap. 5: «Canales de financiación de las sectas»,
(Empresas con esclavos felices).


NOTAS:

1. En el informe referido a 1988, los Testigos de Jehová dan la cifra de 3.430.926 publicadores (adeptos), presentes en 212 países. Para España, cifran el número de publicadores en 71.471. La Atalaya 110 (1), 1–1–1989, pp. 3-7.

2. Cfr. En «¿Cuánto difiere usted del mundo?». La Atalaya, 106 (7), 1–4–85, pp. 10-11.

3. En un informe personal dirigido a este autor en fechas 23-11-87. Este testimonio es común, en letra y música, al de decenas de ex sectarios con los que hemos tratado esta cuestión.

4. Según los datos del informe de 1988, en todo el mundo se han dedicado un total de 785.521.697 horas a predicar/vender [«más de dos veces la cantidad de horas de hace sólo 6 años», añade el informe]. Y, en España, se dedicaron 17.501.140 horas a lo mismo. Ello no obstante, la dedicación promedio de un adepto español, en cuanto a participar directamente en actividades «formativas» de la secta, es de unas 623 horas anuales.

5. Cfr. Carrera, A. (1976). En Los falsos manejos de los Testigos de Jehová, Bilbao, pp. 103-104, cita más de cuarenta títulos de libros editados por los Testigos de Jehová que han pasado por este proceso camaleónico.

6. El fin del mundo previsto para 1975, el quinto en su cuenta de predicciones apocalípticas, de modo claro y explícito, se anunció en, por ejemplo, Kingdom Ministry, marzo de 1968, p. 4; La Atalaya, 1–1-1969, p. 14; y ¡Despertad!, 8-4-1969, pp. 14-15 y 23.

7. Cfr. «How are you using your life?», Kingdom Ministry, mayo de 1974.

8. Precursor es una categoría dentro de la secta. Hay diferentes clases de precursores en función del tiempo que dediquen a ir predicando casa por casa. El precursor auxiliar tiene el «privilegio» —así se considera en la secta— de comprometerse a predicar 60 horas en un mes, a elegir; el precursor regular adquiere el compromiso firme de predicar 90 horas cada mes del año; y el precursor especial lo hace por 120 horas mensuales.

9. Cfr. As, 3-9-69.

10. Secta Destructiva.

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